Conclusión de expertos y líderes sociales en foro
Persiste el divorcio gobierno-sociedad para hacer frente a desastres naturales
A veinte años de los sismos de 1985, las autoridades mantienen una visión de contrainsurgencia de cómo debilitar la capacidad de respuesta de la sociedad en caso de desastres bajo la idea burocrática de que tienen un esquema de actuación y respuesta inmediata con el programa DN-III, cuando es la capacidad de la gente la que ha sacado a flote a las ciudades, como la de México y, recientemente, la de Nueva Orleáns.
En una mesa de discusión organizada por esta casa editorial, con motivo del 20 aniversario de los sismos, algunos de los dirigentes de las organizaciones sociales que surgieron en 1985, como Marco Rascón, Alejandro Varas y Dolores Padierna, lamentaron que los daños humanos y materiales registrados en ese entonces no sirvieran para que el gobierno y la sociedad civil unieran esfuerzos para manejar los desastres naturales.
Al contrario, "se ha convertido en un gran negocio, en una veta de oro, pues fácilmente se elevan cifras de víctimas u obras realizadas o se amortizan trabajos licitados pero nunca concluidos, como en Jalapa, sin ningún riesgo de que la contraloría te investigue, porque todo queda en familia", comentó a su vez Aurelio Fernández, especialista en la materia y director de La Jornada de Oriente.
La rebelión social que surgió de los escombros aquella mañana del 19 de septiembre de 1985 desapareció y resulta preocupante esta debilidad del tejido social para responder ante una urgencia, pues vivimos bajo el riesgo de un sismo de más de 8.1 grados Richter, ante la amenaza latente de la placa de cocos frente a Acapulco, que no ha liberado energía. Sin embargo, ni estamos preparados ni contamos con especialistas en la materia que impida un desastre mayor al ya vivido, señaló Rascón.
"El manejo de desastres se ha convertido en una exclusión, entre los que son actores de la protección civil y los protagonistas de la ciudad, cuando éstos últimos son quienes en ciento por ciento rebasan la estructura de las autoridades en cualquier caso de urgencia y es apremiante fortalecerlos", dijo.
Por ello, argumentó la diputada federal perredista Dolores Padierna, es necesario que la gente siga manteniendo los vasos comunicantes de la solidaridad, el autogobierno, la crítica, el reclamo, la organización y la insurgencia cívica para enfrentar la adversidad con éxito, porque ahora los que participamos en la tarea de reconstrucción de la ciudad ya no somos los mismos, sino que estamos mejor preparados. Así que no debemos permitir que lo ganado en estos veinte años se pierda, destacó Varas.