BAJO LA LUPA
Plan quinquenal chino: regresa la agenda social
Ampliar la imagen Momento en que despeg� nave Shenzhou VI, el mi�oles pasado desde Jiuquan, en la provincia noroccidental china de Gansu FOTO Reuters Foto: Reuters
DESPUES DE LOS acuerdos de Richard Nixon y Henry Kissinger con Mao Tse Tung y Chou En Lai, en la etapa de 1971-1972, para contrarrestar a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (Archivos de Seguridad Nacional; II-02), y así aminorar la derrota de Estados Unidos (EU) en Vietnam (que fue requilibrada con el golpe de Pinochet en Chile y la guerra de Israel contra los países árabes en 1973), una de las probables seducciones para haber atraído a Pekín consistió en su incrustación, a partir de 1978, en uno de los subtipos de la globalización: específicamente la "mercantil", dejándola fuera del otro subtipo de la "globalización financiera", de mayor envergadura y una exclusividad del G-7.
SU EXITO MERCANTILISTA no se fraguó en un solo día y se construyó en los pasados 27 años, al final de los cuales ya alcanzó su límite doméstico, en forma paradójica, cuando en el exterior se despliega en forma ascendente e imparable. Tal sería la lectura que se desprende del 11 Plan Quinquenal de la Economía Nacional (sic) y el Desarrollo Social, en la más depurada coreografía comunista, que acarreará "cambios revolucionarios" (Asia Times; 13-X-05). China se vuelve a ocupar de su alarmante agenda social cuando sus triunfos mercantilistas en el exterior no han llegado todavía a 80 por ciento de su población al interior del país, donde abundan los campesinos (¡más de mil millones!).
SE PUDIERA HABLAR de la existencia de "dos Chinas", una costera en el circuito Shanghai-Guangdong (muy exitosa en el modelo mercantilista), y otra profundamente provincial, olvidada de la mano de Dios. La brecha social que ha fracturado a China en dos es sumamente peligrosa para la estabilidad del régimen, cuando es bien conocida la constante histórica de sus ciclos de revueltas campesinas y subsecuentes caos. El editorial del Asia Times, editado en Hong Kong, afirma que la teoría hiperpragmática de Deng Xiaoping, que permitió que "algunas personas se hicieran ricas primero", ha dado lugar ahora a la tesis de "una prosperidad común" con el fin de crear un "puente entre los ricos y los pobres, y evitar la polarización de la sociedad". Se trata de un "ajuste histórico al patrón quinquenal desde que China inició sus reformas económicas orientadas al mercado en la década de los 70". Hu Angang, experto en macroeconomía de la Universidad de Qinghua, deduce que el "Partido Comunista Chino (PCCH) dará especial atención a la construcción de una economía de mercado más equilibrada".
EL RAPIDO CRECIMIENTO económico ha generado "nuevos problemas" que exhiben las estadísticas de cualquier país que adoptó el modelo neoliberal: "el tope de 10 por ciento de las familias concentra 40 por ciento de los activos totales, mientras el segmento más bajo, 10 por ciento de las familias, posee menos de 2 por ciento de todos los activos de la sociedad"; sin duda, una bomba gigantesca y dantesca, a punto de detonar.
LOS LIDERES CHINOS se encuentran muy conscientes de los "extremos de pobreza y riqueza, desempleo creciente y conflicto social intensificado". El editorial de marras aduce que una "ciega consecución del crecimiento económico ha originado inversiones ciegas, daño al ambiente y falsas estadísticas", y comenta que ahora el crecimiento económico fue definido "al servicio del pueblo para mejorar la calidad de vida".
EL CRECIMIENTO ECONOMICO no se equipara con el desarrollo económico, y el sui géneris modelo híbrido de "maoísmo con libre mercado" llegó a su límite permisible, al riesgo de la disgobernabilidad (neologismo acuñado por Bajo la Lupa), más que de ingobernabilidad. No es un retorno al socialismo, sino más bien un giro hacia la social-democracia de libre mercado con crecimiento sustentable, más parecido al estilo escandinavo (en caso de concretarse), donde, como de costumbre, los dirigentes chinos intentarán sacar ventajas en ambos lados: sin abandonar su apoteósico mercantilismo, pero invirtiendo un buen porcentaje de las ganancias en el olvidado rubro social.
EN FORMA INTERESANTE, "China controlará el uso de las inversiones extranjeras". No todo ha sido color de rosa en una "economía que depende en 70 por ciento de su comercio exterior, lo cual ha infligido costos inmensos". Es nuestra humilde opinión que las "inversiones extranjeras directas", obsesión de los mercados emergentes/detergentes, en el modelo depredador de la globalización, deberá ahora ser obligado a que beneficie a ambas partes (tomando en cuenta el daño ambiental) y no solamente al voraz inversionista al que urge domar, para no decir civilizar.
