Usted está aquí: lunes 17 de octubre de 2005 Política Los errores de gobierno perjudican a los más pobres, señala Gilberto Borja

Si no hay respuestas, existe el riesgo de que se busquen vías distintas a las políticas

Los errores de gobierno perjudican a los más pobres, señala Gilberto Borja

RENATO DAVALOS

Ampliar la imagen Es ineludible el aumento en inversi�ocial para evitar que crezca la desigualdad, advirti�lberto Borja Navarrete, quien recibi�cientemente la presea Belisario Dom�uez FOTO Carlos Cisneros Foto: Carlos Cisneros

Con el respaldo de su experiencia y el contacto con 10 presidentes mexicanos, Gilberto Borja Navarrete evalúa la actual coyuntura nacional: "las decisiones inadecuadas de los gobiernos afectan siempre a los más pobres". Agrega que no existe claridad de que se estén resolviendo las dificultades. "Ahí está Chiapas, un problema natural, pero que pudo preverse. Quién sabe si toda la clase política tiene vocación de servicio. Han faltado liderazgos y el riesgo estriba en que si no hay respuestas se busquen otras vías; no hay que llegar a la vía al descontento y la desilusión."

Ingeniero desde hace más de medio siglo, Borja afirmó: "partido que no exponga con claridad su programa y cómo se logrará crecimiento y empleo en un país estancado tendrá menos votos. Algo ineludible es el aumento de la inversión social para que no crezca la desigualdad".

En su despacho de Coyoacán, Borja Navarrete, recién distinguido con la medalla Belisario Domínguez, la más alta condecoración que entrega el Estado mexicano, relató su estancia al frente de la empresa Ingenieros Civiles Asociados (ICA), su amistad con Cuauhtémoc Cárdenas y con el extinto Heberto Castillo, con quien compartió las aulas desde la secundaria -y ahora las letras de oro en el Senado- y a quien ganó la presidencia de la sociedad de alumnos de la Escuela de Ingeniería.

Sobre los ex presidentes advirtió: "Nun-ca deben olvidar que la gente los juzga".

Trabajó muy cerca del general Lázaro Cárdenas y fue director de Nafinsa en el gobierno de Ernesto Zedillo, después de dejar la dirección de ICA. "La política es de lealtades y deslealtades. Siempre me interesó pero nunca me electrocuté con ella."

Empezó a trabajar en ICA a mediados del siglo pasado, cuando el país era rural, invitado por Raúl Quiroz, integrante del grupo de 17 creadores de la firma. Escaló hasta dirigir esa empresa, sin la que no se explicaría el gasoducto en Argentina, el Metro en Chile y en México, el aeropuerto en República Dominicana, el drenaje profundo del Distrito Federal, los ejes viales, la central de abasto y decenas de terminales aéreas del país.

Pertenece a la generación de Bernardo Quintana, Javier Barros, Fernando Hiriart y Saturnino Suárez, entre otros. Extendió su actividad a las instituciones educativas, fundamentalmente la UNAM.

Respeto por los presidentes

-¿Cómo define el trato con los presidentes?

-He conservado la herencia de un padre muy recto y congruente. Tengo gran respeto por los presidentes y tuve buena relación con ellos. Tengo un carácter razonablemente tranquilo; no soy hombre de conflictos. Nunca hubo un trato de acercarse a una gran amistad y menos hacer negocios con ellos.

-¿Cómo vio a los presidentes en el vértice del poder y después en el ocaso?

-Es preocupante, porque uno se debe preparar para la salida. También me preparé cuando mi periodo vencía en ICA. El poder en todos los países es absoluto. (Los presidentes) son dueños del poder, del pensamiento, de las decisiones más importantes, y por más equilibrio que haya viene la declinación y la añoranza. Y uno encuentra reacciones favorables, pero también más preocupación y encono. Hoy veo que el hombre del poder está dejando de tener añoranzas.

