Esos organismos pretenden dar lecciones de lo que deben hacer las naciones
Pide OIT a países subdesarrollados cautela con políticas de FMI y BM
Argentina siguió los dictados de éstas y de pronto se descalabró, afirma Juan Somavia
El director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Juan Somavia, pidió a los gobiernos, en particular a los de países subdesarrollados, no tomar en cuenta las políticas dictadas por los organismos internacionales como única vía de solución a problemas económicos y sociales.
"Los organismos internacionales no tienen que dar a los países lecciones de lo que tienen que hacer", consideró.
En su reciente visita a México, el también embajador chileno, dijo a La Jornada que en los pasados 25 años instancias como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) han "vendido" a América Latina el control de los factores macroeconómicos, lo cual no basta para elevar el nivel de la población, a partir de empleos decentes.
De lo anterior, señaló, "Argentina es un ejemplo claro: siguió las políticas del FMI y de repente se descalabró; de ahí que tenemos que tomar las opiniones de los organismos con mucho cuidado.
"Nos venden la idea de mercados abiertos, pero se protegen en lo que a ellos les interesa. Se vende la idea de que hay libre circulación de productos pero no libertad para la movilidad de los trabajadores", dijo.
-¿El mensaje anterior tiene dedicatoria para la Organización Mundial de Comercio y el Banco Mundial? -se le preguntó
-También para el FMI. A mí me gustaría ver al FMI siendo sensible a las diferencias entre las naciones, en lugar de llegar con una lista de cosas que todos los países tienen que hacer. Me gustaría ver al BM analizando una apertura de mercado verdaderamente legítima para el desarrollo.
-Los organismos financieros internacionales han procedido de esa forma porque tienen en su poder la distribución de millones de dólares, y actúan así en la lógica de "quien paga manda", ¿no le parece?
-Sin duda alguna, son herencias que tenemos que controlar. Es ahí donde se requiere fortalecer la unidad nacional para que no vengan externos a aprovecharse de las diferencias internas como método infalible para lograr sus objetivos.
En una crítica poco común a los organismos financieros, emitida por el responsable de un organismo de las Naciones Unidas, Somavia aseveró que la identificación de problemas domésticos corresponde a los gobiernos nacionales.
Al referirse al caso particular de México, dijo que el gobierno, legisladores, empresarios, trabajadores y población en general de este país "saben en qué les va bien y en dónde tienen problemas". En este caso en particular destaca el avance en la instauración de la "lógica de diálogo" para efectuar negociaciones y alcanzar acuerdos.
"Por lo menos yo -dijo-, siempre creo en los análisis de los gobiernos más que en los diagnósticos de los organismos internacionales. Esa idea de instancias internacionales de que tenemos que hacer un ranking de los países, me parece absolutamente absurdo. Cada país tiene su historia y su realidad. No se pueden comparar peras con manzanas", expresó.
Somavía concedió la entrevista a este diario al término de un encuentro privado con el secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, con quien forjó una estrecha relación cuando éste se desempeñó como secretario de Trabajo e hizo suyos los conceptos promovidos por la OIT, en especial el llamado "trabajo decente": aquel que se aleja de la informalidad y cuenta con elementos básicos, como seguridad social y estabilidad laboral.
En ese sentido, refrendó su idea de que, si bien es importante y hasta fundamentales el equilibrio macroeconómico -con énfasis en inflación baja e intereses bajos-, eso no basta.
Hace falta, comentó, estar realmente preocupados y ocupados por reducir los niveles de ocupación en el sector informal de la economía, al tiempo de adecuar el sistema educativo a las necesidades de la producción, a fin de que el trabajador sea "adaptable" a los cambios y procesos tecnológicos.
Sin embargo, Somavia prefirió no señalar cuál es el mejor camino político o económico para cada nación y, mucho menos, hablar sobre las posibilidades de éxito cuando llega al poder un gobierno de izquierda, de centro o de derecha.