Los ríos arrastran basura, animales y cadáveres
Los costeños se defienden de la pestilencia con fuego
Ampliar la imagen Pobladores de El Gancho, municipio de Frontera Hidalgo, queman todo el desperdicio que trajeron los r� Coat�y Suchiate, para evitar el mal olor y las infecciones FOTO Alfredo Dom�uez Foto: Alfredo Dom�uez
Tapachula, Chis., 13 de octubre. Los ríos Suchiate y Cacahotán, que desembocan en la zona donde se unen Guatemala, el océano Pacífico y México, dejan miles de toneladas de basura, troncos de árboles, animales e incluso cadáveres antes de salir al mar. Por eso los habitantes de la región hacen hoyos en la playa del ejido El Gancho para quemar y enterrar los desechos, que dejan un olor nauseabundo y pueden ser un foco de infección.
El mapa de Chiapas termina en El Gancho, poblado de pescadores y plataneros al lado de las desembocaduras de los ríos Suchiate y Cacahoatán, que además ofrece sus playas al turismo. Esta mañana sus costas amanecieron cubiertas por el humo que salía de una docena de agujeros de aproximadamente dos metros de diámetro que los pobladores cavaron para incinerar los desperdicios que dejaron los torrentes.
El mar lucía embravecido y de color verduzco opaco. Sobre la playa se veían a lo lejos puntos oscuros que no eran sino dos vacas, un caballo, troncos de palmeras de medio metro de diámetro y cuatro de altura, zapatos, botellas, restos de ropa. ''Hace dos días sacamos dos cuerpos. Estamos seguros de que van a llegar más cadáveres; el agua sigue bajando con fuerza'', dijo como para sí mismo Adin Ramos, sin dejar de recoger desperdicios con una carretilla.
Un kilómetro al norte de donde Adin trabaja se encuentra la bocabarra donde desembocan las aguas de Coatán. Al sur está la desembocadura del Suchiate. Allí va a dar todo lo que han arrastrado estos ríos.
''Desde el segundo día que empezó a llover la corriente ya vino cargada. Los que vivimos en El Gancho decidimos organizarnos. No podemos esperar hasta que llegue el gobierno; tenemos que limpiar todo porque aquí vivimos. Ayer todavía andábamos con tapabocas, porque el olor a muerto era más fuerte'', explicó Adin.
No fue necesario que diera más detalles. Era evidente que el lugar podría convertirse en un basurero en sólo un día. Unicamente la capacidad de organización de los pobladores los salvó.
Por doquier se ven montículos de troncos que el río arrancó en su furia, incrementada por los aguaceros que trajo el huracán Stan. Es el único material salvable. ''Al menos esto nos va a servir para los fogones donde cocina la gente'', dijo Adin mientras el sol hacía insoportable estar a cielo abierto.
Una familia de migrantes guatemaltecos de apariencia extremadamente pobre buscaba en la playa algo que pudiera ser de utilidad. Un bebé de no más de un año jugaba casi desnudo entre los desperdicios, expuesto a infecciones.
De pronto se escuchó una música norteña estridente, salida de un ''restaurante bar'' humilde, característico de esta parte de la costa. Unos parroquianos con aspecto de norteños beben cerveza.
Suchiate es una puerta al tráfico de armas, drogas, indocumentados. Se le pregunta al chofer de una camioneta de transporte colectivo qué ha pasado con esas actividades. El sólo sonríe y se limita a decir que esta región era tranquila hace 12 años.