DESFILADERO
Alerta roja en Sudamérica
Brasil y Bolivia: insomnio en Washington
WC Bush prepara ataques nucleares a Irán
Ampliar la imagen Aviso publicado en el peri�o paquistan�ang, en el que se ofrecen recompensas millonarias por cualquier informaci�ue propicie la captura de Osama Bin Laden y otros miembros de Al Qaeda FOTO Reuters Foto: Reuters
EL DOMINGO PASADO, para recordar el cuarto aniversario del 11 de septiembre de 2001, el gobierno de George WC Bush y la empresa de su aliado Osama Bin Laden, cada cual a su estilo pero como siempre de manera complementaria, se limitaron a dar sendos golpes de prensa con un objetivo común: proseguir los preparativos de la guerra contra Irán.
Ese día, alguien en Washington "filtró", es decir, informó subrepticiamente a la Agencia France Presse (AFP) que, de acuerdo con un "documento de planificación que refleja la doctrina de prevención declarada en 2002 por el presidente (WC) Bush, el Pentágono vislumbra el uso de armas nucleares para impedir que terroristas utilicen armamento de destrucción masiva contra Estados Unidos o sus aliados".
La nota agrega que Dawn Cutler, comandante de la Marina estadunidense, emitió un comunicado interno "en el que dijo que el borrador circula actualmente entre varias dependencias (del Pentágono), abogados de las fuerzas militares y la oficina de (el secretario de Defensa) Donald Rumsfeld".
Esta es la tercera ocasión, en los últimos dos meses, que fuentes vinculadas con el primer círculo de Bush confirman su disposición a emplear las nuevas bombas nucleares de "corto alcance" o "estratégicas", mejor conocidas como mininukes -si usted no lo cree, teclee esa palabra en su buscador favorito de Internet-, cuya potencia sería equiparable a la que el Enola Gay arrojó el 6 de agosto de 1945 sobre Hiroshima.
Pero mientras AFP hablaba de esto el domingo pasado desde Washington, Al Qaeda, por medio de un video grabado en Pakistán y entregado a la cadena ABC News, anunciaba por la boca de un musulmán estadunidense, de nombre Adam Yahive Gadahn, próximos "hechos benditos" contra las ciudades de Melbourne y Los Angeles.
"Ayer, Londres y Madrid. Mañana, Los Angeles y Melbourne, la voluntad de Alá. Y en esta oportunidad no esperen compasión y moderación de nosotros, porque nosotros amamos la paz, pero cuando el enemigo trasgrede la paz o nos impide que la alcancemos, nada mejor que el calor de una batalla, que el eco de las explosiones", dijo el vocero de Bin Laden.
Que el declarante haya pronunciado con gusto el nombre de Los Angeles puede ser, tal vez, reflejo de una patología personal, ya que según la FBI Adam Yahive Gadahn es originario de California. Pero al mencionar a una ciudad de Australia, país que apoyó con discursos, dinero y soldados la invasión de Irak desde el primer momento, el individuo produjo un hecho que está causando inquietud en ciertos países de Sudamérica.
Ello se debe a que, después de las intimidatorias alusiones del portavoz de Bin Laden a ese país de Oceanía, América Latina se convierte de pronto en la única región del mundo que aún se mantiene al margen tanto de los ataques terroristas perpetrados como de las amenazas proferidas, supuestamente -el rigor obliga a anteponer en todos los casos el adverbio "supuestamente"-, por Al-Qaeda.
Incertidumbres
A Estados Unidos lo que le falta para iniciar de una vez la campaña militar contra Irán --país que tiene reservas petroleras para 100 años más y que está desarrollando armas nucleares para defenderse, cosa que ha reconocido abierta y públicamente- es un nuevo ataque a gran escala como el de hace cuatro años en Nueva York.
Si éste se produjera en América Latina, el gobierno de WC contaría con un elemento adicional para incrementar sus medidas de control en nuestro subcontinente: el argumento de la lucha contra el terror le permitiría reforzar su cadena de mando en Sudamérica y meter en cintura a gobiernos que le resultan incómodos como el de Hugo Chávez o el de Néstor Kirchner.
Pero además le brindaría la ocasión de aumentar sus dispositivos de vigilancia en torno de Brasil y de Bolivia, países dominados por la incertidumbre a corto plazo. En Brasil porque ante los escándalos de corrupción que han debilitado profundamente al gobierno del PT pero no lo han vencido ni mucho menos, hoy por hoy no existe un proyecto político alternativo ni a la izquierda ni a la derecha de Lula, lo que podría traducirse en una crisis de ingobernabilidad que, dada la magnitud gigantesca de ese territorio, generaría quizá desequilibrios inmanejables.
