Usted está aquí: lunes 19 de septiembre de 2005 Cultura Obras de cuatro escultores mexicanos estarán en el nuevo jardín del MoLAA

Es el único museo en EU dedicado al arte latinoamericano contemporáneo

Obras de cuatro escultores mexicanos estarán en el nuevo jardín del MoLAA

Habrá piezas de Heriberto Juárez, Noé Katz, Jorge Marín y Alberto Vargas

MERRY MACMASTERS

Esculturas de los mexicanos Heriberto Juárez, Noé Katz, Jorge Marín y Alberto Vargas forman parte del nuevo concepto de jardín del Museo de Arte Latinoamericano (MoLAA, por sus siglas en inglés), ubicado en Long Beach, California, que será abierto al público el domingo 25.

Los otros escultores invitados son Williams Barbosa y Gaudi Esté (Venezuela), Luis Efe Vélez y Amparo Garzón (Colombia), Max Leiva (Guatemala), Gustavo López de Armentia (Argentina), Carlos Luna (Cuba), Cecilia Míguez (Uruguay), Pérez Celis (Argentina), Fernando de Szyszlo (Perú), Luis Torruella (Puerto Rico), Guillermo Trujillo (Panamá) y Jorge Zeno (Puerto Rico).

Fundado en 1996 por Robert Gumbiner, el MoLAA se encuentra en una campaña de expansión que incluye una subasta programada para los días 15 y 16 de octubre con el fin de recaudar fondos. Se subastarán 180 obras de artistas de renombre.

Gumbiner, ahora de 85 años, de hecho empezó a coleccionar arte latinoamericano desde hace mucho tiempo, ya que conoció a Diego Rivera y Frida Kahlo. Viajero entusiasta, no nada más venía a México, sino que también se iba a Sudamérica.

En 1990 estableció la Fundación Robert Gumbiner para apoyar a las artes, instancia que seis años después fundó el MoLAA, el único museo dedicado al arte latinoamericano contemporáneo en Estados Unidos.

Katz, por su parte, se relacionó con el museo hace dos años. A lo largo de 12 meses envió bocetos, inclusive, una maqueta, hasta que fue aceptada su propuesta. Realizada en acero inoxidable, pintado en poliuretano, con un peso de 650 kilogramos, cuyas dimensiones son 2.20 metros por un metro, la obra se titula El viaje secreto. Consta de una barquita en el mar que carga un edificio en cuyo interior se asoman tres cabezas humanas que parecen mirar el horizonte. El acabado monocromático da idea de los tonos azulosos o grisáceos que se imponen en las ciudades.

La pieza se refiere de manera "metafísica" a la expansión silenciosa de las urbes. Es la idea de la "aplastante" cercanía de Los Angeles con Long Beach. Para Katz, Los Angeles es una ciudad con edificios gigantes, de una expansión tremenda, mientras que Long Beach es un puerto pequeño, con ganas de expandirse en lo cultural, pero cómo.

Continúa: "Lo mismo que pasa aquí sucede allá. El DF se expande en secreto para abrazar todos los pequeños poblados. El barquito con el edificio y la gente representa el monopolismo de las ciudades y cómo las comen en secreto, al viajar, desplazarse en silencio para llegar e instalarse con sus edificios monstruosos. Es esta idea como el establishment ataca en forma secreta, porque de repente llegas a una ciudad donde no habías estado en dos años, y tiene 80 edificios nuevos.

"Es algo muy fuerte lo que pasa ahorita con la arquitectura. Lo sentí ahora que estuve en Los Angeles, luego bajé a Long Beach. Esta idea la saqué al ir allá y la asumo como mía porque vivo en la ciudad de México, que no es un puerto, en su cercanía no hay agua, pero mira lo que hicieron con Texcoco y Tenochtitlán, con el estado de México y todas las salidas a Pachuca. Todo está invadido."

El viaje secreto ya arribó al MoLAA y, al decir de Katz, gustó tanto que Gumbiner habló con el jefe del puerto para que la adopte para darle mantenimiento de por vida. También es muy posible que le pidan una escultura "hermana", aunque más grande, para el puerto.

 
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