Usted está aquí: domingo 16 de octubre de 2005 Cultura El lobotomista se propone reunir temores y fobias del siglo XXI

Joseph Mengele, entre los modelos de la novela de Víctor Hugo Chávez

El lobotomista se propone reunir temores y fobias del siglo XXI

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Obsesionado por descubrir y controlar "la esencia del ser humano", un neurocirujano lleva a cabo una serie de experimentos atroces. Es el antiguo tema del poder sobre los demás, del dominio del mundo, que aparece en la novela reciente de Víctor Hugo Chávez, El lobotomista (Alfaguara).

A la manera de lo que se propuso Bram Stoker al escribir Drácula -"poner en un solo paquete todos los temores y las fobias del siglo XIX"- Chávez dice que quiso reunir en un solo libro "todos los temores y las fobias del siglo XXI".

El autor comenzó buscando "un villano". Fue la primera pregunta que se hizo para escribir El lobotomista: "Vi que la esencia de muchas novelas está en el villano, pero siempre aparece relegado, atrás. Yo lo quise poner por delante".

Sus modelos fueron Joseph Mengele, El ángel de la muerte, trágicamente célebre por la crueldad de sus experimentos médicos en los campos de concentración nazis, y Walter Freeman, "quien popularizó las lobotomías; decía que era como sacar una muela.

Llevó a cabo como 3 mil 500 para enseñarles a otros neurocirujanos cómo hacerlas. Fue un desastre médico. Entre los años 50 y 60 se llegaron a hacer 100 mil lobotomías".

El neurocirujano que protagoniza la novela de Víctor Hugo Chávez interviene el cerebro de hombres jóvenes para después "venderlos como guardaespaldas, amantes, mascotas o cualquier cosa que los poderosos deseen".

Controlar el alma

En el fondo, lo que buscaba era "la esencia del ser humano, el alma, y cómo controlarla; tomó su bisturí y como un cazador se fue en busca del alma. El sabía que ese conocimiento le daría todo el poder porque el poder está en el cerebro; el dinero, por ejemplo, es un instrumento, pero el poder está en controlar la mente".

Admite el autor cierta influencia del Frankenstein de Mary Shelley, en tanto que aparece un personaje que "se atreve a tomar el papel de Dios como creador de vida".

También le influyeron Franz Kafka y Freud: "La desolación y la falta de esperanza en Kafka, y de Freud la búsqueda del origen del mal. Es en cierta forma una búsqueda freudiana en un mundo kafkiano".

Pero a diferencia de Frankenstein o de Drácula, El lobotomista, "no es una novela de ciencia ficción; está basada en un conocimiento científico. A diferencia del siglo XIX, ahora conocemos más cosas y les tememos más a los vivos que a los muertos.

"La gente que lee Frankenstein ahora, dice: 'ah, es un cuento'. Yo lo que quise fue darle credibilidad a mi historia. Lo que narro es posible desde un punto de vista científico."

-¿Es una novela sobre el mal?

-No exactamente, sino sobre la ambición sin límites, sobre una persona sin escrúpulos que quería todo el poder y va demasiado lejos en busca de sus ambiciones. El mal es lo que estamos dispuestos a hacer para cumplir nuestras ambiciones".

 
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