Usted está aquí: sábado 15 de octubre de 2005 Mundo Los pueblos indígenas, grandes olvidados en la junta: José Saramago

Carta de defunción para este tipo de reuniones, pide Marcos Roitman

Los pueblos indígenas, grandes olvidados en la junta: José Saramago

ROSA ELVIRA VARGAS Y ARMANDO G. TEJEDA ENVIADA Y CORRESPONSAL

Salamanca, 14 de octubre. En la decimoquinta Cumbre Iberoamericana de Salamanca se ha hablado de proyectos de inversión, de la apertura del sector energético, de pobreza, de desigualdad, de injusticia y otros muchos asuntos relacionados con la realidad imperante en las sociedades de estos países. Sin embargo, hay dos palabras que, a pesar de su relevancia histórica y social, aún no han sido pronunciadas por ningún dirigente político o funcionario internacional: "pueblos indígenas".

Tuvo que ser un escritor de firmes convicciones en la defensa de los más desfavorecidos, el Nobel de Literatura portugués José Saramago, quien introdujera en Salamanca esos vocablos incómodos para dejar en evidencia la vacuidad de las declaraciones oficiales.

En conversación con La Jornada, Saramago, de visita en esta ciudad para presentar el Congreso de la Lengua del 2007, a realizarse en Cartagena de Indias, señaló que en la historia de las cumbres iberoamericanas hay "muchas cosas que no se han cumplido y hay que averiguar las razones (...) Son muchos países, y los intereses en ocasiones no coinciden, inclusive a veces son opuestos".

Insistió en que si en verdad se pretenden resolver "los gravísimos problemas de América Latina, lo primero que debe hacerse es no olvidar la situación de los indígenas. Más aún, hay que reconocer la existencia de esos pueblos y no olvidar la situación en la que vive la mayoría".

Saramago se dijo perplejo ante el olvido sistemático de dicho tema en este tipo de foros. "El reconocimiento de los pueblos indígenas de América Latina puede servir para que se mire a sí misma con otros ojos, y que no sólo sean los ojos urbanos o de los que de una manera u otra ya están integrados a la sociedad. Hay que evitar la desintegración porque esto significa la desaparición de la cultura propia, de la propia identidad y la lengua".

El autor de El Evangelio según Jesucristo añadió: "En esta cumbre no se ha escuchado de manera clara la situación de los pueblos indígenas, a pesar de que hay países como Guatemala donde más de 50 por ciento de la población es maya. Por eso me gustaría que se hablara de los problemas que existen en la población en general, pero también de los que se refieren a la explotación de los pueblos indígenas".

Saramago también manifestó su decepción ante la descomposición del gobierno brasileño de Luiz Inacio Lula da Silva, ya que ese presidente "no era tan sólo una esperanza para Brasil, sino para toda América Latina. La situación no da para muchas esperanzas, sin embargo no estoy desilusionado con él, ya que no merece la pena personalizar algo como la corrupción".

En el contexto de las críticas a la cumbre, el académico Marcos Roitman Roseman, experto en América Latina y autor de una docena de libros, planteó que esta reunión "da continuidad a la idea de encumbrar la política exterior de España como puerta de entrada de América Latina para Europa. Es pura propaganda".

A Europa, en realidad, "América Latina le importa bien poco, como lo demuestra el hecho de que esta región no está ni siquiera en la agenda de la Unión Europea".

Roitman agregó: "Obviamente este foro no tiene ninguna relevancia, más allá de los fuegos de artificio; únicamente le da importancia a España desde el punto de vista de su política interna; un proyecto faraónico al cual, en estos momentos, no hay cómo terminarlo y nadie se atreve a llevarlo al cementerio. Nadie es capaz de decir que después de 15 cumbres hay que darle la carta de defunción".

El analista y autor de El pensamiento sistémico explicó que los problemas reales de Iberoamérica son la desigualdad social, el hambre, la contaminación atmosférica y medioambiental, la explotación, las carencias de la salud, los bajos salarios, la desprotección jurídica, la pérdida de los derechos laborales y sindicales, y la corrupción.

Todo esto se debe, añadió, "a las consecuencias de un régimen de exclusión y expoliación de las riquezas naturales, con la penetración de las compañías trasnacionales que provocan el deterioro de las condiciones reales de vida y un proceso de involución política. Esto va de la mano con un proceso grave de pérdida de derechos democráticos, y todo ese tipo de elementos que son significativos para pensar en dónde estamos. Sin embargo, como se ve, estas cumbres no se hicieron para abordar esos problemas, ya que ni siquiera se ha mencionado a los indígenas".

Roitman puso otro punto exacto en su crítica a estas reuniones: "Lo que pasa es que de las cumbres vive mucha gente, que constituye un funcionariado capaz de mantenerse vivo gracias a organismos como éstos, que no tienen ningún tipo de función y que sólo se dedican a realizar informes sin valor teórico ni político".

 
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