Por más de 10 horas los atacantes causaron estragos a fuerzas federales en Kabardino-Balkaria
Irrumpe comando armado en Nalchik; el gobierno ruso minimiza el ataque
Guerra de cifras: 59 muertos y 17 detenidos, saldo oficial; chechenos dicen que sólo tuvieron 15 bajas y mataron a unos 160 soldados
Putin ordena ser "implacables" con "los bandidos"
Ampliar la imagen Un oficial ruso detiene en Nalchik, capital de la rep�a de Kabardino-Balkaria, a un presunto atacante durante la incursi�ue fue reivindicada por independentistas chechenos. Abajo, un elemento de las fuerzas de seguridad federales observa el cuerpo de un hombre abatido durante los combates de ayer FOTOS Ap y Reuters Foto: S Ap y Reuters
Ampliar la imagen Un oficial ruso detiene en Nalchik, capital de la rep�a de Kabardino-Balkaria, a un presunto atacante durante la incursi�ue fue reivindicada por independentistas chechenos. Abajo, un elemento de las fuerzas de seguridad federales observa el cuerpo de un hombre abatido durante los combates de ayer FOTOS Ap y Teuters Foto: S Ap y Teuters
Moscú, viernes 14 de octubre. El Cáucaso del Norte, atrapado en el círculo vicioso de la violencia recíproca en Chechenia que, de un tiempo para acá, se extiende cada vez más a las restantes seis repúblicas de la convulsa región, volvió a ser este jueves escenario de prolongados combates callejeros, con un elevado número de muertos y heridos como saldo, ahora en la ciudad de Nalchik, capital de la pequeña república de Kabardino-Balkaria.
A temprana hora del jueves, entre ocho y quince grupos armados, de inspiración wahabita, el sector islámico radical de los independentistas chechenos, atacaron de modo simultáneo instalaciones clave de Nalchik como las sedes del Ministerio del Interior y del servicio federal de seguridad, un cuartel de tropas guardafronteras, el aeropuerto, tres delegaciones de policía, un depósito de armas y otros edificios públicos.
Todo indica que el objetivo de los atacantes era apoderarse de armas y liberar a un grupo de compañeros suyos, sitiados por las tropas rusas en un bosque cercano, pero no tomar Nalchik. Sin embargo, beneficiados por el factor sorpresa, los atacantes causaron estragos a las fuerzas federales y durante más de diez horas mantuvieron en jaque toda una ciudad de 240 mil habitantes.
Por ahora, es difícil saber cuántas víctimas mortales hubo en realidad, al contrastar datos se infiere que más de cien, y la cifra de heridos podría ser superior, toda vez que en los hospitales de Nalchik están ingresadas 120 personas que recibieron impactos de bala.
En todo caso, el último balance oficial, dado a conocer sobre las tres de la mañana de este viernes por el gobierno de Kabardino-Balkaria: "59 muertos y 17 detenidos" entre los atacantes, es diametralmente opuesto a las cifras que manejan los chechenos, quienes aseguran haber sufrido apenas 15 bajas y haber matado a "entre 140 y 160 policías y soldados federales".
Las autoridades rusas dan a entender que la incursión acabó en rotundo fracaso, pero ni siquiera es claro si el grueso de los atacantes se encontraba todavía en Nalchik o ya se había ido cuando llegaron los refuerzos federales y establecieron el bloqueo completo de la ciudad. Circulan versiones encontradas al respecto.
Tampoco hay información precisa acerca del número de atacantes. Para los voceros oficiales de Rusia, eran cerca de 80, no más de cien. De acuerdo con los chechenos, participaron no menos de 300 y, según algunas fuentes, pudieron haber sido hasta 600.
Los datos son contradictorios de suyo, puesto que se repite de nueva cuenta el fenómeno mediático que acompaña la confrontación armada en el Cáucaso del Norte: el Kremlin aspira siempre a minimizar el impacto negativo de los ataques en contra de sus posiciones en la región y, por el contrario, los independentistas chechenos los sobredimensionan.
Como parte de esa "guerra propagandística", con amplia cobertura de la televisión local, el presidente Vladimir Putin ordenó al viceministro Aleksandr Chekalin, a cargo del despacho del Interior de Rusia, ser "implacables" y no permitir que escapara "ningún bandido", lo cual tal vez incidió de manera determinante en los reportes triunfalistas de los generales en el transcurso de este jueves.
