El lodazal
La pendiente del final adelantado del sexenio está ya marcada por la crisis desatada por la ineptitud y la venalidad del gobierno tras la destrucción causada por los huracanes de octubre.
1. La reconstrucción de Tapachu-la y de cientos de comunidades de siete estados de la República, devastadas por el paso del huracán Stan el pasado día 4, debe ser prioridad del Estado, pero el gobierno foxista una vez más pretende minimizar la tragedia y soslayar su responsabilidad mientras crece la desolación.
2. La reconstrucción no la puede abordar el gobierno federal, como dejó entrever Fox ayer en Salamanca (13 de octubre), porque ante la pasividad -y complicidad- del Congreso, en todos estos años ha tomado decisiones que afectan el futuro de México: buena parte de los recursos provenientes del excedente petrolero los ha estado dilapidando su gobierno en gasto corriente; el remate de activos del IPAB se está utilizando para beneficiar a parientes, funcionarios y amigos, según señaló ayer La Jornada, culminando así el mayor fraude que se haya cometido contra los mexicanos y, en un peculado institucional sin parangón, los dineros del pueblo se han estado desviando y se siguen desviando a grupos privados, supuestamente para que lleven a cabo las tareas del gobierno: en educación, en salud, en obras públicas, y ahora se pretende que sea también en las tareas de reconstrucción.
3. El desastre causado por el paso de Stan mostró una vez más la falacia de la tesis neoliberal de que el Estado debe reducirse a su mínima expresión para que sus funciones las acometa el capital privado. Ante un desastre de esta magnitud, Fox no pudo tener más respuesta que montar un operativo de propaganda para hacer creer que todo estaba bajo control, dejar las responsabilidades de la escasa ayuda a las fuerzas armadas, que mal acometen una tarea que no es suya, y no están haciendo más que improvisar y pretender que la contingencia ya había pasado, como señalaba el subcomandante Marcos en un comunicado (3 de octubre).
4. La comparecencia ante el Senado de Carmen Segura (coordinadora gubernamental de Protección Civil), en medio de la crisis desatada por la ineptitud y venalidad de Fox ante el desastre (4 de octubre), no hizo más que agravar la situación, pues lo único que quedó claro es lo que ya se sabía: a) que el gobierno federal carece de programas para enfrentar este tipo de desastres, y que b) los recursos del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) fueron utilizados a lo largo del sexenio por el gobierno foxista para un "uso electorero" destinado a favorecer al PAN, de lo que la funcionaria culpó al ex titular de la Secretaría de Gobernación, Santiago Creel.
5. La gravedad de lo que acontece con la dilapidación del patrimonio de la nación se ha hecho por consiguiente más evidente luego del paso de Stan. El escándalo de finales del sexenio por el destino que ha dado el gobierno a los ingresos extraordinarios que ha obtenido por la exportación de petróleo en los últimos cinco años, culminó hace unos días cuando el propio Guillermo Ortiz Martínez (gobernador del Banco de México) afirmó ante los legisladores que 90 por ciento de los mismos se ha ido "a gasto corriente" (4 de octubre), lo que constituiría un nuevo crimen contra la nación, en vez, según él, de utilizarse para liquidar deuda externa, lo que sería otro crimen, afirmación que fue negada sin aportar elementos por Francisco Gil Díaz (titular de Hacienda), diciendo que se van "a ahorro e inversión" (5 de octubre), a sabiendas de que cuando el director de un banco central rompe el principio de discreción es por algún motivo de extrema gravedad.
6. El desastre en las zonas siniestradas es cada vez mayor, pero Fox, pavoneándose en España tras declarar en México, en una más de sus frases imbéciles, que "lo peor ya pasó" (4 de octubre), no piensa más que en términos de lo que es: un neoliberal corrupto y cínico, que pretendiendo reproducir el esquema planteado por Bush ante la destrucción de Nueva Orleáns, plantea que el desastre ha de ser una coyuntura para que el capital privado haga negocios.
7. Decenas de miles de mexicanos han perdido su hogar y todo su patrimonio, la economía de esas regiones está destruida y no puede ser sino responsabilidad del gobierno federal proceder a la reconstrucción de las zonas devastadas, con criterios éticos y de Estado, y no pretender una vez más dejar la tarea a quienes no tienen más ambición que el lucro ni más proyecto que imponer un modelo de explotación.
8. El nuevo debate sobre "el lodazal" en el que está inmerso el gobierno foxista en este fin de sexenio, y que fue detonado por la filtración que Fox, aliado a Salinas y a Televisa, ordenó se hiciera desde Hacienda de las cuentas bancarias de Arturo Montiel (precandidato presidencial del PRI) a fin de beneficiar a su oponente Roberto Madrazo, ha terminado, como era de suponerse, por revertirse contra el propio gobierno foxista, que está una vez más en la picota por su propia y desmedida corrupción: la institucional y la de Fox y sus allegados.
9. Lejos de transitar a "la democracia", el país ha ido a una mayor irracionalidad en el ejercicio del poder y a mayores -y más impunes- prácticas de corrupción. La propuesta hecha ayer por Andrés Manuel López Obrador (precandidato presidencial del PRD) de que los partidos políticos entreguen a la reconstrucción 10 por ciento de lo que perciban para la campaña (13 de octubre) va en la dirección de hacer regresar la racionalidad a los asuntos públicos, pero no debe ser motivo para que el gobierno federal se desresponsabilice de sus obligaciones ni para que no procedan todas las investigaciones sobre el mal uso que ha hecho el foxismo de los recursos públicos.
10. La reconstrucción de las zonas afectadas es tarea de todos, pero también lo es la reconstrucción moral de la nación, devastada por el foxismo depredador.