Usted está aquí: lunes 17 de octubre de 2005 Opinión La revisión abre la caja de Pandora

Ricardo García Sainz

La revisión abre la caja de Pandora

Ampliar la imagen Protestas de sindicalistas frente a la sede del SNTSS, la semana pasada FOTO Marco Pel� Foto: Marco Pel�

En la noche del pasado viernes el IMSS y SNTSS concretaron la revisión del contrato colectivo de trabajo que rige las relaciones laborales de la empresa y sus trabajadores, cancelando el estallamiento de un problema de dimensiones incalculables construido desde la dirección del ex director del Seguro Social Santiago Levy con la complicidad, tolerancia o incomprensión del Consejo Técnico, y desde la mayoría formada por legisladores panistas y priístas que votaron en agosto de 2004 una reforma elaborada en los sótanos del instituto, que modificaba la relación laboral y que pretendía colocar al sindicato entre ponerse de rodillas y aceptar la fractura del regimen de jubilaciones y pensiones (RJP) o estallar la huelga.

La firma del acuerdo confirma la capacidad negociadora del SNTSS, desvirtuada por Levy y restituida por Fernando Flores, lo que evitó el estallido de una huelga aberrante, además de que se crearon las condiciones para la recuperación de la institución al regresar el problema a sus dimensiones reales.

Los resultados de la revisión, gracias a la presencia de un nuevo director, consisten en un incremento salarial de 4 por ciento al salario y 1.5 en prestaciones; un incremento gradual de la aportación de los trabajadores al financiamiento del RJP de uno por ciento anual hasta llegar a 10 por ciento, y que los nuevos empleados acumulen una edad mínima de 60 años para jubilarse, lo que abre la posibilidad de contratar nuevos trabajadores en éste y años próximos.

El resultado de la negociación del pasado viernes fue fundamental para la existencia misma de la seguridad social, pues se desactivó una bomba artificial cuidadosa y pacientemente colocada para que estallara, se restablece la relación, se recupera la calma y se redimensionan los problemas, aunque al mismo tiempo se abrió la caja de Pandora con las acertadas, magnificadas, desinformadas y contradictorias opiniones sobre el problema, expresadas por el Presidente de la República, el secretario del Trabajo, sindicatos, líderes obreros, técnicos, expertos y espontáneos que dogmatizan sobre medicina social y sobre los regímenes de pensiones por años de servicio.

Este problema se infló de forma tan artificial que da la impresión de que su solución resuelve todos los problemas institucionales. Pero eso no es así. Los dos problemas que existían en 2000 continúan vigentes. En primer lugar, el instituto no tiene recursos suficientes para cumplir su función esencial de prestar servicios oportunos y eficientes. Si queremos que la medicina social cubra a los trabajadores y a sus familias hace falta elevar las contribuciones y que el gobierno cumpla con su obligación -establecida en la ley desde 1997- de cubrir el costo de atención a jubilados como parte fundamental del costo de transición del régimen solidario al de ahorro individual.

Tampoco está resuelto el problema del costo del RJP derivado de la jubilación por años de servicio, de la forma de integración de la pensión y del factor dinámico para su actualización. El problema se extiende a muchas otras instituciones y empresas públicas, lo que determina la necesidad nacional de revisar el conjunto de planes de retiro por años de servicio modificándolos gradualmente.

Tema central frente al tamaño del problema es la incapacidad de conducción del país. El presidente Fox vive en otro mundo e ignora deliberadamente o por desinformación la realidad nacional. Nos deben asustar a todos los mexicanos sus afirmaciones hechas en Madrid, al anunciar un plan extraordinario de inversiones para el Seguro Social. Las inversiones son absolutamente necesarias, el rezago está cuantificado en más de 40 mil millones de pesos; sin embargo, no hay fuente alguna de financiamiento para hacerlo. El Presidente debe aclararnos, después de su frívola afirmación de que los hospitales públicos serán más modernos y equipados, si las fuentes de financiamiento tendrán su origen en el aumento de ingresos por cuotas, de aportaciones del gobierno federal -ponerse al corriente en sus incumplimientos-, en el uso de los recursos acumulados -lo que reduciría las reservas institucionales- o en el mayor estrangulamiento de los servicios.

Asusta también su rechazo a que el sistema de pensiones adoptado sea una carga para el próximo gobierno, cuando la revisión mantiene casi intacta la carga del RJP, cuyo estallido se prevé para la primera mitad de la próxima década.

Debe aclararnos el Presidente, conforme a sus cuentas madrileñas, si incrementar gradualmente uno por ciento las contribuciones de los trabajadores en activo permite otorgarles una pensión para los más de 20 años de expectativa de vida que tienen al jubilarse.

El problema se ve agravado por la incapacidad ética y técnica del Consejo Técnico del IMSS, por su irrestricta flexibilidad, por su vocación de adaptarse y readaptarse a cualquier circunstancia, y por su origen corporativo y generosamente remunerado. Este Consejo Técnico no puede ser centro de los grandes replanteamientos que garanticen la vigencia y eficacia de la seguridad social.

Tampoco encontramos la respuesta en el Congreso de la Unión, que en este tema ha acreditado un funcionamiento por consigna, mayoriteo y acuerdos logrados en lo oscurito, fuera de comisiones y del pleno.

Frente a este panorama es urgente convocar a la creación de un frente de reconstrucción de la seguridad social, en el cual se genere un debate amplio, honesto e informado sobre sus problemas y soluciones.

A mi juicio es el momento de preguntarnos si los mexicanos queremos tener instituciones que brinden protección médica a los trabajadores y, en caso de una respuesta afirmativa, si estamos dispuestos a aportar la parte que nos corresponda para reconstruir a una institución que sea orgullo de la República, con ingresos suficientes y costos adecuados.

La tarea de reconstrucción o desmantelamiento concertado debe iniciarse de inmediato para recuperar la grandeza o para morir con dignidad.

 
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