Presentaron nuevo libro del investigador sobre la cultura de los aztecas
Mesoamérica es un capítulo insuprimible para la historia universal: León-Portilla
Su lugar no debe ya circunscribirse a los viajes y descubrimientos de los siglos XV y XVI
El volumen ''es una reivindicación del mundo prehispánico'', afirmó Matos Moctezuma
Ampliar la imagen El historiador Miguel Le�ortilla y el arque�o Eduardo Matos Moctezuma durante la presentaci�el libro del primero, Aztecas-mexicas. Desarrollo de una civilizaci�riginaria FOTO Carlos Cisneros Foto: Carlos Cisneros
Reivindicar en el contexto de la historia universal a la singular civilización mesoamericana mediante uno de sus últimos grandes ejemplos: la cultura de los aztecas, es uno de los objetivos del nuevo libro del historiador Miguel León-Portilla, presentado el martes en El Colegio Nacional.
Así, en abierta crítica a eurocentrismos y etnocentrismos, León-Portilla pone a Mesoamérica -y por inferencia también a la región andina en Perú-, al lado de las otras cuatro grandes ''civilizaciones originarias" que luego influyeron a otras culturas: Egipto, Mesopotamia y las de los valles de los ríos Indo y Amarillo.
Ello, pese a que las culturas del Viejo Mundo (Africa, Asia y Europa), florecieron muchos siglos antes que las dos grandes civilizaciones americanas y a que éstas no habían arribado a estadios técnicos como el manejo de la rueda o el procesamiento sistemático de los metales.
''Para la historia universal, Mesoamérica es un capítulo insuprimible. Es otra experiencia del ser humano", dijo León-Portilla durante la presentación de Aztecas-mexicas. Desarrollo de una civilización originaria (Algaba Ediciones), en el que escribe:
''Su lugar en la historia universal no puede ya circunscribirse a una anacrónica mención en el capítulo sobre los viajes y descubrimientos en los siglos XV y XVI.
''La civilización mesoamericana, aunque alejada en el tiempo y en el espacio de las altas culturas del Viejo Mundo, se sitúa por propio derecho al lado de ellas como el otro único caso de pueblos que, con múltiples limitaciones técnicas, desarrollaron auténticas formas de vida urbana, tuvieron un arte excepcional y conocieron los medios para preservar, en inscripciones y códices, el testimonio de su pasado de milenios."
El libro fue presentado por el autor y el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma mediante el formato de una amena conversación llena de anécdotas y desprovista de los ''dardos terribles" temidos al principio por el historiador.
Más bien, Matos planteó: ''El libro es una reivindicación del mundo prehispánico. Nos introduce en el tema de la civilización originaria y después desarrolla cómo ésta se fue dando en Mesoamérica, con el surgimiento de la agricultura hace por lo menos 5 mil años antes de nuestra era".
Luego vendrá, agregó, el surgimiento de ciudades y de un complejo entramado social, político, económico y religioso. ''Fue toda una forma de pensamiento y de manifestaciones muy propias que conformaron el mosaico que es Mesoamérica".
La cultura base
Toda una serie de hallazgos y descubrimientos, comentó Matos Moctezuma, ''sin la ayuda de nadie", como en Asia, Africa o Europa. La primera cultura mesoamericana civilizada, recordó, fue la olmeca, que desde 12 siglos antes de la era cristiana, en ciudades como La Venta y Tres Zapotes, sentó las bases de lo que vendría.
Del siguiente periodo, el clásico, mencionó a Teotihuacán, en el Altiplano Central, y Montealbán, en Oaxaca, así como la amplia zona maya: Tikal, Yaxchilán, Palenque, Copán, cuyas culturas descubrieron, ''antes que nadie", como recordó León-Portilla, el complejo concepto matemático del cero.
-Háblanos de los mayas y el cero -pidió el arqueólogo al historiador y lingüista.
-Los mayas son extraordinarios. El descubrimiento de un concepto de carencia de valor es fundamental en las matemáticas. Sabemos que ese concepto entró en Europa, a España, en el siglo XII o XIII, a través de los árabes, y de éstos había derivado de la India.
''Hay que reconocer una verdad. El concepto matemático del cero actual es bastante diferente del concepto maya, quienes con tres signos podían expresar cualquier cifra en su sistema vigesimal."
Y luego comentó sobre las facilidades del sistema maya para hacer operaciones aritméticas, en comparación con las dificultades del sistema de la Roma antigua, que utilizaba letras para referir números.
Después en el tiempo, en el posclásico mesoamericano, vendrían culturas como las de Cholula, Xochicalco y Tula, en el altiplano, y Chichén Itzá o Uxmal, en la región maya.
Esa fue la herencia de más de 2 mil años de la poderosa cultura azteca, con sus ciudades como México-Tenochtitlan y su extendida lengua, el náhuatl, recordó León-Portilla, quien en su nuevo libro escribe:
''En el ulterior reajuste, que inevitablemente se produjo, fue destino de los mexicas determinar más que nadie la postrera fisonomía que alcanzó a tener la civilización de Mesoamérica. Los viejos mitos resonaron de nuevo, pero expresados en términos de la visión del mundo mexica."
León-Portilla y Matos también conversarían sobre el tema de la denominación ''aztecas-mexicas", explicada en el libro, la primera, como una derivación de la mítica Aztlán, y la segunda, como una designación divina de Huitzilopochtli.