El helicóptero en que viajaban a La Palma cayó en San Miguel Mimiapan, estado de México

Mueren Martín Huerta y ocho personas más en confuso percance

Durante más de siete horas hubo vacío informativo y versiones encontradas del gobierno federal

GUSTAVO CASTILLO E ISRAEL DAVILA ENVIADO Y CORRESPONSAL

Versiones encontradas y un vacío informativo de parte del gobierno federal, que se prolongó más de siete horas, surgieron tras el desplome del helicóptero en el que perdieron la vida el secretario de Seguridad Pública, Ramón Martín Huerta -uno de los hombres más cercanos al presidente Vicente Fox-, el tercer visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), José Antonio Bernal, y cinco funcionarios públicos, además del piloto y copiloto de la nave.

Luego de 25 minutos de vuelo, el helicóptero se estrelló en la parte alta del cerro conocido como La Cima, que se localiza en el poblado de San Miguel Mimiapan, municipio de Xonacatlán, estado de México.

¿Caja negra?

Mientras que el titular de la Dirección General de Servicios Periciales de la Procuraduría General de la República (PGR) Miguel Oscar Aguilar, confiaba -hasta el cierre de esta edición- en localizar la caja negra del aparato para determinar en un lapso de 15 días las causas del percance, la Secretaría de Gobernación informó en un comunicado que la aeronave ''carecía del dispositivo de grabación de vuelo'', ya que de acuerdo con la Dirección General de Aeronáutica Civil ''no es obligatorio que este tipo de naves cuenten con este equipo''.

Según datos de la SSP federal, la nave (Bell 412, matrícula XCPF1) partió del Campo Marte a las 10:25 de la mañana, y el viaje rumbo al penal de La Palma duraría de 35 a 40 minutos. A bordo iban, además de Martín Huerta, Juan Antonio Martínez, director de Comunicación Social de esa dependencia; el oficial mayor, Francisco Becerra; el secretario ejecutivo, Silvino Chávez Hernández; el comisionado de la PFP, Tomás Valencia Angeles; el jefe de ayudantes, Jorge Alberto Estrella; el tercer visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, José Antonio Bernal; el piloto Habacuc de León Galicia, y el copiloto Rafael Esquivel Arreguín.

La misma dependencia aseguró que, a los 20 minutos de vuelo, Eduardo Mondragón, secretario particular de Martín Huerta, recibió una llamada vía celular de su jefe. Faltaban diez minutos para que el helicóptero aterrizara en el penal de La Palma, donde se pondría en operación la Fuerza de Seguridad Penitenciaria, nueva policía que tendrá como encomienda mantener sin corrupción los centros federales de máxima seguridad.

Sin embargo, la Secretaría de Gobernación informó en un comunicado de prensa que la nave partió a las 10:45 del Campo Marte y que ''el último contacto que se tuvo fue a las 11:38'', es decir, habría volado ya, según esa versión, 53 minutos, ocho más de lo estipulado en el plan de vuelo.

El acto en el que el orador central sería Martín Huerta estaba programado para las 12 del día. Decenas de reporteros y funcionarios esperaban el arribo del secretario y sus acompañantes, sin embargo, casi a esa misma hora comenzaron a correr versiones de que el helicóptero en que viajaba el funcionario se había desplomado. Fuentes consultadas no descartaron que el siniestro hubiera sido provocado como respuesta a la creación de la nueva policía penitenciaria y el reforzamiento de las medidas de seguridad en los centros penitenciarios federales.

La falta de información oficial en torno a lo ocurrido, situación que se prolongó por casi siete horas, provocó un vacío que propició que en los medios de comunicación surgiera todo tipo de especulaciones, y aunque sin confirmación gubernamental se habló de un posible atentado, ya que en las últimas semanas el líder del cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén, quien se encuentra preso en La Palma, habría amenazado de muerte -a través de terceros- a altos mandos de la SSP federal y de la CNDH.

Incluso se llegó a informar, por parte de funcionarios cercanos a Ramón Martín Huerta, que el tercer visitador de la CNDH y el secretario se entrevistarían con Osiel Cárdenas para aclarar las amenazas de muerte.

Fuentes oficiales y policiacas desde temprana hora mencionaron la posibilidad de que se tratara de un atentado, sin embargo, hasta el cierre de esta edición las versiones gubernamentales aseguraban que se trató de un accidente.

Durante la noche, el subsecretario Miguel Angel Yunes declaró al noticiero de Joaquín López Dóriga que ''el helicóptero no existe... no quedó prácticamente nada''. Aun así descartó que el percance tuviera algo que ver con las amenazas de Osiel Cárdenas Guillén.

El capitán Mario Martínez, quien supuestamente piloteaba otro helicóptero que viajaba detrás de la nave que conducía al secretario y a sus acompañantes, declaró que el Bell 412 se perdió en un banco de niebla en la zona de La Marquesa, a la altura del municipio de Jilotxingo, estado de México.

