El 98 por ciento de decesos anuales ocurre en naciones pobres, señala un informe
Habría emergencia sanitaria de seguir la mortandad infantil, revela el PNUD
Retroceso, en la calidad de vida de millones de personas en el mundo, establece
El creciente deterioro del Indice de Desarrollo Humano, con el que se evalúa los avances en el ingreso, educación y salud de la población, refleja un claro "retroceso" en la calidad de vida de millones de personas en el mundo que no cuentan con acceso a servicios médicos ni a una alimentación adecuada, pues 98 por ciento de las muertes infantiles, estimadas en 10 millones anuales, ocurren en países pobres, revela un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Si bien la mortalidad infantil ha mantenido una tendencia descendente en el decenio pasado, "este ritmo ha aminorado, pues de los años 90 a 2003, las tasas de decesos de menores disminuyeron un tercio menos que durante la década de los 80".
El Informe sobre Desarrollo Humano 2005 señala que pese a que la supervivencia de los niños se ha convertido en un indicador del bienestar humano, de la riqueza comparativa de las naciones y de la eficacia de las políticas públicas, las tendencias actuales permiten prever que "se acercan rápidamente al punto en el que las muertes en la niñez ameriten ser declaradas emergencia de salud internacional, pues de los 57 millones de personas que fallecieron en 2002, uno de cada cinco era un menor de cinco años, de los cuales 4 millones perecieron en su primer mes de vida".
Datos recientes permiten establecer que una reducción en las tasas de mortalidad infantil entre los sectores más empobrecidos de la población mundial, equivaldría a salvar 6.3 millones de vidas anuales. "Esto sugiere que el fracaso de los gobiernos nacionales y de la comunidad internacional en cuanto a superar las desigualdades basadas en la riqueza tienen por costo la vida de más de 6 millones de niños al año".
Aunque hoy día es posible prevenir la mayoría de muertes de menores, señala el PNUD, enfermedades como el sarampión, la difteria y el tétanos son responsables 3 millones de decesos anuales en niños menores de cinco años. A ello se suma que por cada menor que fallece, "millones más se enferman o no asisten a la escuela, atrapados en un círculo vicioso donde un deficiente servicio de salud en la infancia se traduce en pobreza en la vida adulta".
El contraste entre la accesibilidad y calidad de los servicios de salud que recibe la población de los países ricos, en comparación con los sectores más empobrecidos del planeta, revela que pese a que la brecha en la esperanza de vida entre naciones desarrolladas y en vías de desarrollo se sigue cerrando, al menos un tercio de todas las muertes que ocurren en los países pobres corresponden a personas de 15 a 59 años, en tanto que este sector sólo representa una quinta parte de todos los decesos en las naciones más ricas.
Las grandes desigualdades en materia de salud, agrega el informe, permite que se siga aplicando la llamada "ley de atención inversa", es decir, la disponibilidad de atención médica es inversamente proporcional a la demanda, pues en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, que representan a los estados de más altos ingresos, el gasto per cápita en salud es de 3 mil dólares anuales, y de 78 dólares para los países pobres, donde la población enfrenta mayores riesgos para su salud.