CIUDAD PERDIDA
Ganar o apoyar, acuerdo en entredicho
PRD: izquierda componedora
Diferencias de pensamiento
LOS COMPROMISOS, en política, deberían entenderse como el acuerdo que permite a los contrayentes invalidar, por una causa común, los intereses individuales, y para que ello suceda exitosamente deberá partir, también, de una causa superior en la que las divergencias de pensamiento sean, apenas, sutiles diferencias.
ALGO ASI es lo que acordaron tres precandidatos del PRD a la Jefatura de Gobierno. El supuesto es que los tres -Pablo Gómez, Jesús Ortega y Armando Quintero- provienen de la izquierda mexicana que ha tenido que dar un sinnúmero de batallas para subsistir.
GOMEZ, DE la izquierda comunista; Ortega, salido del turbio pasado de la izquierda acomodaticia de aquel PST de Rafael Aguilar Talamantes, y Armando Quintero, de la izquierda universitaria, lograron un acuerdo en el que las opciones no eran otras que ganar o apoyar.
SE TRATA de medirse entre ellos para saber cuál es el más fuerte, y que los perdedores sirvan de refuerzo a las aspiraciones del ganador, así, sin mayores condiciones.
VISTO ASI parece un arreglo congruente con la idea de llevar a un candidato de izquierda por un partido que se reivindica como de izquierda. El método escogido fue el de la encuesta y hasta este momento, en el que ya se ha iniciado la medición, todos han caminado en casi completa armonía.
LO GRAVE en todo este acuerdo de amigables componedores es que, conforme han avanzado los días, el discurso de unos y otros ha ido cavando grandes zanjas entre ellos.
LAS DIFERENCIAS en el modo de pensar de cada uno de los competidores han creado escollos que difícilmente podrían ser remediados a la hora de llevar a efecto los programas de gobierno.
SALVO ARMANDO Quintero, que ya se ha probado en una experiencia de gobierno como delegado de Iztacalco, los otros dos, Gómez y Ortega, han vivido de la política en posiciones donde el contacto directo con la gente y sus urgencias no es, por más que se diga, lo cotidiano.
ESO NO quiere decir que estén ajenos o apartados de la gente que los eligió, sino que el trabajo que desempeñan los obliga a otros quehaceres tan importantes, desde luego, como el del delegado, pero que los mantiene fuera de la zona de gobierno.
ELLO HA contribuido a que las distancias entre los tres se hagan más grandes y que el discurso de cada uno esboce ya diferencias que parecerían irreconciliables, por discordantes.
POR ESO parece muy difícil que quien gane en las encuestas pudiera obtener el apoyo de quienes piensan de manera tan diferente. Si bien el comienzo de esta contienda estuvo regido por la necesidad de oponer a un precandidato al que no se le considera de izquierda, uno de esa corriente de pensamiento, hoy las circunstancias podrían haber cambiado.
LA CAMPAÑA de Gómez se encaminó por la ruta de los medios de comunicación. Su prestigio como buen orador y hombre de ideas brillantes le abrió las puertas de radio y televisión. Ortega, que a nuestro juicio no tiene una propuesta clara para gobernar la ciudad, o así parece, sujeta su itinerario de trabajo a escuchar las ideas de grupos bien escogidos de la sociedad, entre ellos el de los estudiantes, y Quintero ha ido recorriendo colonias populares para darse a conocer y exponer sus programas de trabajo.
DURANTE ESE tiempo, en la suma de las ideas vertidas, cada uno ha marcado profundos desacuerdo con los otros, y parecería imposible que Gómez apoyara a Ortega, o que Ortega fuera el sostén de Quintero, o al revés.
POR ESO el acuerdo podría hoy estar en peligro, porque desde el inicio parecía un acuerdo entre partes tan desiguales que resulta casi imposible de respetar y a estas alturas de la contienda sería mejor poner los pies en la tierra que seguir soñando en el éxito del caos.