Usted está aquí: martes 27 de septiembre de 2005 Opinión Casa Mayor: proyecto pictórico

Teresa del Conde

Casa Mayor: proyecto pictórico

Durante este año, el proyecto acoge la participación de siete pintores que presentan exposiciones sucesivas de gabinete, dentro de un contexto general que amalgama varias instancias, todas relacionadas con el diseño, la arquitectura, la ambientación, etcétera.

A las muestras de gabinete se suma una subasta de trabajos realizados por colegas en su mayoría generacionales de los artistas participantes, convocados mediante una selección efectuada por las curadoras Cristina Gálvez y Dalinda Rezza.

Este breve proemio tiene por objeto insertar a los pintores seleccionados para exhibir individualmente en una visión de conjunto.

Lo primero que se me ocurre decir es que todos ocupan un lugar conspicuo en el campo artístico pese a pertenecer distintas generaciones y a que no existe entre ellos noción alguna de grupo. Sus modalidades son estrictamente individuales y el único nexo que los une es que cada uno, a su manera, proclama el lugar distintivo que debe otorgarse a la pintura en sus diversas manifestaciones.

José Castro Leñero cuenta con una trayectoria profesional probada a lo largo de cinco lustros. Sus mociones de búsqueda, de investigación formal, tanto como de práctica con distintos medios, algunos high tech, le otorgan un lugar cercano al que guarda su colega Gerhard Richter en Alemania, dado el abanico amplio de propuestas del que en todo momento hace gala. Goza desde hace tiempo de un sólido prestigio.

Franco Aceves Humana es un pintor que usa la ironía como medio de posibles denuncias (hasta donde la pintura es capaz de hacerlo) en torno de los aspectos de la globalización. Su iconografía, sintética, nítida, se basa en aquellos procesos que los semiólogos denominan ''deconstructivos".

Irma Palacios es una de las grandes damas del arte abstracto, tan importante como hace unos 30 años lo fue su colega prematuramente fallecida, la pintora Lilia Carrillo, perteneciente a la generación ''De ruptura". No hay vínculos ni propósitos formales comunes entre ellas, pero sí una sensibilidad pictórica que equivale a la poesía sin palabras.

Fabián Ugalde pinta ilustrando e ilustra pintando. Sus composiciones traen a colación la presencia de esos iconos previamente codificados con los que solemos toparnos todos los días. Sus mini-historias pintadas le han acarreado no pocas distinciones.

Bradley Narduzzi, muy permeado de procederes arquitectónicos, orquesta sus composiciones mediante bandas de redundancia que manifiestan las posibilidades combinatorias de un minimalismo en el que los signos remiten a las bases esenciales del diseño.

Helena González Graf abre ventanas reflejantes que proponen una teoría del color por medio de planteamientos espaciales tendientes a eliminar toda referencia que tenga que ver con la figuración, es decir, con la mímesis. No por ello deja de ser una pintora muy concreta, antes al contrario, lo que busca es la concreción de la pintura.

Mauricio Cervantes, uno de los más destacados pintores de las generaciones recientes, maneja la materia pictórica como si fuera un albañil del Renacimiento que hubiera trabajado con Piero de la Francesca, pero que también se hubiera entrenado con los artífices de Cacaxtla. Pareciera, metafóricamente, que su viaje en el tiempo incluyó una estadía con el británico Ben Nicholson de pleno siglo XX.

Desde este breve espacio se da la bienvenida con simpatía al proyecto Casa Mayor, tendiente a asimilar los trabajos del arte que se verán en un concierto de intenciones tendiente a ampliar y a diversificar los espacios de exhibición por medio de su inserción en aquellos ambientes interdisciplinarios más amplios que les resultan afines.

 
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