Según Chekalin, en la incursión participaron "unos 80" atacantes y el ejército logró "aniquilar a más de 50" y "15 fueron capturados", mientras las tropas federales sufrieron tan sólo entre 10 y 12 bajas.
El propio general, sin embargo, anunció más tarde que se redoblaron las medidas de seguridad para evitar que "algunos" (sic) combatientes logren abandonar la ciudad durante la madrugada de este viernes.
Por su parte, el jefe del Estado Mayor del ejército ruso, general Yuri Baluyevsky, dijo tener reportes en el sentido de que Nalchik fue atacado por "no menos de 200" combatientes, mientras el subprocurador general de Rusia, Vladimir Kolesnikov, que viajo a la capital de Kabardino-Balkaria para encabezar la investigación, afirmó que había "20 muertos y 12 detenidos" entre los atacantes.
Kolesnikov, con base en declaraciones rendidas por los detenidos, atribuye haber organizado la incursión a Anzor Astamirov e Ilias Gerchjayev, "wahabitas recalcitrantes, líderes del yaamat (destacamento) Yarmuk de Kabardino-Balkaria, que eran buscados por los órganos de la justicia como autores de graves delitos". Según versiones no confirmadas ambos habrían muerto en los combates de hoy.
El Frente Caucasiano
En medio de ese confuso panorama, que se desprende de las variopintas declaraciones oficiales de Rusia, los independentistas chechenos reivindicaron la incursión en Nalchik en un comunicado difundido por Kavkaz-Center, su portal en Internet.
"Entraron en Nalchik combatientes del Frente Caucasiano, parte integrante de las fuerzas armadas de la República chechena de Ichkeria (nombre de Chechenia independiente) y de las cuales el yaamat Yarmuk de Kabardino-Balkaria es uno de sus destacamentos de vanguardia", dice el breve texto.
De acuerdo con los independentistas, el Frente Caucasiano se creó este verano como parte de la reorganización de los grupos armados chechenos tras la muerte del líder separatista Aslan Masjadov. El sucesor de Masjadov, Abdul Halim Saidulayev, ordenó abrir otros cinco frentes: el de Daguestán, el Oriental, el Occidental, el del Norte y el de Grozny, que a su vez se dividen en 35 sectores o direcciones de la guerra de guerrillas.
Poco después de que Moscú anunció que Nalchik vuelve a estar bajo control de las fuerzas federales, a pesar de que aún hay tiroteos aislados, los separatistas difundieron otro comunicado en que califican de "gran éxito" la incursión.
"Se alcanzaron todos los objetivos planteados, causando al enemigo entre 140 y 160 bajas", aseveran.
Kabardino-Balkaria era considerada por Moscú como una república "poco conflictiva" en el Cáucaso del Norte, por ser la que más "avances" había logrado en la lucha contra la influencia del Islam.
Las autoridades de esta república musulmana cerraron hace poco todas las mezquitas -salvo las de la capital-, argumentando que 20 grupos religiosos ilegales difunden ideas fundamentalistas entre los jóvenes.
La represión contra los musulmanes provocó el efecto contrario en una población, que de por sí se siente agraviada por la casta corrupta que gobierna en Kabardino-Balkaria.
Mientras la mayoría de los kabardinos siguen sumidos en la miseria -el desempleo afecta a más de 70 por ciento de los jóvenes, por ejemplo-, sus gobernantes, igual que sus colegas norcaucásicos, acumulan más riqueza a cambio de una pretendida "lealtad" al Kremlin, que hasta ahora cierra los ojos a que continúen apropiándose de la mayor parte de las asignaciones del presupuesto federal a sus repúblicas.
La situación, con los rasgos específicos de cada lugar, es similar en Adiguea, Daguestán, Ingushetia, Osetia del Norte y Karachaevo-Cherkesia, lo que permite a los separatistas chechenos encontrar cada vez más aliados en el Cáucaso del Norte.
Son algunas de las conclusiones de un memorándum confidencial elaborado por el representante personal de Putin en el Cáucaso del Norte, Dmitri Kozak, al que tuvo acceso un diario ruso.