Veo en ese país el futuro de la música clásica, manifestó sir Simon Rattle
Sinfónica juvenil de Venezuela cerró gira en la sede de la Filarmónica de Berlín
Ampliar la imagen Gustavo Dudamel, venezolano de 22 a�y joven promesa de la direcci�rquestal en Am�ca Latina, durante el cocierto que dirigi� la sede de la Filarm�a de Berl�
Berlín, 7 de octubre. Los jóvenes músicos de la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana no podían haber encontrado mejor padrino que sir Simon Rattle, director de la Filarmónica de Berlín.
Con el concierto efectuado en días pasados en la sede de la que es considerada la mejor orquesta del mundo, la sinfónica sudamericana culminó una gira por varias ciudades de Alemania, invitada por la sección alemana de Jeunesses Musicales (Juventudes Musicales), asociación internacional que promueve la formación y difusión de la cultura musical en los jóvenes del mundo.
El director británico viajó inclusive en diciembre pasado a Venezuela para escuchar a los jóvenes de ese país. La impresión que la cultura musical de ese país dejó en Rattle lo llevó a afirmar: ''Veo en Venezuela el futuro de la música clásica".
A raíz del concierto en Berlín, Rattle manifestó nunca haber presenciado algo similar como lo visto en Venezuela. ''Hay algo interesante musicalmente en los países sudamericanos, por ejemplo, ellos bailan mejor".
Rattle ha dirigido personalmente a los jóvenes venezolanos y auspicia la gira por Alemania. Los integrantes de esa sinfónica forman parte ya del programa educativo de la Filarmónica de Berlín.
La Sinfónica de la Juventud Venezolana, creada en 1975, se presenta en Berlín bajo la batuta de Gustavo Dudamel, de 22 años, quien desde los 18 años dirige esa agrupación y es considerado una de las grandes promesas de la dirección orquestal en Latinoamérica, además de ser colaborador frecuente de Rattle, y de Daniel Barenboim.
Dudamel recibió, en la gira que realizó por Bonn, ''el anillo de Beethoven" en su primera edición, pieza en oro macizo que lleva grabada la imagen del músico alemán, como reconocimiento a su labor interpretativa de la obra beethoniana. En la pasada versión de este festival, el joven venezolano sustituyó a Franz Brüggen, quien enfermó, al frente de la Orquesta Filarmónica de Londres.
Ejemplo a seguir
Venezuela es buen ejemplo de cómo la educación musical puede convertirse no sólo en un proyecto artístico, sino también social. De los alrededor de 25 millones de habitantes del país sudamericano, unos 250 mil jóvenes, es decir, uno por ciento de la población estudia música como parte del Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles.
José Antonio Abreu, creador de ese sistema en 1975, propone que cada pueblo de Venezuela tenga su orquesta, a la que compara con una comunidad en la que los chicos aprenden a establecer lazos de solidaridad y la educación musical como medio para la protección e integración social de los jóvenes. Los integrantes de las orquestas infantiles y juveniles en ese país son en muchos casos de medianos y escasos recursos, e inclusive algunos niños de la calle.
Abreu ha recibido premios internacionales por su labor musical y es embajador de buena voluntad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Venezuela tiene 140 orquestas juveniles, 115 infantiles y 38 profesionales. México podría empezar a tomar nota, en serio, de ese ejemplo.