Erradicar el analfabetismo, primer paso para promoverla, dice funcionario de la isla
La lectura deviene factor emancipador de los pueblos frente al neoliberalismo
''En Cuba vemos al Estado como garante de la libertad de acceso al conocimiento''
Ante un panorama internacional en el que la cultura y la educación han sufrido un fuerte embate del neoliberalismo, la lectura adquiere un papel central en la defensa de los pueblos, se convierte en factor emancipador, una suerte de defensa colectiva contra la manipulación, expresa Iroel Sánchez, presidente del Instituto Cubano del Libro.
Después de anunciar formalmente que La Habana será la ciudad invitada de 2006 en la Feria del Libro en el Zócalo, el funcionario explica en entrevista con La Jornada cómo opera el sector editorial de su país, y reflexiona sobre la forma en que el libro puede convertirse en factor de desarrollo social para América Latina.
Contra la esclavitud de la moda
La cantidad de ''lectores por gusto" en Cuba, dice Sánchez, es enorme, pero ese grado de exigencia cultural no se logró de manera gratuita. Su existencia obedece al desarrollo educativo de un país que erradicó el analfabetismo hace medio siglo y donde el nivel obligatorio de escolaridad es de nueve años.
En la isla hay 129 casas editoriales distribuidas en todas las provincias, y no sólo en la capital. El año pasado produjeron unos 61 millones de ejemplares de 2 mil títulos diferentes, contando los volúmenes educativos que se ofrecen de manera gratuita de prescolar a universidad.
''Nosotros vemos al Estado como garante de la libertad de acceso al conocimiento, y eso incluye los libros, cuando en América Latina, como dice Eduardo Ga-leano, a los libros ya no los prohíbe la policía, sino el precio", señala.
La crisis de los años 90, a pesar de su severidad, no dañó al lector en términos de una regresión absoluta, porque en las décadas anteriores ya se había consolidado el gusto por la lectura y cada familia pudo hacerse de su biblioteca, cuenta.
Respecto de los criterios de selección de las obras que se comercializan en Cuba, Iroel Sánchez asegura que cada editorial tiene un comité que elige los libros con base en la calidad y el rigor literario, sin considerar la filiación política del autor.
''Lolita, de Vladimir Nabokov, fue un éxito de venta hace dos años. El Ulises de James Joyce agotó dos ediciones seguidas. Más bien hay autores que no aceptan ser publicados en Cuba, y es una lástima, porque ellos se privan de lectores.
''Estamos en un ejercicio constante de renovación, pero eso no quiere decir que vamos detrás del último best seller del que mañana nadie se va a acordar. No podemos ser esclavos de la moda, de lo intrascendente."
El libro ayuda a reconocernos como pueblo
Para el funcionario cubano Iroel Sánchez, la lectura es un vehículo de conocimiento que da más herramientas de defensa a la sociedad, pero no tiene sentido si no forma parte de una estrategia de cambio más amplia.
''Lo primero que hay que hacer para promover la lectura es terminar con el analfabetismo, y eso es tanto o más importante que tener libros. El libro no puede ser una isla, cuando se dejan de lado la educación, la salud, la alimentación, lo más básico. Tiene que haber una transformación estructural.
''En un mundo como éste, en el que hay un mayor volumen de información y desinformación, la lectura se convierte en una brújula para no ser manipulado. No sé si a una persona la hace mejor o peor en lo individual, pero un pueblo de lectores es mucho más difícil de engañar. ¿Cómo puede hablarse de elecciones democráticas con un pueblo de analfabetos? Esa es una broma macabra", concluye.