ASTILLERO
Nada
Inseguridad en el Seguro
Compras de fin de sexenio
Hombrecito y caballito resisten
DE PRONTO ASOMAN esos días en los que a pesar del fragor previo pareciera que no pasa nada muy importante. Se va el gran privatizador, Santiago Levy, luego del choque con el muy movilizado sindicato, pero a pesar de las buenas opiniones que genera el nuevo director del Seguro Social, Fernando Flores, flota en el ambiente un explicable escepticismo que no hace esperar gran cosa de las decisiones que tome un gobierno federal en temprana liquidación, al que lo único que le importa en estos momentos es que no haya tanta bulla, para así seguir sobrellevando el sexenio a gusto. En la grisura del ambiente se desgañita el Presidente de la República, prometiendo que en el caso del IMSS se respetarán las leyes, habrá diálogo y se buscarán salidas democráticas, y el único que se conmueve ante tales palabras es el vocero de Los Pinos, siempre dispuesto a corregir, enredar o recular, según la ocasión lo requiera. Se mantendrán las reformas, asegura el nuncio Carlos Abascal, al tiempo que declara con gran convicción que "hubo un tiempo para construir una cierta solución al problema de pensiones; ese tiempo parece haberse agotado" y que en el gobierno federal "no hay debilidad en lo más mínimo" (es decir, ¿sí la hay en lo más máximo?).
EL AMIGO EN MEXICO del Grupo Carlyle, Eduardo Medina Mora, en su personalidad de secretario federal de Seguridad Pública, retomó ayer el libreto del reforzamiento de la vigilancia en penales de alta seguridad como La Palma. Lo hizo a partir del punto en que ese guión había sido dejado por Ramón Martín Huerta. El viaje del nuevo funcionario y la reconstituida comitiva se hizo en helicóptero, y fue leído el discurso que había preparado el 21 de septiembre el funcionario ahora muerto. Pero Medina Mora anunció que en el resto del sexenio se harán inversiones millonarias para modernizar las cárceles de más riesgo, como son la citada de La Palma y otras en Jalisco y Tamaulipas. La vocación mercantil ha sido avivada con argumentos que invocan la necesidad de cuidar flancos por los que se pueden colar accidentes: mecanismos avanzados (y, desde luego, caros) de seguridad intracarcelaria y, también, la renovación de la flota aérea del gobierno federal, no vaya a ser que se vuelva a caer otro aparato (aunque el usado por vez postrera por Martín Huerta estaba "prácticamente nuevecito", según el almirante Wilfrido Robledo). Compra, que algo queda (de seguridad, desde luego). Todo, por supuesto, como si nada. Suavecito avanza el muy largo Año de Hidalgo.
LA SABIDA FARSA DEL PRI pasa en este momento por una silenciosa reconciliación del engaño con la simulación. Arturo Montiel se reúne con Mariano Palacios para acordar alguna manera de aparentar que se hizo caso al mexiquense en su pataleo propagandístico de días atrás, cuando jugaba a ser el gran opositor interno, usuario, sin escaldaduras de lengua, de palabras como honestidad, moral y otras de similar condición abrasante. Betín Madracín sigue mientras tanto en su silenciosa tarea de recaudación de fondos de inversión sexenal y en el tendido de la afamada red propia de ingeniería electoral a la que en una segunda etapa se le unirán los igualmente reconocidos técnicos del estado de México.
EN EL PAN, Santiago Creel se comporta como si no lo hubiera atropellado dos veces el mismo tren y, con un estoicismo digno de mejores causas (¿causas de apuestas, por ejemplo?), se prepara para un tercer arrollamiento. El negro caballito jalisciense de carrusel también mantiene buena cara ante los pésimos tiempos. Los dos (el hombrecito y el caballito) dicen que seguirán adelante en el proceso panista interno, a pesar de que Felipe Calderón les ha ganado dos de tres contiendas parciales. Es de suponerse que el par que no hace junto ni una mitad electoral tratará de venderle cara la negociación al puntero, bajo la máxima filosófica que a la letra (de cambio) reza: de lo perdido, lo que aparezca. En cualquier otra circunstancia, los dos aspirantes avasallados habrían declinado a su pretensión, pero la derrota es tan grande, y son tantos los riesgos de disolución de su corriente (martismo-vicentismo y su presunto retoño, el creelismo-albertismo), que los derrotados patalean y se tratan de mantener en la línea no de pelea, sino de negociación, como si nada, como si aún tuvieran una ínfima posibilidad de recuperación y triunfo.
ASTILLAS: El amable lector Luis Ma-rio Ganuza Masferrer ([email protected]) advierte el tono discriminatorio que se está usando en diversos medios -y, desde luego, en Astillero- para hablar de mexicanos "naturalizados". En realidad, "se es mexicano o se es extranjero; así lo establece el artículo 30 constitucional, no hay una tercera opción, como lo acostumbran decir los periodistas de deportes en televisión al decir brasileño naturalizado o argentino naturalizado. Si alguien quiere mantener el estigma y la discriminación disimulada, que diga el mexicano de origen argentino, lo cual estaría menos mal". Agrega el señor Ganuza Masferrer: "yo conozco y vivo más la historia de México, su geografía, su política, que muchos que nacieron aquí, y luego viene Julio Hernández López y se caga en mi nacionalidad con su comentario de que 'metiendo a la selección grande a extranjeros naturalizados', como quien dice: arrimados. ¡Qué poca!" Luego, "el colmo de los colmos es Deportes de Televisa", donde desglosan los goles anotados en cada jornada futbolística conforme a jugadores nacionales, ex-tranjeros y "naturalizados". Fernando Tamés ([email protected]) opina: "tiene razón Santiaguito: si ya lo vapuleó 60 por ciento del panismo, ¿por qué quitarle al restante 40 por ciento el derecho a vapulearlo también?" Y mientras Fox, como otros, se cuelga de la victoria de la sub 17, selección de la que ni se acordarían si hubiera fracasado en sus primeros juegos en Perú, ¡hasta mañana!
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