Pocos puestos y mucha demanda de trabajo
Más de 7,500 profesionistas en la feria del empleo; "de poco sirven altas calificaciones"
Ampliar la imagen Cientos de personas acudieron a la primera Feria del Empleo para Profesionistas y T�icos en el World Trade Center FOTO Carlos Cisneros Foto: Carlos Cisneros
Ampliar la imagen Antonio Ramos, ingeniero en sistemas FOTO Carlos Cisneros Foto: Carlos Cisneros
La primera Feria del Empleo para Profesionistas y Técnicos de la Ciudad de México rebasó las expectativas de las autoridades capitalinas. Más de 7 mil 500 personas, casi el doble de lo previsto, llegaron en busca de una oportunidad que les permitiera, ahora sí, encontrar un trabajo para pagar deudas, mantener con "decoro" a su familia o casarse, y dejar de lado la frustración y la desesperación que significa "tocar miles de puertas y no obtener nada, o ser engañado por las llamadas pirámides", dijo alguno de los aspirantes a un puesto de trabajo.
"Hasta ganas de acabar con tu vida se te vienen a la mente, en algún momento, cuando pasan los años y el tiempo dedicado al estudio no sirvió para nada, porque concluir una carrera con excelentes calificaciones y mención honorífica no te garantiza un empleo, y menos cuando eres egresado de instituciones públicas, como la Universidad Nacional Autónoma de México o el Instituto Politécnico Nacional, no dominas el inglés al 100 por ciento y careces de la experiencia requerida", señaló otro de los solicitantes.
"Ello te obliga a emplearte en labores ajenas a tu perfil académico, como encargado de abarrotes, obrero, plomero, artesano, taxista y hasta de trabajador de limpieza con tal de subsistir, aunque la edad se ha convertido también en un impedimento. Después de los 35 años ya no sirves y a ver cómo le haces", subrayó otra persona de entre los miles de buscadores de empleo que acudieron ayer al World Trade Center y colmaron su segundo piso con largas filas durante nueve horas.
Ante 200 jóvenes que conformaron el primero de los 40 bloques atendidos durante el día, la titular de la Dirección General de Empleo y Capacitación (DGEC), María Teresa Monroy Ayón; el coordinador general de Empleo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Manuel Liaño, y la directora del Fondo Social, Rocío Mejía Flores, reconocieron que la demanda laboral de profesionistas y técnicos va en ascenso, mientras las vacantes descienden.
En el primer trimestre del año, el desempleo entre la población con instrucción media superior y superior afectó a 104 mil 706 personas, mientras un trimestre después disminuyó a 91 mil 814, lo cual, reconoció la titular de la DGEC, "no es un avance, porque ellos engrosaron las filas del subempleo, ante el constante cierre de empresas y la rotación de personal, siendo los buscadores de trabajo del sexo masculino los más golpeados, al representar 59 por ciento del total".
Con esta feria, dijo, se buscó "paliar" esta situación, mediante el ofrecimiento de puestos en mecánica industrial o automotriz, optometría, enfermería, turismo, radiología, sicología, administración, telecomunicaciones, mercadotecnia, economía, derecho, contaduría y negocios internacionales, entre otros, con el apoyo de 89 empresas, que ofrecieron 750 vacantes, con salarios que van de 4 mil a 30 mil pesos, pero "aún falta mucho por hacer en la materia", aceptó Monroy Ayón.
Desde las nueve de la mañana, cientos de hombres y mujeres con sus mejores ropas, currículum en mano y con la esperanza de encontrar un buen empleo esperaron el corte del listón para tener acceso a los locales de las empresas. Unos minutos después, era imposible caminar, ante la multitud formada frente a los locales donde había diversas ofertas de empleo, en los cuales se informaba sobre los requisitos a cumplir, especificados en papeles de colores, aunque los salarios se daban a conocer de manera verbal.
Las cinco copias de su currículum no fueron suficientes ante la diversidad de ofertas laborales en algunas actividades, como derecho, administración de empresas, enfermería, contaduría e ingeniería en sistemas computacionales o industriales; no así para ingenieros agrónomos o textiles, donde las vacantes se reducían a una sola, lo cual no mermó el ánimo de Raúl Rodríguez y Rosa Ayala, quienes estudiaron dichas carreras y tienen cuatro y tres años en busca de empleo, respectivamente.
