Presentan concierto basado en la música del Quijote
Lanzas, ángeles y molinos de viento danzan en el aire
La gala se repite este domingo en la Sala Netzahualcóyotl
Ampliar la imagen Jordi Savall, autor de la pieza Don Quijote de la Mancha. Romances y m�s FOTO Roberto Garc�Ort� Foto: Roberto Garc�Ort�
Guanajuato, Gto., 8 de octubre. Con un recital inolvidable porque danzaron en el aire ángeles, lanzas, molinos de viento, las crines de las cabalgaduras, las cuitas del caballero de la triste figura, sus alegrías de amor, sus penas propias y las ajenas. Danzaron también las páginas de El ingenioso hidalgo son Quijote de la Mancha, libro cuyo cumpleaños 400 es la parte central del Cervantino 33, y ocurrió así uno de los eventos más importantes de la programación de este año en Cuévano.
Este domingo se repetirá por única vez este concierto inolvidable, a las 18 horas en la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl, en la ciudad de México.
Mientras en Cuévano el mediodía del sábado se iluminó con Jordi Savall y Andrew Lawrence-King, dos de los músicos más prominentes (con Paul Hilliard y Nikolaus Harnoncourt) del vasto universo contemporáneo del cultivo de la música antigua. Al frente de Hesperion XXI, Jordi Savall presentó el programa Don Quijote de la Mancha. Romances y músicas, consistente en la narración de los pasajes de la novela donde aparece la música.
La selección de textos, la música y la concepción del programa es de Jordi Savall, quien ya ha explicado a los lectores de La Jornada tal procedimiento en una entrevista que publicamos recientemente. La puesta en vida de esta idea maravillosa fue a su vez una maravilla que hizo delirar al público que atiborró el templo de la Valenciana, ubicado al pie de las montañas de esta ciudad de noble piedra y cerco campirano.
En un lugar de la etcétera cuyo etecé no me quiero blabablá...
Un actor en el púlpito del templo ocupó el lugar de los curas de sotana y beligerancia política panista y puso por fin sentido a lo que se suele decir desde allí, pues leyó pasajes del Quijote, los dramatizó y los músicos, sobre un templete bajo el púlpito, pusieron a bailar como pulpitos a los mismísimos arcángeles entre los retablos, a las lanzas caballerescas en el magín de los escuchas, a la triste figura en la alegría de los melómanos.
Esta vez Savall no viajó con su hermosa viola da gamba, en su lugar trajo una vihuela de arco y desde ella dirigió el concierto. Otras dos vihuelas de arco se le unieron en la escena, además de Arianna Savall en la arpa doppia y su bella voz, el maestrísimo Andrew Lawrence-King en el arpa cruzada y David Mayoral en percusiones.
Sonaron entonces todas las músicas que se cantan, se bailan y se tocan en la novela de Cervantes, quien además de escritor era músico, lo cual, dijo ayer Jordi Savall en Guanajuato, "explica la profunda humanidad de su escritura. Este concierto nos aporta una perspectiva más completa de esa novela, porque leer El Quijote sin conocer su música es como ver una película muda.
Además de que la música, decía Canetti, "es la historia viviente de la humanidad porque siempre está conectada al corazón. Hay música tan conmovedora en este hermoso texto como aquella donde una mujer acompaña su canto con sus propios suspiros en lugar de vihuela".
Suspiraron los ángeles en sus retablos, gimieron las vírgenes desde sus nichos, soltaron toda la sopa los confesionarios, hirvió el agua bendita en las pilas bautismales, rebozaron de vino los cálices, se convirtieron en carnitas estilo Michoacán las hostias, conjugaron de otro modo la palabra recogimiento todos los santos y perdieron su virginidad. Recobraron la cordura todos los locos y nos volvimos orates todos los cuerdos con la música de Don Quijote de la Mancha con los mejores intérpretes del planeta entero para tal ocasión.
En un lugar de Cuévano en cuyo templo no quiero persignarme...