Acompañaron a la banda Skatalites, La Tremenda Korte, The Selecters y Sekta Core

Ska-P dice adiós con una fiesta que desbordó energía y talento

El grupo de seguridad Lobo fue rebasado por cientos de jóvenes que libraron la zona restringida

CHAVA ROCK

Más de 20 mil niños y adolescentes colmaron las gradas y la pista del Palacio de los Deportes la tarde del miércoles pasado para presenciar el Ska Fest, en el que tocaron los grupos La Tremenda Korte, Sekta Core, The Selecter, Skatalites y Ska-P, el platillo principal de esa noche, pues esta tocada fue marcó la disolución temporal de esta emblemática banda española con gran radio de influencia en México en la última década.

La importancia de Ska-P se debe, en síntesis, no sólo al infinito poder de su música, sino en el fuerte contenido social en sus letras (hablan de la injusticia social, la falta de oportunidades para la clase trabajadora y las diferentes y sofisticas formas de represión del sistema); estas características equiparan a Ska-P con algunas de las bandas más emblemáticas y de resistencia en España y el País Vasco como Escorbuto y Negu Gorriak, por mencionar sólo dos); a esto hay que sumarle la calidad de la banda en vivo.

Desde su irrupción en los escenarios en 1994 su propuesta quedó claramente establecida, estaban en contra de las corridas de toros, del racismo, la milicia, los paramilitares, la corrupción, la intervención yanqui, el machismo, las banderas y el Vaticano. Y estaban a favor de la despenalización de la mariguana, de la Revolución Zapatista, el mestizaje y la impartición de justicia. En el planeta Ska-P cabían indígenas, skatos, rebeldes, obreros, prostitutas, campesinos... José Martí, Víctor Jara, Che Guevara, Sub Comandante Marcos fueron motores importantes en su prolífica carrera.

Al filo de las seis de la tarde comenzó la fiesta con la actuación del combo mexicano La Tremenda Korte. En esta ocasión le tocó dar la bienvenida a la gente, en su mayoría niños y niñas que emocionados asistían por primera vez a un concierto masivo. Aún no terminaba de acomodarse la gente cuando ya recibía fuertes dosis de música que motivaron pequeños slam dance entre quienes esperaban ansiosos en la pista.

Cuando llegó el turno de The Selecter la mayoría se enfrentó a un grupo que no conocía. No obstante, otro tanto de jóvenes apreciaba el valor de esta banda inglesa, la cual se mostró como una fina intérprete de ska, además de que cuenta con la presencia de su guapa vocalista, Pauline Black, quien resbaló su armoniosa voz por temas como Three minute hero, The selecter y Too much pressure. El grupo fue una grata sorpresa en esta frenética noche.

Sekta Core le dio la vuelta a la moneda. Fueron los rudos de la noche. Por fortuna cuentan con un vocalista que gutura sus arrebatadas composiciones, fotografías del quehacer urbano; temas como Energía y mascare y Coll Cats fueron llaves que de entrada calaron hondo en una audiencia que intentó bailar en círculos, chocar sus cuerpos y brincar sobre la espalda de los danzantes, este slam apenas se insinuó, pues lo más que podían hacer los chavos de hasta adelante fue mover sus ligeros cuerpos y recargarse en el hombro de la persona de al lado.

Tímido slam

Las guitarras sonaban como sierras que el amante del hard core siempre aplaude, sobre todo cuando estas estridencias, y no es exagerar, lo acercan mucho a lo que hacían los viejos Rage Against the Machine. El grupo ensambló algunos de sus temas clásicos: Ruperta, Fantasma de la rana, Insurgentes y La zona del terror. Candela pura dieron estos jóvenes, quienes llevan once años en los escenarios.

Skatalites se dio el gusto de tocar un nutrido repertorio, el cual sirvió para constatar quiénes son los padres de este ritmo. Banda jamaiquina que todo el tiempo anda de gira por el mundo. Aquí dejó caer ese impresionante juego de metales que tanto ha servido de influencia a las nuevas bandas. Los Ska-P no quisieron perderse esta actuación y ver a los jefes de jefes y abuelos de abuelos desde uno de los costados del escenario.

Operación chango

Mientras los acordes de Skatalites nos llevaban a la cuna del género, decenas de personas empezaron a descolgarse de las gradas hacia la pista. La incredulidad de muchos era evidente, pues no parecía lógico cómo algunos arriesgaban sus vidas al descender de la nombrada Zona C hacia la pista: de cuatro o seis metros eran los saltos de quienes se descolgaban, ante el aplauso de muchos y el apoyo de los de abajo, quienes formaron pequeños colchones humanos para recibir a los jóvenes que sin miedo se dejaban caer.

El grupo de seguridad fue rebasado ante este acto, pues no imaginaron que cientos de chavos realizaran la operación chango. El equipo de seguridad Lobo sacaba a punta de golpes a quienes lograban atrapar al caer al piso.

Cuando Ska-P subió al escenario el Skalacio de los Deportes ya era una locura; el grupo español atacó sin piedad con El gato López, El rey y Planeta Eskoria.

Miles de brazos se elevaron al cielo al momento de entonar los aguerridos temas del grupo vallecano. La gente empezó a rodar sobre hombros y cabezas de un lado a otro de la pista. La banda española dio muestra de que su talento estriba en sus energéticas actuaciones.

El performance que celebra su hombre espectáculo, Pipé, es otro de los atractivos visuales: continuamente realiza varios cambios, lo mismo se le pudo ver vestido de oberol y con pasamontañas al momento de cantar El vals del obrero, que parado sobre zancos y vestido como Tío Sam cargando una guadaña, o sentarse sobre una silla (en apariencia) eléctrica y morir electrocutado, al mismo tiempo que se gritan las consignas: no al imperialismo, no a la pena de muerte, no a la penalización por el uso de drogas. Más cannabis y menos guerra es otra de las peroratas de esta banda, la cual, al momento de mencionar a Zapata y al Ejército Zapatista de Liberación Nacional recibió miles de gritos de algarabía.