La falta de credibilidad puede derivar en anarquía, dictadura y abstencionismo
Corrupción y desprestigio, herencia de partidos a sus candidatos: Samuel Ruiz
Jerarcas católicos analizan la realidad nacional en el encuentro de agentes de pastoral social
El gobierno federal, incapaz de solucionar los grandes problemas, consideran
San Luis Potosí, SLP, 4 de octubre. Los partidos políticos delegaron en sus candidatos corrupción y desprestigio, en lugar de credibilidad, asumió aquí el obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Samuel Ruiz García, durante el segundo día del encuentro nacional de agentes de pastoral social de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), quienes desde distintas mesas de trabajo alertaron sobre el riesgo de que no creer en los institutos políticos puede derivar en anarquía, autoritarismo, dictadura y abstencionismo.
Durante el desarrollo de mesas de trabajo para analizar la realidad nacional, en cuyo primer esbozo prevalecieron críticas hacia el gobierno federal por ser ''incapaz de solucionar los grandes problemas'' como la pobreza, la desigualdad, la explotación de indígenas, la desintegración familiar y la violencia, los delegados, entre ellos el obispo emérito Ruiz García, también cuestionaron que la Iglesia católica, como institución, se quede callada frente a este panorama, porque algunos de sus jerarcas sólo buscan el protagonismo político o mantener un estatus social.
Afectadas, la verdad y la justicia
Samuel Ruiz insistió sobre el desgaste de los institutos políticos, por la corrupción y desprestigio que les aquejan, lo cual arroja una ''situación un poco negra'', en donde hace falta impulsar la participación ciudadana, además de denunciar el daño que en nuestro país sufren la verdad y la justicia, por el sistema que nos domina.
En este contexto, en las mesas de trabajo -integradas por religiosos y laicos- se criticó también la actuación de los medios masivos de comunicación, al considerar que ''empobrecen el debate político y la vida cultural de todos'', mientras fomentan el consumismo, la promoción de la cultura de la muerte y una apología del crimen, además de que ''algunos han sido penetrados por la corrupción''.
Y frente a todo ello, indicaron, se da un divorcio entre fe y vida. Sobre esto, en conferencia de prensa posterior, el arzobispo de Jalapa, Sergio Obeso, admitió que los ministros ''necesitamos interesarnos más para proyectar nuestra fe en los asuntos públicos, que miran por el bienestar de todos y el bien común''. Ubicó a esta institución como la más autocrítica y rechazó que se trate de ubicar a jerarcas como ''rojos o blancos''. En cuestiones de fe, apuntó, estamos ''todos unidos'', pero hacia fuera hay ''mucha libertad de expresión y matices''.
Defendió que están abiertos al diálogo, a la comunicación, a la articulación con muchos otros organismos que tienen preocupaciones similares, pero siempre conocedores de los límites que tienen para no inmiscuirse en política partidista.
Por su parte, el secretario ejecutivo de la Comisión de Pastoral Social, Antonio Sandoval, insistió sobre el ''riesgo profundo, el dolor y el daño que genera el narcotráfico en nuestro país. Trae consigo una ola de violencia, de destrucción en tanto aumenta el consumo de droga''. En la medida en que, dijo, ''los dineros del narco circulan en medio de nosotros, por supuesto que se corrompen muchas de nuestras estructuras, y sobre ello la Iglesia siempre ha estado alertando''.
Las condiciones ideales
La Conferencia del Episcopado Mexicano, en tanto, a través de la citada comisión episcopal, promueve el perfil que, a su manera de ver, deben tener los candidatos a puestos de elección popular: propiciar el bien común, defender la vida humana desde la concepción hasta la muerte, amplia capacidad de diálogo con los diferentes sectores sociales y políticos, estar a favor de los derechos humanos, no tener antecedentes de relación con ningún tipo de mafias, escándalos de dinero y muestra de rectitud, honradez y un buen ejemplo de vida familiar.
A través de los talleres sobre democracia que impulsa, como parte de la campaña fe y política en las 15 regiones pastorales del país, establece como dinámica de trabajo que para emitir un voto responsable los ciudadanos deben calificar a cada uno de los aspirantes a partir de los rasgos descritos, así como sus niveles de compromiso.