¿Críticas?, crítica
Ayer quedaron registradas las siguientes palabras del subcomandante Marcos: "Todos debemos defender el derecho a la crítica, sin pasarnos de rosca por supuesto, y no hay que sentirnos ofendidos. La salud mental de la otra campaña está basada en este intercambio de crítica y autocrítica" (La Jornada, 21/09/05)
Cuán sabio era el Comité Clandestino Revolucionario Indígena (Comandancia General del EZLN) en febrero de 1994. En aquel tiempo prohibió expresamente que el subcomandante Marcos se refiriera, "a favor o en contra de NINGUNO de los partidos políticos". (Véase carta al PRD del 27 de febrero de 1994, firmada por Marcos dos días antes. Las mayúsculas en el original.)
Las cosas han cambiado mucho y no lo digo sólo por el discurso del líder rebelde de las últimas semanas. Los juicios sumarios contra quienes no opinan igual que él, además del insulto como sustituto del análisis y la explicación, no son nuevos. ¿Quién no recuerda los cuestionamientos a la ética de Adolfo Sánchez Vázquez y Luis Villoro en 1999? ¿Y qué decir, además de lo que en su momento escribió Carlos Monsiváis, de los calificativos externados por Marcos en contra del juez Garzón ("payaso grotesco") en relación con el juicio a Pinochet ("cuento engañabobos") en octubre de 2002? En aquel entonces, vale recordarlo, Marcos retó a Garzón a un debate. Primero el insulto y luego quería debatir con el insultado. ¿De qué y sobre qué? ¿De si era o no un payaso grotesco?
El pasado 14 de agosto de 2005, en Javier Hernández, Chiapas, y después de insultar a López Obrador en varios escritos, dijo lo mismo: que estaba dispuesto a debatir con éste. ¿De qué y sobre qué? ¿De si es el huevo de la serpiente en México o el espejo de Salinas?
El 27 de noviembre de 2002 Monsiváis escribió en este diario lo siguiente: "Como persona, Marcos puede insultar a quien se le ocurra, pero como persona no tendría acceso a la primera página de un diario. El es un dirigente, y el EZLN no tiene por qué pelearse con tantos al mismo tiempo, ni por qué suscribir tesis fantasiosas, envueltas en un estilo en el que, reiteradamente, naufragan el ingenio y el tono familiar. ¿Tiene caso responderle puntualmente?"
Y yo respondo que sí, que sí tiene caso responderle porque no habla como persona (para eso estaba Durito), sino que por su voz habla el EZLN y la Comandancia General, que, por lo visto, se ha vuelto de unos años para acá muy permisiva para que el jefe rebelde diga lo que quiera sin importarle las consecuencias para los altos mandos, la base de su ejército y el movimiento que representa, por lo menos en términos de imagen.
Un aspecto que me ha llamado la atención del discurso de Marcos y de varios de sus acólitos fuera del EZLN, al margen de insultos, es el trato que se le da al Partido de la Revolución Democrática y a algunos de sus miembros. En unos casos, cuando así conviene, el PRD es un partido de tribus y dividido, donde algunos de sus cuadros medios y altos se hacen trampas entre sí y otros han dado muestras de corrupción y de oportunismo. Y, cuando conviene, en otro momento, es un partido donde las acciones de unos se generalizan al todo, como si se tratara de un partido homogéneo y cuajado como tal (Zinacantán, por ejemplo).
Cuando los senadores del PRD, que no sus diputados, votaron en contra de la llamada ley Cocopa, el partido estuvo y está en contra de los derechos indígenas. Cuando muchos perredistas apoyaron (y apoyan) al EZLN son sólo "algunos" y no el partido. En las elecciones de 2000 lo ético, políticamente hablando, era llamar a votar por el PRD y por Cuauhtémoc Cárdenas, es decir, votar por principios (se dijo), pese a que los mismos dirigentes del partido señalaron que éste tenía una identidad poco clara con predominio de pragmatismo electoral y donde se llevaban a cabo prácticas clientelares, viciadas y cínicas. Ahora, en cambio, no es ético llamar a votar por López Obrador ni por el PRD porque este partido (no algunos de sus miembros) ha traicionado a los zapatistas y no es de izquierda, cuando en 1994 se le criticaba precisamente porque descalificaba por decreto "a todas las fuerzas políticas que no sean del PRD" (discurso de Marcos del 15 de marzo de 1994).
En 1994 el presidente del PRD era Porfirio Muñoz Ledo, de quien se pueden decir muchas cosas menos que fuera o sea de izquierda o anticapitalista; sin embargo, no hubo reparos para aceptar el registro de su partido para lanzar a Amado Avendaño como candidato a gobernador de Chiapas. Amado no ganó el gobierno, como quedara demostrado en el Tribunal Electoral del Pueblo de Chiapas, pero el EZLN lo reconoció como tal y le dio el bastón de mando como gobernador de transición. No recuerdo que el EZLN en esa ocasión llamara a no votar por el PRD ni pusiera en duda la legitimidad de Muñoz Ledo como dirigente de su partido, a pesar de que no fue electo por sus bases (a diferencia de López Obrador y Amalia García, por ejemplo).
¿Por qué entonces el EZLN aceptó el registro del PRD para la candidatura de Avendaño? Porque en aquel tiempo el Comité Clandestino Revolucionario Indígena distinguía entre el partido y las personas, entre el PRD y Cárdenas, y así lo dijo expresamente Marcos en su discurso ya citado del 15 de marzo de 1994 ante el candidato perredista a la presidencia de México. Bueno sería mantener las distinciones, también entre los dirigentes sindicales y los sindicatos y sus bases.