Más sobre el gas
Una de las principales financieras, que también califica a empresas para fines de deuda o inversión, señala que el mercado estadunidense del gas natural está tan ajustado que inclusive incidentes que en otro contexto hubieran sido relativamente menores ahora pueden proyectar los precios a niveles sin precedente. También afirma que los recientes huracanes mostraron los altos riesgos de tener tan concentrada en una región la infraestructura del gas natural: plataformas de producción, equipos de perforación, ductos e instalaciones procesadoras quedaron fuera de servicio.
La mencionada empresa concluye también que mientras no se supere la concentración de tantas unidades de ese país en la costa del Golfo de México, los consumidores deben prepararse para saltos de precios a la franja de los 10 a los 20 dólares por millón de unidades térmicas británicas (BTU, por sus siglas en inglés) durante periodos prolongados. Recuerda que el precio rebasó los 14 dólares cuando el clima aún es cálido. El precio promedio de ese energético en el Canal de Houston durante 1995, hace 10 años, fue de 1.58 dólares.
La previsión de esa misma fuente, en el sentido de que la productividad declinante de los pozos de ese país y el aumento en el costo de las perforaciones apunta a que los precios sigan caros e inclusive suban más. En 12 años, el costo de perforación por pie (la unidad de longitud) aumentó a casi el triple. Y en cuanto a los pozos, en los primeros años de la década de 1970-80, el pozo promedio estadunidense producía 160 millones de pies cúbicos diarios, y ha decaído a 46 millones, una baja de 70 por ciento.
En cuanto a la importación de gas licuado, de otras fuentes vemos que en el reciente año y medio ha habido escasez de este producto en el mercado mundial, hay buques-tanque parados y las regasificadoras trabajan por debajo de su capacidad.
Ese es el cuadro del país del que, en 2004, importamos 38 por ciento del gas natural que se vendió en México. Pese a que somos un país petrolero, la línea de instalar casi puras plantas de gas natural para generar electricidad e inclusive convertir plantas que usaban refinados de petróleo, que sí tenemos, a ese otro energético, generó una dependencia que ahora empieza a mostrar más claramente sus costos. Ya no es sólo que el gas es carísimo. A la Comisión Federal de Electricidad le está costando trabajo encontrar quién se lo venda, cuando en Estados Unidos no alcanza la producción ni para su propio consumo.
Esto nos muestra la importancia, para México, de la seguridad energética. No tenemos por qué estar importando grandes volúmenes de gas natural y gasolina cuando podemos ser autosuficientes. Además, cuando lo seamos, podremos tener precios basados en nuestros propios costos reales, inferiores a los precios del sur de Texas que sirven ahora como referencia para los precios internos. Bueno, es tal la crisis que el gobierno que durante años defendió la fijación de los precios "por el mercado" (que no es el nuestro, sino el de una parte de otro país), ahora mantiene precios de esos productos por decreto, inferiores a los del país vecino, en parte por la crisis precipitada por los daños de los huracanes a la industria petrolera y gasera de Estados Unidos. También puede contar en este viraje político la proximidad de las elecciones nacionales.
Aun con esas medidas, la energía está carísima en nuestro país. Miles de empresas han cerrado por los altos precios del gas y de la electricidad. Es difícil la reactivación de las ramas de actividad con un alto consumo de energía con estos precios.
La mencionada autosuficiencia es, entonces, necesaria para la economía del país. Para acabar con el estancamiento que vivimos desde que llegaron los tecnócratas al poder. El periodo anterior tuvo muchos problemas, muchas cosas que no deseamos volver a padecer; pero el país tuvo 50 años de crecimiento sostenido, en buena medida debido al soporte que nuestra economía encontraba en el sector energético en desarrollo.
Los precios racionales de los combustibles también van a representar una ayuda para la población y, al mismo tiempo, un fortalecimiento del mercado interno, que a su vez será también un apoyo para el desarrollo económico.
Una pieza decisiva para lograr la autosuficiencia es la ampliación del sistema nacional de refinación. Su configuración debe ser en forma tal que por un lado se evite la importación de gasolina, y por el otro, haya energéticos adecuados para sustituir la parte necesaria del consumo de gas natural, para evitar las importaciones. Otro componente importante es el desarrollo de la generación de electricidad con fuentes renovables, las cuales no requieren de ningún combustible, como el viento, el agua y la geotermia. En todos estos casos tenemos recursos muy valiosos, hasta ahora inexplotados y desperdiciados.