¿Y los derechos humanos dónde quedaron?
La violación de los derechos humanos de los migrantes es una tendencia que a lo largo y ancho de este planeta se está consolidando en este nuevo siglo. Algunas muestras son suficientes para resaltar esta lamentable situación. Simplemente recordemos que después de la catástrofe provocada por Katrina, a los migrantes que no pudieran mostrar sus papeles les estaba vedada la ayuda. Y uno se pregunta de inmediato, ¿cómo podrían tener papeles si el huracán había barrido todas sus pertenencias? Negar la ayuda a las personas que sufrieron tales infortunios es una clara violación de los más elementales derechos humanos y hasta cristianos, pero el "piadoso" señor Bush ni siquiera se lo cuestionó.
La respuesta del gobierno mexicano dejó mucho que desear y se colocó también en las orillas de la violación de los derechos humanos. Por un lado, hizo toda una serie de inconscientes exhortos instando a los migrantes a acercarse a los puestos de ayuda, asegurándoles "que no tuvieran miedo, pues se les iba a apoyar". Qué insensatez. Y resultó "candil de la calle y oscuridad de su casa" al enviar al Ejército Mexicano a apoyar a los damnificados, que por cierto hasta resultó regañado supuestamente por no elaborar los alimentos bajo las normas higiénicas estadunidenses.
Los consulados, por su parte, no llevaron a cabo una labor mucho más enérgica y efectiva para hacer llegar a nuestros connacionales el dinero que México estaba otorgando al gobierno de Estados Unidos. Lo más que hizo la Secretaría de Relaciones Exteriores fue transmitir un anuncio en forma bastante esporádica, que no tuvo la misma continuidad con la que nos taladran los espots del Presidente, y en los que se ofrecían algunos teléfonos y la dirección electrónica de la secretaría para aquellos que quisieran informes sobre los mexicanos que vivían en la zona. Es decir, no fue la secretaría la que hizo el trabajo notificando a la sociedad mexicana de manera eficiente y continua la situación de nuestros connacionales. Y todavía ahora nos sigue quedando la duda de lo que ha pasado con nuestros connacionales, en qué condiciones se encuentran, ya que no tienen trabajo ni casa y ni siquiera sabemos bien a bien cuántos de ellos han muerto. Así, no sólo se está violando el derecho a la información, sino que la falta de acciones responsables y decisivas para con nuestros connacionales son también una violación a sus derechos humanos.
Este es el ambiente en el que los migrantes se están moviendo, situación cada vez más difícil de sostener, pues sus países de origen no cumplen con su responsabilidad de ofrecer condiciones para la permanencia de su población, y las naciones de destino no aplican las mismas condiciones laborales y sociales que al resto de los trabajadores. Por otro lado, deben enfrentar los controles policiacos en las fronteras, las deportaciones colectivas, que no respetan el debido proceso, los millones de niños migrantes que trabajan, etcétera, y todo ello en clara violación a sus derechos humanos.
La perspectiva de los derechos humanos es el único ámbito de convivencia posible, ya que no sólo trascienden al Estado, sino que lo hacen responsable de sus abusos de poder. Sólo su aplicación irrestricta podrá contrarrestar tanto sus excesos como su capacidad represiva y terminar con la impunidad de los agentes del Estado.
Por ello, los derechos humanos es uno de los grandes retos que el mundo debe enfrentar en este inicio de siglo, por lo que es urgente que se realice un foro mundial con amplia participación de diversos organismos, grupos sociales y, por supuesto, con los propios migrantes, cuyo tema central sea la migración, problemática suficientemente importante por tratarse de uno de los grandes temas de este nuevo siglo.