Usted está aquí: miércoles 21 de septiembre de 2005 Política El temor a la deportación y las secuelas de Katrina atenazan a migrantes latinos

Miles de indocumentados constituyen el sector más desprotegido de los damnificados

El temor a la deportación y las secuelas de Katrina atenazan a migrantes latinos

Familias enteras sobreviven en Georgia, Tennesee y Texas gracias al apoyo comunitario

"Sin papeles o green card no hay ayuda", respuesta que escuchan en centros de asistencia

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Nueva York, 20 de septiembre. Una amplia gama de organizaciones sociales y líderes de diversos sectores lanzaron hoy una serie de iniciativas en Washington para intentar destrabar la reforma migratoria y promover iniciativas legislativas este otoño, mientras las consecuencias de la ausencia de tales cambios se reflejan ahora de manera más aguda en el sufrimiento que padecen los inmigrantes damnificados por el huracán Katrina.

Miles de mexicanos, guatemaltecos y hondureños que trabajaban y vivían en la zona devastada por el meteoro (se calcula que había unos 300 mil en la región) forman parte del éxodo humano más grande en Estados Unidos en casi 150 años.

Además, entre todos los damnificados son los más desprotegidos y los que padecen una doble desgracia: no sólo fueron expulsados de la zona, sino que no tienen derecho a recibir el poco apoyo oficial que se brinda a los afectados.

Peor aún: temen a las propias autoridades que supuestamente están encargadas de ofrecer asistencia y apoyo a todos los damnificados.

Rechaza el gobierno otorgar inmunidad

A pesar de solicitudes de agrupaciones latinas y de defensa de derechos humanos, el Departamento de Seguridad Interna anunció recientemente que los inmigrantes indocumentados no recibirán inmunidad ante la posibilidad de deportación al presentarse y ofrecer la información necesaria para solicitar asistencia federal.

"La prioridad del gobierno es ofrecer asistencia necesaria: agua, alimentos, atención médica, vivienda. Sin embargo, al proceder con la respuesta, no podemos hacernos ciegos respecto de la ley", comentó una vocera del Departamento de Seguridad Interna al Washington Post.

Por tanto, mientras otros damnificados acuden ante representantes del Seguro Social, la Agencia Federal de Manejo de Emergencias u otras entidades gubernamentales que entregan cheques de 2 mil dólares o cupones para alimentos, proporcionan listas de empleos y escuelas o hasta logran reanudar contacto con familiares en otras partes, los inmigrantes se esconden.

Aunque sí han logrado obtener algunos servicios de apoyo de la Cruz Roja, organizaciones religiosas o comunitarias, que ofrecen todo sin preguntas, esta ayuda sólo estará disponible por un plazo muy breve.

Familias enteras, ahora esparcidas por varios puntos del país, particularmente en estados sureños como Georgia, Tennessee y Texas, logran sobrevivir gracias a la solidaridad y apoyo de otros latinoamericanos.

En un extraordinario reportaje publicado en Wall Street Journal se trazan algunas historias de las redes de apoyo espontáneo entre las comunidades latinoamericanas que rescatan a algunos de los exiliados de la zona devastada.

Un grupo de 30 guatemaltecos en un convoy de 20 autos atendió la orden de evacuación de Nueva Orleáns. Después de un viaje de más de mil 300 kilómetros, que primero los llevó a Texas, finalmente llegaron a Tennessee.

Durante su recorrido se dieron cuenta de que no regresarían pronto y se desesperaron no sólo por no encontrar vivienda ni empleo, sino por la situación de sus familiares en Guatemala, que dependen de las remesas para sobrevivir.

En su odisea se les dio refugio en algunos albergues, pero se encontraron con la misma respuesta que otros indocumentados al solicitar asistencia del gobierno: sin papeles o green card no hay ayuda.

Decidieron entonces dirigirse hacia Nashville, donde uno de ellos tenía amigos. Los miembros de una iglesia de anglosajones en Texas les regalaron 200 dólares para gasolina y 40 dólares por persona. Con temor prosiguieron un viaje de 17 horas.

Un mexicano les cambió gratis una llanta ponchada cuando se enteró de que eran refugiados de la tormenta y llegaron a su destino una semana después de salir de Nueva Orleáns.

Ahí escucharon el anuncio de una radiodifusora latina que convocaba a los hispanos de la comunidad a un acto para ofrecer ayuda a trabajadores indocumentados afectados por el huracán.

Unas 2 mil personas se presentaron para ofrecer lo que tenían y contribuir con al menos un dólar o hasta el sueldo de un día (la mayoría también eran indocumentados).

