Usted está aquí: lunes 19 de septiembre de 2005 Cultura ...y los artistas tomaron las calles como una respuesta de vida

La Comisión Cultural de la UVyD, experimento único de la sociedad civil

...y los artistas tomaron las calles como una respuesta de vida

Ante la magnitud de la tragedia, un grupo de creadores sacaron al arte de los lugares en donde lo habían confinado y recorrieron calles, plazas, camellones y campamentos de damnificados

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Ampliar la imagen Aspectos de algunas de las actividades que organiz� Comisi�ultural de la UVyD

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Ampliar la imagen Caricatura de Rafael Barajas El Fisg�n la convocatoria del Cuarto Encuentro Callejero de M� organizado por la Comisi�ultural de la UVyD. Tomada del libro Una experiencia cultural de la socciedad civil. La Uni�e Vecinos y Damnificados 19 de Septiembre

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Dentro de la movilización social surgida de los sismos de 1985 se dio también una de las experiencias culturales independientes más propositivas y vitales de que se tenga memoria en la ciudad de México.

Ante la magnitud de la tragedia, como una "respuesta de vida", músicos, actores, bailarines, cantantes, escritores, artistas plásticos, cineastas y videoastas salieron de los espacios habitualmente asignados al arte y la cultura, y se fueron a recorrer calles, plazas, camellones y campamentos de damnificados.

Los vecinos de la colonia Roma -una de las más castigadas por el terremoto- formaron en octubre de aquel año la Unión de Vecinos y Damnificados 19 de Septiembre (UVyD 19).

Se trataba -recordó el escritor Fernando Betancourt en un libro conmemorativo publicado hace 10 años- de "una alternativa de organización vecinal para en-frentar el grave problema de la vivienda y la incapacidad gubernamental para resolverlo".

Y en el seno de la UVyD se creó la Comisión Cultural, integrada por miembros del grupo teatral independiente Zopilote: el ya mencionado Fernando Betancourt (coordinador general de la comisión), Ignacio Betancourt (coordinador de Análisis y Educación) y Mario Martínez (Prensa y Propaganda), todos ellos vecinos de la Roma.

Dice Ignacio Betancourt -en entrevista telefónica desde San Luis- "no podíamos curar, no sabíamos rescatar, lo único que podíamos hacer en ese momento era lo que sabíamos: crear y promover la creatividad".

Las primeras actividades de la comisión fueron un cine-club ambulante, conferencias, mesas redondas y, lo más significativo, la realización de festivales callejeros de música (popular ya académica), danza y teatro, en los que era notable la asistencia de un público entusiasta y numeroso.

De acuerdo con Fernando Betancourt, "ya en las primeras semanas de noviembre de 1985 se había creado la base de las que actualmente son la Escuela Popular de Arte Nahui Ollin y la Galería Frida Kahlo".

Ignacio Betancourt -quien hace 10 años volvió a su natal San Luis Potosí- dice ahora que lo mejor de esa experiencia fue "corroborar la solidaridad de la gente, se dio de una manera extraordinaria, todo mundo participaba. La conmoción fue tan grande que uno se olvidaba un poco de sí mismo y trataba de hacer todo lo que se pudiera por los demás".

Las actividades de la Comisión Cultural de la UVyD no se limitaban a cumplir funciones de distracción o terapéuticas, sino que respondían a la convicción de que, además de lo político o lo económico, el arte y la cultura eran necesa- rios para el desarrollo integral de los ciudadanos.

Autonomía política

En ese sentido, para Ignacio Betancourt uno de los mayores logros de la comisión fue el grado de autonomía que se logró respecto de los intereses exclusivamente políticos de las agrupaciones con las que participaban: "Como que siempre hay una cierta utilización de la cultura y los artistas; si estás en un partido, el partido quiere que cantes para que la gente vote por él. Era una herencia de los años 60 o 70. Nosotros no íbamos a someternos a los intereses políticos de los grupos en que participábamos".

De acuerdo con la memoria Una experiencia cultural de la sociedad civil, publicado en 1995 por la UVyD, entre noviembre de 1985 y diciembre de 1994, la Comisión Cultural llevó a cabo mil 70 actividades: 60 festivales artísticos dominicales, 15 festivales artísticos de damnificados, 389 exhibiciones de cine y video, 114 exposiciones en la Galería Frida Kahlo, 32 encuentros de trabajadores del arte, 118 recitales de música, 60 funciones de danza, 65 funcio-nes de teatro, 79 lecturas de poesía y cuento, 80 conferencias y mesas redondas, y 58 presentaciones de libros y revistas.

Más allá del mero y burocrático registro numérico, cabe destacar el rigor y profesionalismo con que muchas de esas actividades se realizaron, algo que hasta cierto punto solía omitirse o sacrificarse en favor del mensaje político:

Al respecto, Ignacio Betancourt sostiene: "En los 70 había la idea de que si estaba mal hecho y era marginal, era revolucionario y era digno. En nuestra experiencia, a mediados de los 80, participaron profesionales, muchos con gran reconocimiento; creo que predominó lo bien hecho, lo bien organizado y como que se superó la improvisación y la vocación de automarginalidad que predominó en los 70".

