Copias de 20 pinturas viajarán por 22 poblados de ocho regiones del estado
Exposición de Rufino Tamayo recorrerá los rincones de Oaxaca
Con la muestra de 60 originales en el Mupo se busca que nuevas generaciones conozcan su obra
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Por vez primera, con la exposición Rufino Tamayo, oaxaqueño universal, que se inauguró el viernes en el Museo de los Pintores Oaxaqueños (Mupo), la obra del pintor explorará los rincones más apartados de su tierra natal.
Este esfuerzo, que podrá ser apreciado hasta el 10 de enero de 2006, parece querer revertir una paradoja histórica: mientras los cuadros del artista tienen gran éxito en las casas de subasta -el año pasado su óleo Claustrofobia fue vendido en París en un millón 165 mil dólares, una de las cifras más altas para el arte latinoamericano- los propios mexicanos no conocen su obra lo suficiente.
La muestra se compone de 20 pinturas de la colección Rufino Tamayo, del Museo de Arte Moderno (MAM); 40 obras de la colección José F. Gómez, del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), y 13 fotografías en blanco y negro de Rogelio Cuéllar.
Todo este material no se quedará "encerrado" en el museo; esa es la característica esencial del proyecto: con autorización de los herederos del pintor se harán copias de las piezas del MAM para llevarlas en exposición itinerante a 22 poblaciones de las ocho regiones de Oaxaca, entre ellas Guelatao, Tuxtepec, Juquial y Tehuantepec.
De forma paralela, habrá cursos infantiles de pintura en 20 comunidades indígenas, impartidos en mixteco y zapoteco, para que los niños hagan 30 obras de gran formato inspiradas en la pintura de Tamayo. Habrá también talleres de gráfica y dibujo en las instalaciones del Mupo.
Asimismo, está programada la edición a finales de año de un libro de recuerdos de Oaxaca, escrito por Andrés Henestrosa, quien fue amigo de Rufino Tamayo, y de un catálogo con la obra del IAGO, realizado por el pintor Francisco Toledo.
Uno de los objetivos primordiales es hacer llegar la tradición pictórica de Tamayo a las nuevas generaciones, que no han tenido conocimiento cercano de ella, afirmó en entrevista el director del Mupo, Juan Alcázar Méndez.
Existe el plan, abundó el funcionario, de buscar alguna obra de Tamayo en comodato para después tratar de adquirirla definitivamente, con apoyo del gobierno de Oaxaca y aportaciones del público.
Un puente entre lo prehispánico y lo occidental
En el contexto de la exposición, Laura González Matute y Carlos Monsiváis darán conferencias magistrales y se convocará al concurso musical Las músicas dormidas -uno de los cuadros más conocidos del pintor-, cuya obra ganadora se estrenará en diciembre de 2006.
González Matute, subdirectora de curaduría del MAM, subrayó la importancia de que el público en general, pero sobre todo los jóvenes, se acerquen a la obra de Tamayo, un artista con el que se encuentran diversas tradiciones pictóricas.
"La importancia de la exposición radica en que (las nuevas generaciones) van a poder apreciar cuál fue el desarrollo artístico de Tamayo. El empezó con un estilo figurativo, pero luego incorporó influencias vanguardistas de Europa y Estados Unidos, de lo metafísico y lo abstracto, y además el colorido majestuoso de lo prehispánico", explicó.
En los cuadros del oaxaqueño siempre hay un elemento lúdico, de chispa infantil, que coexiste con su deseo de otear al mismo tiempo el cosmos y los problemas de la humanidad. Por todo ello, y aunque sea abstracto, su estilo es elocuente y atrapa a cualquier espectador, sin importar su educación u origen, dijo.
Tamayo, un hombre musical
Las músicas dormidas (1950), cuadro que ya inspiró una pieza de Mario Lavista para clarinete, fagot y piano, muestra una faceta de Tamayo no tan conocida por sus paisanos: la de melómano e intérprete.
El tema de esta "obra maestra" no es casual, sostiene la historiadora, porque el artista plástico era también un "excelente músico, tocaba la guitarra, le gustaba bailar y de joven cantaba en el coro de una iglesia. El lienzo es muy especial porque tiene influencia de la estatuaria prehispánica, por sus figuras recostadas, inmersas en un paisaje muy metafísico, con ambiente de sueño, sin tiempo y sin movimiento".
Sobre la posibilidad de que esta pintura, parte de la colección del MAM, sea cedida en comodato al gobierno de Oaxaca, Laura González consideró que la puerta está abierta, siempre y cuando se dé a cambio una pieza de similar valor.
"No sé si el gobierno oaxaqueño haya platicado con Luis Martín Lozano (director del MAM) o con Sari Bermúdez (titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes). Si recibimos a cambio una obra similar, se podría hacer, pero si no, no nos podemos quedar sin un cuadro clave de nuestro museo", manifestó.