EL EDITORIAL ABUNDA sobre su sabida vulnerabilidad energética cuando importó el año pasado más de 50 por ciento de sus necesidades petroleras. Pero lo más grave se centra en la débil red de salvaguarda social que el 11 plan quinquenal intentará paliar: "el problema de la seguridad social es particularmente grave denro del país, donde el sistema de salud y seguridad social es extremadamente frágil". Los datos son aterradores: "De 1993 a 2003, el número de personas sin cobertura médica pasó de 900 millones (67.8 por ciento) a mil millones (80.7 por ciento), mientras en las zonas urbanas el número de personas sin seguro se elevó a 300 millones en 2003". ¿Qué clase de "crecimiento" teratológico es éste?
LA DESMEDIDA CODICIA se apoderó de los directivos de hospitales y escuelas, lo cual ha producido profundo malestar, por lo que se entiende que el nuevo enfoque en política y en inversiones será en ciencia y tecnología, educación y salud. Los hijos de los campesinos gozarán nueve años de educación gratuita lo que reducirá la carga de sus padres en 12 mil 370 millones de dólares. Más que social, el 11 plan quinquenal chino será más salubre y saludable para todos los componentes de la sociedad que dejó de lado en forma anómala a 80 por ciento de la población.
ANTOANETA BEZLOVA (Asia Times; 14-X-05) traduce el 11 plan quinquenal como "exhibición de poderío económico y potencia científica", en medio del también exitoso lanzamiento de dos taikonautas al espacio. El presupuesto para desarrollar la serie de cápsulas espaciales Shenzhou es de 2 mil 300 millones de dólares, menos de 10 por ciento del gasto anual de EU. Bezlova afirma que el "orgullo nacionalista de completar la misión espacial (nota: en manos de los militares y no del poder civil) mitigará el descontento popular sobre la injusticia social y la corrupción". ¿Se podrán mandar volar al espacio sideral los graves problemas chinos o solamente se posponen?
A JUICIO DEL "corresponsal especial" (sin identificar) de Asia Times (13-X-05), el pueblo chino estuvo más pendiente del lanzamiento de los dos taikonautas que de los cuatro días de reunión plenaria del Comité Central del PCCH que lanzó su 11 plan quinquenal, donde el presidente Hu Jintao fue "obligado a aterrizar (sic)". La tesis del anónimo corresponsal (que muy bien se puede tratar de la siembra de una nota desestabilizadora para azuzar intrigas internas) es que Hu y su política mercantilista global fue dosificada, para no decir domesticada, al haber recibido una "bofetada" con el rechazo a sus propuestas políticas, que incluía la "aceleración de reformas políticas", por el Comité Central de 354 miembros, quienes se volcaron a las reformas económicas con sentido social, y a "materias más terrestres" como "pan y mantequilla, beneficios médicos e higiene alimenticia". ¡Nada más!
SEGUN EL "ANONIMO corresponsal", Jiang Zemin (antecesor de Hu) emergió como vencedor tras bambalinas, quien contaría con el respaldo militar y parece haber diluido el vino mercantilista que ha embriagado al presidente Hu y a su premier Wen Jiabao; este último sueña establecer una zona política especial desde Shenzhen, en paralelo con la "zona económica especial" colindante con las redes financieras de Hong Kong.
STRATFOR (11-X-05), CENTRO de pensamiento texano-israelí vinculado a la plutocracia anglosajona, coincide con los análisis de Asia Times, pero en tono pesimista concluye que las "soluciones están muy distantes", y aduce que el gobierno opera ahora "en forma colectiva" entre Jiang Zemin y la dupla Hu-Wen, por lo que adoptará políticas más "nacionalistas" que incluyan a los taiwaneses, lo cual disminuirá tensiones en el estrecho de Taiwán, pero las "inflamará con Japón, su rival tradicional".
THE ECOMOMIST (13-X-05), portavoz de la globalización financiera feudal, comenta que los "líderes chinos se alistan a un cambio de su modelo mercantilista a cualquier precio (sic)"; el "cambio estratégico" será para paliar la desigualdad y la polarización social. El año pasado se escenificaron más de 70 mil manifestaciones que congregaron a 3 millones de contestatarios, lo cual no es usual en un país bajo control unipartidista. El punto muerto parece ser insoluble cuando "necesita a su sector exportador" para continuar su crecimiento espectacular (9.4 por ciento en lo que va del año), que "absorbe la mano de obra excedente en el interior del país y de las empresas estatales moribundas". La revista neoliberal pregunta en forma puntillosa: "¿De dónde provendrá el dinero para las pensiones?" Una salida radica en "desarrollar la demanda doméstica" que supla la próxima disminución del "apetito de EU por los bienes baratos", y concluye que "mientras la expansión de China dependa de sus exportaciones, los políticos occidentales (sic) deberán aprender a vivir con un nuevo e impredecible poder económico".
EL ESPECTACULAR CRECIMIENTO chino en la globalización mercantilista ha sido monstruosamente grotesco, literalmente teratológico, y corría el peligro de perder su alma rumbo a los avernos. No hay que soslayar que la epidemia de influenza aviar se gestó justamente en las pocilgas chinas donde los campesinos conviven con aves y puercos. A riesgo de que los dirigentes sean arrasados por los oleajes del tsunami social, de nueva cuenta, la sabia naturaleza requilibra a su manera los desequilibrios forzados de la "mano invisible" cleptomaniaca del plutocrático neoliberalismo global. La agenda social también ya se globalizó: desde China hasta México.