Concluye la Cumbre Mundial con sólo dos disensiones: Venezuela y Cuba
Trasladar la ONU fuera de un país que viola la legalidad, pide Chávez
El documento de la reunión se aprobó trasgrediendo la normatividad, acusan Caracas y La Habana
Con el auxilio de "dóciles corifeos" los poderosos hicieron polvo la Carta, afirma Ricardo Alarcón
Nueva York, 16 de septiembre. Después de tres días, hoy concluyó la gran Cumbre Mundial en la Organización de Naciones Unidas (ONU), donde sólo dos países se atrevieron a expresar explícita y públicamente lo que tantos gobiernos sólo dicen en confianza en los pasillos: la cumbre fue tomada de rehén por unos cuantos países encabezados por Washington.
Con ello, esta gran conferencia en que participaron más de 150 jefes de Estado en cierta medida se redujo a un debate entre Estados Unidos, por un lado, y Venezuela y Cuba, por el otro. Pero sería erróneo concluir que estos últimos dos países son la excepción en el "consenso" proclamado, y que solamente representan una posición marginal.
Casi todos los delegados señalaron aquí, en términos más "diplomáticos", que este consenso está lejos del deseado, e inclusive puede ser un revés en el compromiso global para resolver los problemas sociales y económicos más fundamentales del planeta.
Aunque la mayoría de los presentes optó por caracterizar este "consenso" no como gran logro sino "un paso" hacia esos objetivos, fuera del escenario y los micrófonos muchos coinciden más con los dos países disidentes en esta cumbre que con los que aparentemente triunfaron al imponer la declaración mundial.
De hecho, el discurso del jefe de Estado venezolano fue recibido con uno de los aplausos más fuertes y extendidos de todos (ante la mirada irritada de la delegación estadunidense).
Hugo Chávez, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, despertó el jueves anterior a los delegados a la Cumbre Mundial de la ONU del soporífico desfile de discursos diplomáticos, al denunciar que "el propósito original de esta reunión ha sido desvirtuado totalmente".
Propuso una refundación de la organización mundial ya que "esto no sirve, hay que decirlo, es la pura verdad", y dijo que "proponemos a la Asamblea General que Naciones Unidas salga de un país que no es respetuoso con las propias resoluciones de esta asamblea", al señalando las violaciones de la legalidad internacional por Estados Unidos como la guerra y ocupación de Irak llevadas a cabo por encima de la ONU.
El documento de la Cumbre Mundial que fue aprobado por la Asamblea General al culminar la conferencia, producto de negociaciones intensas de última hora entre un grupo reducido de países que buscan rescatar algo del sabotaje estadunidense al consenso inicial, fue denunciado por Chávez ya que "se aprobó violando la normativa de la ONU".
Agregó el gobernante que "nosotros no podemos aceptar la dictadura abierta y descarada en Naciones Unidas (...) este documento fue entregado cinco minutos antes (de ser adoptado por la Asamblea General) sólo en inglés a nuestros delegados y se aprobó con un martillazo dictatorial, que denuncio ante el mundo como ilegal, nulo e ilegítimo".
Advirtió Chávez: si "vamos a aceptar esto, es que estamos perdidos, (entonces) apaguemos la luz y cerremos las puertas".
Ricardo Alarcón, que encabeza la delegación cubana a la cumbre, se sumó este viernes a la denuncia de Venezuela al afirmar en su discurso que "estamos ante un fraude imperdonable".
El objeto de la reunión, señaló, "fue secuestrado en medio de tortuosas manipulaciones. Quienes se imaginan dueños del planeta no quieren siquiera recordar promesas que fueron proclamadas con hipócrita fanfarria", dijo, refiriéndose a los compromisos del milenio por el desarrollo social y económico adoptados hace cinco años.
De hecho, este viernes Chávez amenazó con adoptar medidas que obliguen a que el documento sea sujeto a votación ante la Asamblea General, para anular así la proclamación de la aprobación por "consenso". Incluso, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, negoció por la tarde con el presidente Chávez para evitar la amenaza.
El día concluyó con la adopción del documento con la reserva de Venezuela y Cuba por la forma antidemocrática en que se adoptó y sus carencias en contenido.
En sus intervenciones ante la cumbre antes de adoptarse formalmente el texto, tanto Chávez como Alarcón deploraron que los objetivos de mayor importancia para los pueblos -los compromisos en torno a la lucha contra la pobreza, lograr avances en salud, educación e igualdad de género, y la sostenibilidad ambiental- fueron relegados a segundo plano para imponer como prioridades las demandas de una reforma interna de la ONU y el combate al terrorismo.
Los países poderosos "tratan de imponer una supuesta reforma de la ONU que sólo busca dominar totalmente la organización y convertirla en instrumento de su dictadura global", dijo Alarcón.
"Pretende hacer de la guerra y el hegemonismo normas que el mundo entero debería acatar sin rebelarse", afirmó, y con una crítica inusual en estas salas de la alta diplomacia acusó que "en el camino, con el auxilio de dóciles corifeos, hacen polvo la Carta".
