Usted está aquí: miércoles 21 de septiembre de 2005 Cultura Sergio Hernández da vida a un diario personal a partir de la entomología

El artista abrirá Obra reciente pintura/escultura en el museo José Luis Cuevas

Sergio Hernández da vida a un diario personal a partir de la entomología

Los insectos recolectados durante la infancia, adolescencia y madurez sirven para expresar su ''inquietud por el color y la forma''

La exposición incluye 15 óleos y 25 bronces

MERRY MACMASTERS

Ampliar la imagen "M�que el dibujo, lo que me inquiet�e el colorido de los insectos, que no tiene l�te ni forma, porque cambia constantemente de acuerdo con la reflexi�e la luz en sus alas y les da mucho movimiento", explica Sergio Hern�ez, quien aparece junto a una de sus obras FOTO Jos�ntonio L� Foto: Jos�ntonio L�

Los insectos recolectados desde la infancia por el artista Sergio Hernández (Huajapan de León, Oaxaca, 1957) ahora dan vida a ese diario personal que es la exposición Obra reciente/pintura y escultura, integrada por 15 óleos con arenas sobre lino y 25 bronces que será inaugurada este jueves a las 19:30 horas en el museo José Luis Cuevas.

Hernández, quien trabajó con base en ''planos con colores", explica: ''Más que el dibujo, lo que me inquietó fue el colorido de los insectos, que no tiene límite ni forma, porque cambia constantemente de acuerdo con la reflexión de la luz en sus alas y les da mucho movimiento.

''Al principio pensé mucho en los colores como tales, naturales, como el cinabrio, por su carga histórica, pues era el color de los alquimistas. La aparición del cobalto, por ejemplo, como color azul, es más reciente."

Las esculturas también caben dentro de la temática entomológica, aunque fueron realizadas con ''hallazgos de huesos, de maderas o pedazos de juguetes, encontrados al azar o regalados, como una especie de diario". Algunas fueron fundidas en Madrid y otras aquí, en el taller de Alejandro Velasco.

Realizada entre 2004 y 2005, la obra presentada constituye un diario de la infancia, adolescencia y madurez de Hernández. Esta trilogía de temas se impuso en el proceso de creación, en vísperas de sus ''casi 50 años", como ''una reflexión sobre lo que he hecho, que se manifiesta mediante mi inquietud por el color y la forma.

''Todo lo que he ido recolectando en la literatura, en los hallazgos visuales, en las experiencias de la arquitectura, de las vivencias del amor, de la misma vida, me da como resultado un resumen de energía que se refleja en esas obras que son intensas, a la vez que efímeras, pues están hechas con gestos, porque no están tan meditadas.''

El Marco prepara retrospectiva

Sergio Hernández explica que muchos de los cuadros también se refieren a sus vivencias en el Centro Histórico, mediante la inclusión de planos del Parián, que ''se transforman después en una fachada de un vidrio en una tlapalería o esas tiendas que tienen una entrada y entra uno al mostrador.

''Luego, las casas de ventas en el Parián, en el plano arquitectónico, están como puntos bien situados en lo geométrico.

''Entonces, es como del pasado del Parián al presente, de la fachada de una tlapalería o de unas tiendas de ésas que hay en el Centro."

De niño, Hernández vivía cerca del museo Cuevas (Academia 13, Centro Histórico), entonces una bodega de recortes de telas y de revistas, adonde iba a leer pasquines. ''Aquí encontraba mucha paz. Fue una experiencia importante en ese momento de mi vida, porque atrás estaban también las calles de los prostíbulos, de la vida nocturna, por donde pasaba para ir al mercado Abelardo Rodríguez, donde hice mis primeras esculturas con el maestro Abraham Jiménez López".

En ese entonces Hernández conoció a José Luis Cuevas, quien era muy admirado por los estudiantes.

El artista adelanta que para 2008 el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco) prepara una retrospectiva de su obra.

 
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