Se vio -abunda Ignacio Betancourt- "que el arte no necesariamente tenía que tratar los temas inmediatos o las cuestiones ideológicas del momento; la actividad cultural era en si misma contestataria.

"Me pareció muy significativo que en calles y plazas actividades y espectáculos bastante sofisticados se insertaran de manera muy natural: se borró la fronte- ra entre lo que era superespecializa- ción del artista y la vida cotidiana de los ciudadanos."

Había implícito en todo ello una actitud profundamente significativa: la apropiación o reapropiación ciudadana de la calle: "Era muy gozoso cerrar una calle, instalar un foro, cantar y bailar; fue también una muestra de poder popu- lar en cuanto que generaba espacios sin autorización.

"Muchas veces las autoridades se oponían a que lo hiciéramos, pero igual las hacíamos porque contábamos con el respaldo de los vecinos y ciudadanos que las disfrutaban."

Para llevar a cabos sus proyectos, la Comisión Cultural de la UVyD contó con el apoyo financiero de distintos organismos no gubernamentales.

Según cuenta Fernando Betancourt en la memoria de la comisión, uno de los primeros apoyos provino del Comité Ecuménico Mexicano de Ayuda a los Damnificados, en el año de 1985.

La comisión presentó su proyecto y "para sorpresa de muchos" fue aprobado: "Lo cual no significó merma para los programas de vivienda (como algunos pocos quisieron reclamar), pues representaba sólo un poco más de tres por ciento del total de donaciones recibidas por la UVyD".

En 1986, la comisión obtuvo financiamiento de la Fundación Suiza de Ayuda Comunitaria, con el cual fue adquirida la casona situada en Jalapa 213, colonia Roma, que a la fecha es sede de la UVyD y de la Galería Frida Kahlo. También hubo apoyo de lo que entonces era el Departamento del Distrito Federal y posteriormente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA).

Proyecto trunco

Durante 10 años el trabajo de la comisión se volvió una referencia de la gestión y promoción cultural no institucional. Parecía el punto de partida para algo mayor todavía, algo que no llegó.

"Tuvimos -explica Ignacio Betancourt- la capacidad para apropiarnos del espacio urbano, pero tenía que haberse dado una evolución que no llegó, y me refiero no sólo a lo artístico sino en general a formas de convivencia social que se estaban dando."

En 1996 Ignacio y Fernando Betancourt y Mario Martínez, principales activistas culturales de la UvyD, se regresaron a San Luis Potosí. "Fueron 10 años de trabajo muy intenso, pero no fue cansancio", dice Ignacio.

Tuvo un ofrecimiento laboral interesante en San Luis, que finalmente no se concretó, "pero después me invitaron a integrarme al Colegio de San Luis, donde trabajo como investigador literario".

El escritor y promotor no se aventura a dar razones, pero lo cierto es que en los 10 años pasados la actividad de la Comisión Cultural de la UVyD decayó notablemente: "tal vez las condiciones cambiaron".

La Comisión Cultural de la UVyD continúa trabajando. El actual coordinador general es José Antonio Herrero del Rey y Luz María Romo está a cargo de la Galería Frida Kahlo.

Ambos señalan que la principal razón por la que decayó la actividad de la comisión fue la falta de recursos. Cuando oficialmente dejaron de ser reconocidos como damnificados, dejaron de percibir los donativos que les otorgaban organismos internacionales no gubernamentales.

Lo anterior se suma a la apatía que las distintas instancias de gobierno (federales y locales) tienen por la cultura. Dice Herrero del Rey: "Ya no tenemos la capacidad que teníamos antes para hacer todo lo que se hacía y para llegar a los medios".

Por otro lado, acusa, muchos de los líderes de las organizaciones surgidas de los sismos, hoy son funcionarios. Ahí está Superbarrio, que fue un símbolo del movimiento urbano popular en los años posteriores. Los que nos mantenemos de este lado, en la independencia, decimos que Andrés Manuel López Obrador le quitó la máscara a Superbarrio, le puso saco y corbata y lo puso atrás de un escritorio".

No obstante -enfatiza Luz María Romo- el trabajo no se detiene: "Y la esencia permanece, es tal vez lo que no se ha roto. La escuela no ha parado, la galería sigue abierta".

Actualmente los ingresos de la comisión provienen principalmente del pago de los alumnos adscritos a los distintos talleres artísticos que imparte la UVyD: "A pesar de todo, nos empeñamos en no bajar el nivel, y por ejemplo, los profesores son profesionales en su disciplina y se mantienen activos".

Concluye Luz María Romo: "Reconocemos la labor de los Betancourt, pero los que nos hemos mantenido aquí somos los que continuamos trabajando".

 
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