Juan Gabriel Saavedra y Maricela Vázquez también dijeron confiar en que pronto los llamen y les den la buena noticia de que ya cuentan con trabajo de abogados, pues ello significaría realizar su sueño de casarse y no terminar su relación a causa de los problemas que representa no tener dinero ni siquiera para cubrir sus necesidades mínimas.
Mario Rivera expresó su ilusión de que, a sus 45 años de edad, pueda tener trabajo antes de fin de año, para "dejar de ser una carga para mis padres, quienes me han ayudado a sortear el desempleo, aun cuando en ocasiones realizo labores de electricista, mantenimiento o capturista".
Mientras, Liliana Ramírez, economista; Claudia Estrada, administradora de empresas, y Eduardo Ramón López, ingeniero civil, comentaron que entregaron varias copias de su currículum.
Afuera cientos de jóvenes esperaban turno, lo cual obligó a los organizadores a ampliar el horario de la feria.
Adriana Plascencia, 29 años, contadora pública: La búsqueda de empleo es el pan nuestro de cada día de los profesionistas, pues concluir una carrera no te garantiza trabajo, y menos cuando, según los contratantes, no cumples con los años de experiencia requeridos o no estás actualizada. La rotación de personal te afecta y obliga a formar parte del desempleo. Cuando tienes el apoyo de tus papás qué bien, pero qué va a pasar después. O le busco en otra actividad ajena a mi carrera o me sumo a la informalidad... No sé.
Manuel Angel Sánchez, 44 años, químico industrial: La alta demanda de empleo te obliga a aceptar trabajos por honorarios, pero cuando terminan vienen los problemas y, otra vez, a revisar el Aviso Oportuno, tocar puertas y hacer filas en las ferias de empleo, mientras las deudas se acumulan y no son suficientes los 100 pesos diarios que me pagan en un cibercafé, para darles de comer a mis dos hijos. Para los contratistas tener más estudios y edad es un impedimento, y así nos lo hacen saber, negándonos la oportunidad de demostrar nuestras capacidades.
Rosa Ayala, 46 años, ingeniera textil: Tres años de búsqueda infructuosa te llevan a arrepentirte de concluir una carrera, aun cuando mi marido tiene un negocio familiar de tejido de punto y tengo la oportunidad de trabajar ahí, aunque sin sueldo, y le inculcas a tu hijo que estudie para que sus perspectivas de desarrollo se amplíen. Ahorita no se da cuenta bien de las cosas, pero más adelante desconozco la explicación que le daré. Los años se vienen encima mientras mis sueños de emplearme van cayendo, porque nadie acepta fácilmente a una persona de más de 35 años.
Liliana Ramírez, 24 años, economista: A nueve meses de iniciar mi búsqueda de empleo no he tenido suerte, porque simplemente soy egresada del Instituto Politécnico Nacional y no de una escuela particular, como si eso fuera sinónimo de problemas. A ello se suma la falta de experiencia, cuando no tienes la posibilidad de incorporarte al mercado laboral o no hablas ciento por ciento el inglés. En muchas ocasiones me he arrepentido de haber gastado tantos años para lograr una carrera, en lugar de poner un puesto en la calle. Es frustrante y doloroso.
Enrique Alonso, 31 años, sociólogo: Las extenuantes jornadas de búsqueda de empleo se han alargado por cuatro años, porque carezco de experiencia, no hablo inglés y no tengo una palanca para incursionar en el sector público, mientras los problemas en casa crecen, al igual que las deudas. Algunas veces he pensado en la posibilidad de huir por la puerta falsa, pero mis hijos me detienen. Quiero verlos crecer en un ambiente mejor que el que tienen ahora, donde las peleas con su madre son de todos los días, porque ella lleva el peso del gasto, mientras yo la hago de plomero o electricista para sortear la situación, pero es imposible.
Antonio Ramos , 48 años, ingeniero en sistemas: Desde hace varios meses revisar las ofertas de empleo se ha convertido en un hábito, sin éxito. La falta de oportunidades para la gente con estudios superiores ha propiciado la aparición de empresas defraudadoras, como las mentadas pirámides o colocadoras, que te piden mil 500 pesos para enviarte a un trabajo inexistente sin tentarse el corazón. Es traumante que la gente capacitada esté fuera del mercado laboral, sobre todo cuando rebasaste los 40 y tienes mujer e hijos que mantener.