Y en Bolivia porque la inminente victoria electoral de Evo Morales y la polémica que desatará sobre la nacionalización del gas natural en Santa Cruz de la Sierra, no sólo fomentan las hipótesis que hablan de una guerra civil en ciernes o de un proceso revolucionario en gestación, caras de una misma moneda ya echada al aire que, caiga como caiga, ha vuelto sumamente incómodas las almohadas sobre las que duermen, o tratan de dormir, los asesinos de Washington.
Antes de adueñarse de Irán a bombazos nucleares y apoderarse de su codiciado petróleo, no solamente con el fin de aprovecharlo sino también de impedir que beneficie a China, su verdadero enemigo histórico, Estados Unidos prefiere que reine la calma en su vasto traspatio latinoamericano. Ello, aunque no ha trascendido, tiene a varios gobiernos de Sudamérica en alerta roja.
Harriet B. Stowe
Mientras tanto, gracias a una habilidosa operación mediática y militar, el rescate de los cadáveres atrapados bajo las aguas que destruyeron a Nueva Orleáns ha pasado a segundo término. Los hombres de la Casa Blanca, tal vez, han decidido esperar a que la putrefacción borre los vestigios de esos cuerpos, reduzca el impacto político y a WC le permita ganar tiempo.
Atentos al desenlace de la horrible pesadilla, algunos lectores de La Jornada no han vacilado, sin embargo, en comunicarse al buzón electrónico de esta página sabatina para recordar, en términos por demás cordiales y solidarios, que La cabaña del tío Tom no fue una novela escrita por Mark Twain, como irresponsablemente se publicó hace una semana aquí, sino por Harriet Beecher Stowe (1811-1896).
Este Desfiladero agradece con humildad y vergüenza la rectificación hecha en cartas individuales e independientes por Marielena Acosta, Javier Valdés, Mauricio Ortiz León y Juan Gamiño, pero al mismo tiempo desea, en homenaje a la pluralidad y por respeto a la discrepancia, reproducir las opiniones que la entrega de la semana pasada suscitó en otro lector.
Señor Avilés:
Su pésima nota publicada en La Jornada bajo el título "Yoknapatawpha bajo el agua" no sólo es de muy mal gusto para lectores educados sino que distorsiona la verdad, al hacer responsable al presidente Bush de los efectos del huracán Katrina, que asoló a la ciudad de Nueva Orleáns y algunas otras localidades del sur de Estados Unidos.
Como lector asiduo de ese periódico me gustaría ver reflejadas en sus páginas editoriales opiniones más ecuánimes y más objetivas, y no sólo expresiones condenatorias a gobernantes que no son dioses y que por lo tanto poco pueden hacer para evitar los efectos de los fenómenos naturales. Vomitar pestes contra los gobernantes que no son de nuestro agrado es una práctica común en periodistas inmaduros que encuentran en ese deporte un modo para vivir de manera fácil.
Llamar al presidente Bush "WC Bush" es una grosería; responsabilizarlo de los efectos de un huracán es una desproporción. Lo saluda con aprecio,
David Castro.
Hermosillo, Sonora.
AMLO en el campo
Desplazado por los vientos y las lluvias de Katrina, por la responsabilidad inexcusable del gobierno de Estados Unidos que se niega a suscribir el Protocolo de Kyoto contra el calentamiento global -que está derritiendo el hielo de los polos y aumentando el volumen cada vez mayor del agua que interviene en los "fenómenos" naturales como ocurrió durante el tsunami del 26 de diciembre-, desatendido porque hace días era más urgente el deber de exhibir a WC como un criminal que no quiso evacuar de Nueva Orleáns a los más pobres y que no se apresuró a visitar la zona de desastre para coordinar el rescate de muchas otras vidas que hubieran podido ser salvadas con los recursos de la nación más poderosa de la tierra, ha caído en desgracia el debate promovido por esta página para tratar de enriquecer la política agropecuaria del próximo sexenio bajo la probable conducción de Andrés Manuel López Obrador.
En espera de una mejor ocasión para reanudar el tema, Desfiladero reconoce la participación reciente de Catalina Juárez Oechler, que describió con entusiasmo las bondades del atole de amaranto -"un alimento muy barato, de alto aporte nutricional, que promueve el desarrollo comunitario sustentable y lo que ahora se conoce como el comercio justo, acerca de todo lo cual puede consultarse la página www.quali.com.mx"-, así como las recomendaciones de Eduardo López, de la Universidad de Chapingo, a favor de las granjas ecológicas autosuficientes -"se combinan animales de corral, estanques de peces y agricultura de diversos tipos de huerta, donde nada se desperdicia y todo se recicla"-, o las exhortaciones de Angel Roldán Parrodi a la "búsqueda de un sobreprecio por calidad ecológica y social". Todas las ideas, tal como llegaron, serán transmitidas al equipo de campaña del Peje.
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