Ambos líderes señalaron que las medidas adoptadas en torno a la lucha contra el "terrorismo" y de "protección" de los pueblos contienen elementos intervencionistas preocupantes.
Guerra preventiva, pretexto
"No permitamos que un puñado de naciones intente reinterpretar impunemente los principios del derecho internacional para dar cabida a doctrinas como la 'guerra preventiva', vaya que nos amenazan con la guerra preventiva, y la llamada ahora 'responsabilidad de proteger'. Pero hay que preguntarse quién nos va a proteger y como nos van a proteger", declaró Chávez.
Agregó: "Yo creo que uno de los pueblos que requiere protección es el pueblo de Estados Unidos, demostrado ahora dolorosamente con la tragedia del huracán Katrina; no tiene gobierno que lo proteja de los desastres anunciados de la naturaleza".
A la vez, reiteró el pesar de los venezolanos "al pueblo de Estados Unidos, que también es hermano de los pueblos de América", por lo ocurrido en el golfo.
Chávez y Alarcón también reiteraron la necesidad de enfrentar el terrorismo, pero denunciaron que Estados Unidos ha empleado el concepto para justificar guerras e intervenciones en violación de la Carta de la ONU, y que además se demuestra un alto grado de hipocresía ya que Luis Posada Carriles sigue en Estados Unidos, el predicador Pat Robertson ha llamado al magnicidio y cinco cubanos fueron encarcelados injustamente por luchar contra el terrorismo en Estados Unidos.
Chávez señaló que las metas de desarrollo promovidas por la ONU no serán alcanzadas en este siglo si se continúa por este camino, y aseguró que se requiere retomar la idea de un nuevo orden económico internacional.
Enfatizó que el consenso de Washington para promover la apertura de mercado, el modelo neoliberal, "es precisamente la causa fundamental de los grandes males y las grandes tragedias que viven nuestros pueblos (...) lo que ha generado es mayor grado de miseria, desigualdad y una tragedia infinita para los pueblos de este continente".
Chávez y Alarcón llamaron a resucitar la lucha por un "mundo diferente" que logre resolver los grandes problemas sociales y supere los conflictos provocados por la imposición y la desigualdad.
Señalaron que esa lucha continúa por debajo, desde el sur, y más allá de estas salas con o sin el beneplácito de los que están congregados aquí. Con ello, ambos oradores declararon que, para rescatar a Naciones Unidas, se necesitaba actuar con el espíritu de Simón Bolívar.
Otros líderes latinoamericanos aceptaron el "consenso", pero señalaron, junto con contrapartes de casi todo el mundo, que sólo se logró un acuerdo inicial muy alejado del compromiso que se requiere y lo que se esperaba, para promover los compromisos acordados en la Declaración del Milenio, aquí hace cinco años.
Los presidentes Néstor Kirchner y Luiz Inacio Lula da Silva, de Argentina y Brasil, respectivamente, entre otros, reconocieron que la correspondencia en la junta entre declaraciones y hechos ha sido insatisfactoria, y deploraron la situación social y económica de la mayoría de los pueblos.
Ricardo Lagos, mandatario de de Chile, consideró que aunque la declaración final no responde a las expectativas, "es un punto de partida" para guiar a la ONU hacia el futuro.
Advirtieron los tres gobernantes que si no se cumplen los compromisos, la paz y seguridad internacionales estarán en riesgo.
Ese tipo de declaración fue la norma aquí y con ello, esta noche, con algunas críticas, la mayoría aceptó el "consenso" impuesto a última hora, y con ello más de lo mismo.
Se anunció oficialmente que la cumbre fue exitosa ya que se llegó a una serie de acuerdos, entre ellos la condena del terrorismo, "responsabilidad" para "proteger" a poblaciones del genocidio y crímenes de guerra, establecer una comisión de construcción de paz y promover una comisión de derechos humanos, además de reiterar los compromisos para luchar contra la pobreza, el hambre y la enfermedad.
A la vez, quedó marginado el tema del desarme nuclear y las propuestas para reformar el centro de poder de la institución mundial, su Consejo de Seguridad, y, claro, la falta de un compromiso y mecanismos concretos para cumplir con algunas de las metas de desarrollo, como fue denunciado por varios oradores.
Al expresar la opinión de Estados Unidos, el subsecretario de Estado, Nicholas Burns, declaró que el documento de la cumbre "es un muy buen primer paso para intentar fortalecer Naciones Unidas", pero que "se necesita hacer más" en torno a la administración y presupuesto, como la composición de un nuevo consejo de derechos humanos y una convención sobre terrorismo".
Tony Blair, primer ministro de Gran Bretaña, declaró en su intervención ante la Asamblea General que "la lucha contra la pobreza global definirá nuestra postura moral ante los ojos del futuro".
Pero ante los ojos del presente no se puede concluir más que, frente el estado de la mayoría mundial, la postura es más inmoral que otra cosa.