Usted está aquí: sábado 15 de octubre de 2005 Opinión Una encuesta hipotética

Enrique Calderón A.

Una encuesta hipotética

No conozco una encuesta nacional reciente que haya tratado de dar respuesta a las preguntas: ¿cómo compara usted su situación económica de hoy con la que tenía al comienzo del gobierno de Vicente Fox? ¿Es mejor? ¿Es igual? ¿Es peor?

No sé si se haya realizado, y si se hizo no sabría por qué no se han publicado sus resultados. A mí me agradaría hacerla, pero esto es difícil dado que la empresa que dirigía hace seis años la tuve que cerrar en espera de tiempos mejores; sin embargo, nada me impide imaginar algunos resultados hipotéticos, aunque éstos no puedan ser muy precisos.

En términos generales la respuesta "es mejor" tendría un porcentaje reducido, pero no tanto (por las razones que veremos después). La respuesta "es igual" tendría porcentaje un poco mayor, que incluiría mayoritariamente a personas con salarios reducidos que han mantenido sus empleos. La respuesta "es peor" resultaría la más frecuente e incluiría a los antiguos comerciantes y pequeños empresarios, los profesionistas independientes, los jóvenes y las amas de casa, personas de más de 45 años actualmente, campesinos y a un grupo indefinido que alguna vez tuvo un trabajo estable y ahora labora por su cuenta en la economía informal.

Algunos resultados más específicos de seguro nos dirían que el grupo que haya dicho "es mejor" estaría formado por altos funcionarios de gobierno, diputados y personal asociado, como ayudantes, asesores, etcétera. Por técnicos y administradores que ocupan altos puestos en empresas trasnacionales o por quienes tomaron la decisión de marcharse a Estados Unidos para obtener un empleo bien remunerado y luego de algunos años decidieron regresar a México. En este sentido, la muestra no sería representativa de los que perdieron la vida en el intento de emigrar.

Otra característica hipotética es que los resultados no serían los mismos si los separamos por regiones o por estados, pues para algunos los resultados serían preocupantes, cuando no alarmantes: ¿Guerrero? ¿Michoacán? ¿Oaxaca? ¿Hidalgo?

De igual manera, si pudiéramos aislar las respuestas de los jóvenes en donde supuestamente deberían aparecer las marcas del desarrollo, aquellas no resultarían positivas y de seguro su vinculación con las respuestas a otras preguntas nos llevaría a identificar la falta de empleo como principal causa de su queja.

Los resultados serían aún más deprimentes al aislar y procesar las respuestas de quienes son o alguna vez fueron comerciantes o pequeños empresarios, y seguramente, con la adición de otras preguntas, nos percataríamos de que ya de por sí su situación no era buena desde el inicio del sexenio, en virtud de las políticas aplicadas por el gobierno de Ernesto Zedillo, pero que el tiro de gracia lo recibieron con Fox a partir de la llegada de empresas extranjeras que les cerraron sus mercados.

Para la población mayor a 45 años de edad el deterioro de sus condiciones económicas -ante la imposibilidad total de conseguir un empleo tras su remoción del trabajo anterior- se reflejaría en la encuesta de manera absoluta.

Es posible, por otra parte, que al aislar a quienes se han dedicado a la economía informal nos encontraríamos la respuesta "es igual" como mayoritaria, en virtud de que los entrevistados, recibiendo ingresos similares, no den importancia mayor a las condiciones en que hoy realizan sus actividades.

En resumen, la encuesta hipotética y sus cuadros de resultados reflejarían el México actual, muy distinto del que quisiéramos tener, y muy diferente también al país del que habla Fox continuamente, al cual se conoce ya como Foxilandia.

Lo más dramático del caso es que esos resultados deseables y distintos a los que hoy nos ofrece esta encuesta hipotética son totalmente factibles, y si no son reales se debe en buena medida a que Fox hoy, como Zedillo ayer, llegaron a la Presidencia con buenos deseos, pero también con una cauda de compromisos brutales a los que están amarrados, porque gracias a ellos llegaron realmente al poder, no por los votos de quienes los eligieron, y que han constituido sólo un mero formalismo, con el que la población expresa su acuerdo con una decisión tomada tiempo atrás en otro momento y otro lugar.

Ante la proximidad de las elecciones de 2006, vale la pena luchar por que la historia no se repita, para luego no estar dependiendo en otros seis años de nuevas encuestas hipotéticas, y vivir todo lo que ello implica.

 
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