"Hoy un ex presidente priísta se dedica al estudio y a trabajar en Estados Unidos. Otros tienen que pensar que la gente los juzga. La gente es muy sabia. Se hacen expresiones de afecto o no. No hay un cartabón. No es tan cierto que hay una absoluta ineptitud. No hay blancos y negros. Hay unos más preparados que otros. Lo importante es dejar una huella de congruencia, de portarse bien, no tener cola que les pisen."

-Muchos empresarios se han favorecido del poder. ¿Cómo define esta relación?

-Hay empresarios muy valiosos, no todos ligados al poder. El poder requiere de algunos de ellos para arrancar proyectos. El empresario tiene la misión de invertir, arriesgar para crear empleos y ganar dinero lícitamente. Quien así actúa es respetable. El empresario ante la sociedad se ve que es un hombre que domina por el poder y dinero a la política, pero no hay tal. Pueden tener influencia, pero la política la manejan los políticos y no la sueltan. Ultimamente el empresario ha dejado de estar presente por la situación económica, las crisis y los riesgos.

-¿A quién atribuye las crisis?

-Son atribuibles a circunstancias y a decisiones inadecuadas. En economía se habla de una decisión que se debió haber tomado y no fue así. Por ejemplo, cuando se dijo que el petróleo nos iba a llevar a la abundancia. Pero todas las decisiones afectan a los más pobres. Es algo que todavía no estamos cuidando bien. No hay una clara idea de que estamos sacando el problema adelante. Ahí está el caso de (las inundaciones en) Chiapas: es un problema de la naturaleza, pero se pudo haber previsto cómo ayudar a la gente y no dejarla suelta, sin casa, sin comunicaciones, sin familiares.

-¿Por qué se ha acentuado la desigualdad en los últimos 20 años?

-La economía no ha respondido a la generación de empleos. Es desesperante que la gente no encuentre trabajo. Los profesionistas que manejan taxis, por ejemplo. Sin querer señalar responsables, el ambulantaje da vida a unos, pero le quita al que produce, aunque la gente tiene que subsistir. Hay que buscar políticas sociales que se han implementado y deberán intensificarse las inversiones.

-¿La clase política no ha estado a la altura?

-Quién sabe si toda la clase política tiene la vocación de servicio. Los funcionarios son empleados del gobierno y tienen que estar calificados. Pero tampoco es cierto que decir político es decir ladrón, porque es muy injusto. No estamos llenos de ladrones ni de santos.

-¿Ha faltado un perfil más social en los últimos gobiernos?

-Han faltado liderazgos en los distintos sectores, como el empresarial, el sindical y el político. Es como en la familia: si nos fallan los padres, nos descarrilamos. Hoy el país está estancado. No hay una escalera para que los jóvenes puedan encontrar oportunidades. Se requiere planear qué país tenemos y qué queremos.

-¿No ha estado claro el objetivo?

-Nos hace falta planear bien el rumbo del país, no sólo en el gobierno.

-¿Cómo vislumbra el 2006?

-Lo veo realista y optimista. Los partidos tienen que ofrecer programas que expresen cómo es seguro que va a haber empleos y crecimiento para que los jóvenes digan quién los convence, independientemente del color, sin denostaciones y no decir: "Yo soy muy honrado y voy a correr a los corruptos, vota por mí". ¿Qué es eso? Partido que no haga presente su plan de gobierno con claridad, no va a avanzar. La gente está cansada y no vota, se abstiene. El abstencionismo quiere decir: "no me importa". ¡Cuidado!

-¿Cuál es el riesgo social del abstencionismo?

-Que la decisión de partidos sea tomada por el menor número de mexicanos. Significa problemas profundos en cuanto a la que sociedad deja de participar, y ello es un riesgo.

-¿Y que busque otras vías?

-Sí, otras vías. No debemos llegar a la vía del descontento y la desilusión. La gente ve con desilusión los pleitos del dinero de aquí para allá. Hay que darse cuenta de que es un país de jóvenes. Partido que no lo haga va a bajar sus votos.

 
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