Los hombres del dinero, ''plurales y no excluyentes''
En el alcázar se delineó un perfil ideal de país
Austeridad impecable y una sobriedad light enmarcaron el acto
Ampliar la imagen Emilio Azc�aga Jean y Roberto Gonz�z, entre los asistentes a la firma del acuerdo FOTO Jos�arlo Gonz�z Foto: Jos�arlo Gonz�z
Estaban ahí, sobre todo, los grandes hombres del dinero. Aquellos cuyas empresas colaboran con buena parte del producto interno bruto de México. Y convocados por el más poderoso de todos, Carlos Slim, buscaron ser ''plurales y no excluyentes'', y confraternizaron con algunos líderes sociales, sindicales, intelectuales y comunicadores, para lanzar un documento cuasi fundacional con la mira de convertirlo en programa del próximo gobierno de la República.
Eso sí, dejaron de lado a los ''políticos profesionales'', esto es, a líderes partidistas, legisladores y precandidatos presidenciales. Sólo en calidad de testigo, y porque ''el presidente Vicente Fox está de viaje'', acudió el secretario de Gobernación, Carlos Abascal.
Sin embargo, resultó claro que para llegar a este día midieron con precisión los tiempos políticos y los de agenda, pues no faltó casi nadie. Así, 10 meses antes de las elecciones presidenciales, unos 300 nombres de indudable fuerza económica se dieron cita en el simbólico alcázar de Chapultepec para decirle a todo aquel que busque gobernar al país qué y cómo quieren el perfil de nación en los próximos años. ¿Alguien podría no coincidir con ellos?
Le llamaron Acuerdo Nacional para la Unidad, el Estado de Derecho, el Desarrollo, la Inversión y el Empleo. Y en 12 cuartillas se sirvieron, en infinitivo, de todos los verbos a su alcance para marcar un deslinde puntual de roles: el gobierno, a garantizar el estado de derecho; ellos, a invertir. Y todos felices. Se invistieron como miembros de la sociedad civil. Midieron el escenario político y físico. Se despojaron de marcas y hasta se sortearon los lugares en el auditorio. Así, por ejemplo, mientras el líder obrero Joaquín Gamboa Pascoe ''ganó'' primera fila, el artífice de esta convocatoria, Slim, quedó hasta la última, rodeado de hombres procedentes de los medios de comunicación.
El alcázar fue adecuado con una austeridad impecable. Nada de logotipos, más allá de los cubos de las empresas televisoras o radiofónicas. Cero refrescos o agua embotellados. Ningún gesto de distinción clasista o de seguridad apabullante. Todos los servicios fueron contratados con empresas privadas, y quizá las únicas extranjeras ahí fueron las edecanes. Apenas se sirvió café, agua en vasos, frugales bocadillos y galletas.
Una sobriedad cool y relajada; los reporteros pudieron moverse libremente para entrevistar y tomar fotografías. Aquello era, entiéndase, una sociedad civil tan selecta y digna de toda consideración, que fue recibida por valet parking en la entrada de Chapultepec, y conducida al castillo en confortables camionetas.
Tampoco hubo presidium. Apenas un atril desde el cual el premio Nobel de Química, Mario Molina, leyó el texto. Y al final, antes de pedir a la concurrencia pasar a la firma del acuerdo, se leyeron los nombres de quienes integrarán la comisión de información y seguimiento del mismo: Carlos Slim, Lorenzo Zambrano, Alfredo Achar, Norberto Rivera, José Luis Barraza, Emmanuel, Mario Molina, Fernando Solana, Héctor Aguilar Camín, Angeles Mastretta y Antonio Chedraui.
El paradigma del México de esta ''iniciativa de la sociedad civil que se origina en el sector productivo'', como la definió el dueño del Grupo Carso, puede verse en el uso verbal de las condiciones que reclaman para todos los ámbitos de la vida nacional: Garantizar, reformar, dotar, dar, hacer, establecer, cuidar, liberar, fortalecer, modernizar, crear, eliminar, potenciar, impulsar, plantear, propiciar, concebir, perfeccionar, invertir, combinar, optimizar, seguir, acelerar, continuar, mejorar, implementar, fijar, legislar...
Por eso quizá no fue casual la repetición casi textual -páginas 8 y 10- de la siguiente demanda: ''El gobierno debe dar prioridad a los servicios hoy insuficientes en materias tan sensibles como justicia, seguridad pública, educación y salud, al cumplir sus funciones de manera eficiente y evaluando siempre y públicamente sus resultados''. En la otra página sólo se cambió el inicio de la frase: ''Mejorar la eficiencia del Estado en el funcionamiento de todos los servicios...''
Del sector empresarial se presentaron ahí, entre otros, Emilio Azcárraga, Roberto González, María Asunción Aramburuzabala, Gastón Azcárraga, Eugenio Garza, Carlos Hank Rhon, Juan Diego Gutiérrez Cortina, Gilberto Borja Navarrete, Claudio X. González, Manuel Medina Mora, Ricardo Salinas Pliego, Héctor Rangel Domene, Lorenzo Servitje, Carlos Peralta, Marcos Rodríguez Gavica, Olegario Vázquez Raña, Juan Francisco Ealy Ortiz, Alejandro Junco de la Vega, Alfredo Harp.
Participó también el rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, y el director del Politécnico, Enrique Villa; el comunicador José Gutiérrez Vivó; los escritores José María y Rafael Pérez Gay, Enrique Krauze; el ombudsman José Luis Soberanes, el abogado Javier Quijano, el líder de los telefonistas, Francisco Hernández Juárez; el del Congreso del Trabajo, Víctor Flores; el de los mineros, Napoleón Gómez Urrutia, De la farándula, Chabelo, Mijares, Emmanuel, el ex futbolista Hugo Sánchez y la nadadora paralímpica Doramitzi González. Y cuando todo concluyó, los hombres del dinero se fueron satisfechos. Demostraron unidad de propósitos. Alguno hasta obtuvo una ganancia adicional, pues cuando se iba, confesó a sus amigos: ''¡Es la primera vez que vengo al castillo de Chapultepec!''