Millonarios
Una fortuna caída del cielo. En Manchester dos niños viven el duelo de su madre recién fallecida. Un día, jugando en las vías del tren, Damián (Axel Etel), el hermano menor, descubre una maleta repleta de billetes con la efigie real británica, un total de 229 mil libras. Al comunicar el hallazgo a su hermano, surge el dilema de qué hacer con el dinero.
Para Anthony (Lewis McGibbon), hermano pragmático, éste deberá colocarse en inversiones financieras y hacerlo multiplicar rápido, habida cuenta del paso inminente de la moneda real al euro comunitario. Damián, por su parte, cree su deber destinarlo a obras altruistas para remediar el hambre de la gente pobre. Considera tener una misión en la tierra luego de ser objeto continuo de visitas ultraterrenales e interlocutor privilegiado de San Pedro, San Francisco de Asís, San Nicolás y Santa Clara, personajes píos de quienes conoce al pie de la letra biografía y obras piadosas.
Danny Boyle, el realizador de Trainspotting, Tumba al ras de la tierra y Exterminio, ofrece en Millonarios (Millions), una comedia plagada de revelaciones mágicas, ironía, frescura en los diálogos y actuaciones infantiles formidables.
Una ruptura aparente con La vida en el abismo y Trainspotting, ya material de culto, pero con una continuidad estilística claramente perceptible en el manejo caprichoso de la cámara, en el continuo desafío de las leyes de gravedad y en efectos especiales que rediseñan un espacio, confiriéndole la calidad de lo cotidiano maravilloso. El guión de Frank Cottrell Boyce evoca de manera muy ágil atmósferas de acción y suspenso próximas a las novelas de Charles Dickens, de tal suerte que la mezcla de peripecias, humorismo irreverente y candor, evita continuamente la caída en el relato azucarado o en situaciones demasiado previsibles. Hay una santa que es fumadora compulsiva, un San Nicolás que rompe con la representación rutinaria, y un San Pedro que relata con desenfado su encuentro con Jesús. Tres mormones muy pobres atienden a la vocación altruista del niño Damián, sólo para aprovecharla en un lucro abusivo que incluye la compra de una cámara y televisión digital para fines proselitistas, en tanto un grupo de menesterosos hace gala de un apetito insaciable cuando disponen de la generosidad del misionero improvisado. Versión infantil de una Viridiana (Buñuel, 1961) asediada por la codicia colectiva en el momento de repartir la caridad en la tierra.
Danny Boyle opone con buen humor y desenfado la elevación espiritual y el frenesí del consumo materialista, todo en las dos figuras infantiles centrales y el grupo de personajes pintorescos que los acompañan. El padre, su amante y el ladrón se afanan el día de la llegada del euro en diseñar estrategias para perder la menor cantidad posible del botín caído del cielo y agotar la existencia de mercancías en los malls y redecorar su casa, mientras Damián, apenas escarmentado de sus fallidos intentos altruistas, sigue recibiendo visitas celestiales y la aparición de la madre fallecida que es su guía final y quien decidirá el destino del dinero y el desenlace de la historia.
Por sus elementos fantásticos, la cinta de Boyle ha sido comparada con la francesa Amélie, de Jean Pierre Jeunet, enorme éxito de taquilla. "Una mezcla de Amélie y Trainspotting", resume el propio Boyle al hablar de su película. Hay efectivamente la misma búsqueda visual, una vena irónica parecida y los mismos juegos del amor y el azar relacionados aquí con el culto y duelo por la madre desaparecida.
No hay mayor énfasis en un comentario social dado el carácter fantasioso de la historia, aunque no dejan de aflorar los temas de la benevolencia burlada y el irresistible apetito material cultivado desde la infancia. En una escena unos viejos billetes ya inservibles tapizan una habitación en la casa de Damián, y son, a su modo, los vestigios de una falsa prosperidad y de la pérdida de esos valores espirituales que el niño huérfano de madre procura rescatar con la fantasía y con la intervención de jocosas figuras celestiales. Millonarios se exhibe esta semana en Cinemex Masaryk y Santa Fe y en Cinépolis Interlomas.