Participó en los festejos de El Tianguis del Chopo
Maxx Cabello se afanó en parecer roquero serio y dejó absorto al público
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El guitarrista chicano Maxx Cabello entre el p�o chopero FOTO Chava Rock
Foto: Chava Rock
En pleno festejo por los 25 años de El Tianguis del Chopo, el sábado a mediodía la banda del Palomazo Informativo invitó al guitarrista chicano Maxx Cabello, de gira en México por primera vez, a compartir el escenario, al aire libre, con ella, y le ofreció "una guitarra comprada en Plaza Meave", para que el respetable apreciara que hasta ésa toca bien.
Y lo que siguió, en este espacio fundamental para la difusión de la cultura en la ciudad, fue una bizarra combinación de payazos roqueros con una de las jóvenes promesas bluseras de California. Mientras el talentoso Maxx, de 23 años, se esforzaba en sonar a roquero serio, los locos palomeros brincaban de un lado del escenario al son de Yo no voté por Martita.
Pasada la curiosa presentación, en esta ya famosa esquina de Luna y Saturno, Maxx y los músicos que lo acompañaban -José Luis Sánchez, teclados; Mauro Bonamico, bajo (Vieja estación) y Javier García, batería (Las señoritas de Avignon)- le prendieron fuego al escenario con Voodoo child (slight return), de Jimmy Hendrix.
La primera fila del público observó, absorto, los endemoniadamente rápidos dedos del joven que apenas tenía dos años cuando nació este tianguis.
Entre el público había de todo, desde darquetos hasta punks, y es que, como señala Alejandro Sánchez Mejorada, organizador de El Chopo, se ha hecho una "sectorización" falsa de los gustos musicales.
Además, el blues, al ser la raíz, cruza gustos musicales.
"Take it easy", gritó un chavo con sombrero de palma y con flores en la mano, que regalaron los organizadores.
Y, finalmente, el grupo tocó un buen rocanrol, con Johnny be good.
La banda se prendió, Maxx se tumbó al piso a tocar, se salió entre el público, y un par de chicas, Génesis y Grecia, se subieron al escenario a mover las caderas, en esa sabrosa tarde en la que el sol cayó a plomo, y que terminó con la partida de un gigantesco pastel de cumpleaños.