La misma versión fue sostenida por Gobernación, que dijo que "las adversas condiciones climatológicas de la ruta propiciaron un techo bajo de navegación, y motivaron que el helicóptero desviara su rumbo hacia el norte, buscando mejores condiciones de vuelo.

"Todo indica que el piloto perdió contacto visual con el terreno y se impactó en la parte alta del cerro con un conjunto de árboles, los cuales derribó, para abrir una brecha y chocar finalmente de frente en la zona rocosa. El impacto habría ocurrido a velocidad crucero, lo que propició la explosión de la aeronave."

Según la Secretaría de Gobernación, el helicóptero se estrelló e incendió a 11 mil 200 pies (más de 3 mil 670 metros sobre el nivel del mar), a pesar de que no se ha realizado ningún peritaje.

Además, aunque el informe de Gobernación fue emitido después de las siete de la noche, en la zona del accidente apenas estaban arribando los cuerpos de seguridad y rescate. Así, a lo largo del día, mientras la información oficial fluía a cuentagotas, en la zona de La Marquesa alrededor de 3 mil hombres, cuatro helicópteros, decenas de vehículos policiacos federales y del estado de México, al igual que decenas de militares, desarrollaban una intensa búsqueda sin organización alguna, ya que todos atendían a versiones que surgían por las frecuencias restringidas de las instancias oficiales que mencionaban distintos lugares.

Largas filas de ambulancias, patrullas y vehículos civiles eran conducidos a alta velocidad por las estrechas calles y avenidas de los municipios de Ocoyoacac, Lerma, Jilotxingo, Huixquilucan y Xonacatlán. Muchas veredas fueron inundadas de autos y personas que trataban de corroborar las versiones de que se había ubicado la aeronave siniestrada.

Muchos de los avisos resultaron falsos, ya que mencionaban el avistamiento de largas columnas de humo, que en realidad resultaron ser quemazones de leña.

El Ejército Mexicano desplegó inicialmente al 73 Batallón de Infantería, apoyado con vehículos Hummer (todo terreno) para que pudieran ingresar a las zonas más agrestes. Los restos del helicóptero se hallaron en el paraje Las Canoas, de la localidad San Miguel Mimiapan, municipio de Xonacatlán. El sitio se ubica a unos 15 kilómetros de donde se concentró el mayor esfuerzo de búsqueda, que abarcó los límites de los municipios de Huixquilucan y Lerma.

Desde el mediodía, más de 350 elementos de la policía mexiquense fueron enviados a la zona boscosa de Huixquilucan para dar con la aeronave. Los comandantes de región trataron de coordinar a sus hombres, aunque permaneció en Toluca el nuevo director de esa corporación, Wilfrido Robledo Madrid (a quien se acusó, como ex comisionado de la Policía Federal Preventiva, de haber participado en adquisiciones ilegales al inicio del gobierno de Vicente Fox).

Al grupo de búsqueda se sumaron, conforme pasaron los minutos, elementos de las policías municipales de Huixquilucan, Lerma, Naucalpan y Ocoyoacac, así como agentes de la policía del Distrito Federal, para peinar la zona por tierra y por aire con helicópteros.

Alrededor de las siete de la noche, los cuerpos de seguridad arribaron a Mimiapan, poblado donde muchas calles carecen de pavimento y los servicios públicos son escasos. Los primeros policías que llegaron al lugar tuvieron que ser guiados por habitantes para arribar al punto exacto del percance.

Hasta las ocho de la noche, según los reportes oficiales, ninguna persona había logrado observar los restos de la aeronave ni de sus ocupantes, mucho menos iniciar los estudios periciales y con ello la elaboración del dictamen de las causas del desplome de la nave.

La brecha que conduce a La Cima se llenó de vehículos y fue imposible que las más de cien unidades transitaran por la cuesta. Incluso, los funcionarios que pretendían rescatar los restos de los servidores públicos debieron caminar durante más de una hora en medio de una niebla que fue haciéndose cada vez más espesa mientras avanzaba la noche.

La temperatura descendió a niveles de cero grados y la visibilidad se volvió casi nula en la zona cercana al lugar del accidente; por ello más de 500 efectivos del Ejército Mexicano acordonaron la zona. Los primeros contingentes de funcionarios que iban al rescate del secretario y sus acompañantes llegaron al lugar del siniestro tras caminar más de una hora en la montaña, pero sólo algunos contaron con el apoyo de caballos prestados por habitantes de la comunidad para sortear el difícil acceso a la montaña.

Los restos de los servidores públicos serán recuperados este jueves, cuando los primeros rayos de luz permitan visibilidad en el lugar. Mientras no concluyan los peritajes de la PGR, que se estima podrían tardar 15 días, se mantendrá como verdad lo señalado por la Secretaría de Gobernación de que todo "permite pensar que se trató de un lamentable accidente ocasionado por las adversas condiciones climatológicas", aun cuando, a decir de fuentes confiables de la SSP federal, la ruta de vuelo fue alterada.