La artista exhibirá su producción pictórica más reciente
Sandra Pani pugna por recuperar la estética inmersa en lo esencial
Ampliar la imagen Sandra Pani con algunas de sus obras incluidas en la muestra de la artista que se inaugura en el recinto de Alvaro Obreg�9, colonia Roma FOTO Cristina Rodr�ez Foto: Cristina Rodr�ez
Depurar el lienzo se ha convertido en una obsesión para la pintora Sandra Pani (DF, 1964). Y la razón no es otra, explica, sino recuperar la ilimitada riqueza estética y de contenido que yace en lo básico, en lo esencial.
En su más reciente producción, agrupada en la muestra La flor del corazón, que será inaugurada hoy en Casa Lamm (Alvaro Obregón 99, colonia Roma), puede apreciarse una gran sencillez, inclusive minimalismo, en el manejo tanto de formas y trazos como en el color.
Esa decantación en la propuesta pictórica de la creadora es resultado de un proceso en el que mucho ha tenido que ver su trabajo con el dibujo, ya que éste, define, es un ámbito que se desarrolla a partir de escasos elementos.
''Mi experiencia con el dibujo es ésa, quitar lo que sobra; sólo poner lo esencial, lo cual se ha traducido en mi pintura; por eso cada vez se vuelve más blanca, más limpia", señala.
''Como Ezra Pound, quien decía que escribía con la goma, yo pinto mucho con el blanco. Siempre acabo recubriendo mis obras con blancos. Me gusta mucho ese proceso de quitar y tapar. Es una especie de diálogo entre lo que existe, lo que decido suprimir y las capas que quedan".
El cuerpo humano, eje temático
En La flor del corazón, que concluirá el 4 de noviembre, Pani prosigue con una de las grandes constantes de su quehacer, el cuerpo humano como eje temático, si bien ahora imbricado con imágenes de árboles y flores, en una relación en que ambos elementos se funden y confunden.
''Mi relación con el cuerpo humano es muy estrecha e intensa. Es una especie de asombro por lo que es el cuerpo, una reflexión acerca de la corporalidad y la belleza de ésta."
Uno de los aspectos que la pintora busca resaltar con su más reciente exposición es que el diseño de los seres vivos es siempre el mismo, ''sólo con pequeñas diferencias a nivel estructural", como lo demuestran el esqueleto de un ser humano y el de un animal e inclusive las nervaduras de las hojas o el tronco y ramas de los árboles.
Agrega: ''Es como si la mano de Dios lo hubiese proyectado así: una misma estructura, aunque adaptada de manera diferente. En ello radica un poco la búsqueda que he emprendido: encontrar ese algo que no es común a todos los seres vivos".
Para Sandra Pani, la búsqueda de la simplicidad, de la esencia, es una tarea muy demandante y absorbente, tanto para ser ejecutada como para ser apreciada: ''Mi pintura está hecha con mucho tiempo; me tardo mucho en pintar, decidir qué se queda y qué quito, y ese tiempo que me tomo para hacer los cuadros es el mismo que requieren para ser vistos. Es pintura que demanda atención.
''Es una pintura que me vincula con lo oriental, en el sentido de detenida, de lo pausada. En una vida de frenesí, de ir contra el tiempo (mi trabajo), representa una especie de refugio de serenidad."