La radiodifusora independiente La Sabrosita está dirigida a la comunidad mexicana. Cuando se presentaron los guatemaltecos recién llegados fueron bienvenidos por los asistentes y su historia se difundió.

Cada uno recibió 300 dólares de lo recaudado ese día, mientras un poco más tarde dos camiones llenos de bienes donados y 10 mil dólares en efectivo iniciaron el viaje a las zonas devastadas para ofrecer su auxilio.

Un obrero mexicano que donó alimentos a la caravana ofreció su casa a unos siete de los guatemaltecos. "Quiero que los latinos sepan que no están solos", expresó. Otros miembros de la comunidad invitaron a sus casas al resto de los guatemaltecos recién llegados.

"Era gente pobre respondiendo a un llamado para ayudar a otra gente pobre", dijo al Journal la dueña de la radiodifusora, Wendy Silva. En unos cuantos días los latinos de la zona habían conseguido empleo para los evacuados.

Centros religiosos de apoyo comunitario -en particular católicos- en Biloxi y otros lugares han brindado ayuda elemental a cientos de trabajadores indocumentados y en gran medida eson el único refugio que han encontrado al evitar los centros de asistencia gubernamentales.

A la vez, algunos líderes comunitarios han logrado asistir a jornaleros mexicanos en coordinación -en algunos lugares- con los cónsules y la embajada de México (ofrecen boletos de avión y un poco de efectivo a los que desean regresar al país).

Escasez de jornaleros en California

Al otro lado del país, en California, se produce otra emergencia: hay una escasez crítica de jornaleros en los campos agrícolas. La asociación de granjeros advierte que podría causar pérdidas de mil millones de dólares para el sector agrario de California este año, reportó el San Francisco Chronicle.

Sólo en el Valle Central hay una escasez de entre 70 y 80 mil trabajadores para cosechar frutas, nuez y vegetales. En la recolección de la uva pasa sólo está en los campos la mitad de los jornaleros necesarios. "Es un desastre. Tenemos un programa de inmigración pésimo", declaró al rotativo Manuel Cunha, presidente de una asociación local de granjeros.

Las razones del déficit de jornaleros, en su gran mayoría inmigrantes mexicanos y centroamericanos, son controvertidas: algunos han encontrado mejores empleos en construcción y jardinería, pero otros señalan que es resultado de las medidas de seguridad fronteriza aplicadas después del 11-S.

Por estas situaciones y lo que revelan, activistas y defensores de los derechos de los inmigrantes están iniciando una serie de mítines, campañas de cabildeo y foros alrededor del país, para promover una reforma migratoria.

Hoy, en Washington, se realizó la primera manifestación/foro, donde inmigrantes y activistas de unos 30 estados, junto con legisladores, empresarios y líderes religiosos y laborales, se expresaron en favor de una reforma migratoria, en particular apoyando el proyecto de ley bipartidista patrocinado por los senadores John McCain y Edward Kennedy y los representantes Luis Gutiérrez, Jim Kolbe y Jeff Flake, entre otros.

Líderes gremiales como Eliseo Medina, del sindicato nacional de servicios SEIU, y Art Rodríguez, del UFW, se sumaron al llamado junto con John Gay, de la Coalición de Inmigración de Trabajadores Esenciales, agrupación empresarial en favor de una reforma amplia.

Para mañana se programó un día entero para cabildear con legisladores, mientras se anunció que se organizarán más foros y mítines este otoño en Boston, Chicago, Denver, Los Angeles, Miami, Nueva York y Phoenix, entre otras ciudades.

Una de las coaliciones que participan en estos actos es la Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y Caribeñas (Nalacc), compuesta de más de 75 organizaciones de inmigrantes latinos, la cual instó al gobierno a ofrecer un estatus "protector humanitario" para los indocumentados desplazados por Katrina y por las políticas migratorias en general.

"Las víctimas inmigrantes invisibles que dejó el huracán necesitan el mismo estatus protector que tradicionalmente se ha otorgado a inmigrantes afectados adversamente por desastres naturales y guerras", afirmó Oscar Chacón, representante de Nalacc

Al mismo tiempo que estas organizaciones se comprometieron a auxiliar a los inmigrantes afectados por el meteoro, también se sumaron al llamado por una reforma migratoria bipartidista para "sacar de las sombras" a los trabajadores indocumentados que contribuyen todos los días a la economía y sociedad de este país.

Sin embargo, la triste ironía ahora es que al mismo tiempo que Katrina reveló a los ojos del mundo la condición de los pobres en este país, y dentro de ella la de los inmigrantes, varios analistas y políticos advierten que la crisis generada por la respuesta a la tormenta podría descarrilar la agenda política del presidente George W. Bush, y que entre las víctimas del huracán político podría estar el tema de una reforma migratoria.

 
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