Seminario internacional y encuentro de rescatistas
La misma sociedad incrementa su vulnerabilidad, advierte experta
Gran parte de los desastres que han azotado a la humanidad son causados por las propias sociedades y su falta de planeación, y no por la naturaleza, como hasta la fecha se considera cuando se presenta una contingencia de origen natural, como los sismos.
Así lo sostuvo la investigadora Virgina García Acosta, quien ayer participó en la mesa redonda Procesos de organización social ante el desastre, realizada en el segundo día de actividades del seminario internacional y encuentro de rescatistas A veinte años de los sismos del 85.
Adscrita al Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), la especialista recurrió a archivos e información históricos para demostrar cómo los temblores de gran magnitud ocurridos en la ciudad de México no han sido la causa de muerte entre la población, sino la deficiencia en la planeación urbana y la baja calidad en las construcciones.
Citó el caso del sismo de abril de 1845, cuya magnitud ha sido estimada por especialistas inclusive mayor al de 1985, que no tuvo más consecuencias que 17 personas afectadas, entre muertos y heridos.
La gran amenaza no es la naturaleza, subrayó, sino la propia sociedad, que ha ido construyendo sus riesgos e incrementando su vulnerabilidad, por ejemplo, al fomentar la deforestación, acabar con las reservas acuíferas y construir en sitios no adecuados y con materiales de baja calidad. ''Sismo y desastre no deberían ser lo mismo".
Como parte también de la misma mesa del seminario -que continuará hasta el viernes en el Antiguo Colegio de San Ildefonso-, Jesús Manuel Macías Medrano cuestionó la práctica del gobierno de mantener como información reservada todos aquellos hechos que amenazan la integridad de la población, con el argumento de que puede generar pánico.
''Después de varios años de investigación sobre asuntos de pánico en situaciones de emergencia, los científicos sociales hemos llegado a la conclusión de que el problema de pánico es un mito; que es muy raro que se presente un comportamiento así en la gente cuando es avisada de una amenaza", dijo.
''El pánico se ha utilizado sólo como un elemento para esconder información."
Al respecto, como ejemplo agregó que, en el entendido de que habrá un terremoto similar al de 1985, se esconde mucha información en torno de la actividad sísmica para no afectar intereses de particulares, como es el caso de constructoras, o ''los propios funcionarios públicos tienen miedo también, porque los desastres son perturbadores de poder, una amenaza contra la autoridad".