Les entregarán títulos comunitarios por 800 hectáreas
Indígenas argentinos recuperan tierras de la provincia de Salta
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Al menos 32 personas murieron ayer por un mot�en el penal Magdalena, al suroeste de Buenos Aires, generado al parecer por la negativa de la direcci�el reclusorio a extender el horario de visitas el domingo por el D�de la Madre. Los internos quemaron ropa y colchones provocando un incendio que caus�s decesos, inform� ministro de Justicia, Eduardo Di Rocco FOTO Ap
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Buenos Aires, 16 de octubre. En medio de la batalla electoral por las legislativas del próximo 23 de octubre, en la que se elevan los enfrentamientos de partidos, las comunidades indígenas de Argentina celebraron este fin de semana que los wichis de la selva de Pizarro en la provincia de Salta, limítrofe con Bolivia, recuperaron sus tierras que el gobierno salteño decidió dividir y rematar el año pasado. "Apenas una luz", dijeron los caciques indios.
Las alambradas levantadas ilegalmente por el gobernador de Salta, Juan Carlos Romero, y que cercaban a las familias de la comunidad wichi (Eben Ezer) que habita esa zona desde hace siglos, comenzaron a ser derribadas en un hecho que la organización ecologista Greenpeace consideró "una histórica victoria de ese pueblo".
Hace año y medio, el gobernador Romero logró el apoyo del Parlamento para retirar la protección a 25 mil hectáreas de tierras protegidas en la reserva de Pizarro que se creó en 1995, después de otra larga lucha, con el argumento de que "era hábitat degradado".
Aquellas tierras, que no podían ser vendidas, fueron loteadas y rematadas a grupos que estaban decididos a plantar soja transgénica y comenzaron la tala de árboles.
Desde entonces comenzó la lucha de las familias wichis sobrevivientes de las matanzas durante la Conquista y Colonización de América y de los gobiernos feudales que se repartieron tierras indígenas desde la independencia de 1816. Hace sólo dos semanas una delegación de la comunidad, encabezada por los caciques Donato Antolín y Simón Pérez, y apoyados por actores, figuras populares, organizaciones humanitarias y ecologistas llegaron a Buenos Aires para reunirse con el presidente Néstor Kirchner.
En la Plaza de Mayo volvieron a escucharse las demandas de los "sin voz y sin rostro", como dicen los caciques, que en Salta y en otros lugares del país han denunciado que viven "una guerra", ya que sus tierras son ocupadas, obligados ellos a internarse en la selva y abandonar sus casas mientras se contaminan los ríos "y se destruye sin piedad" la naturaleza y el hábitat del hombre.
El mandatario ordenó la creación de una reserva nacional comprando parcelas para entregarlas de inmediato a las familias mientras que la provincia de Salta donó otras, aunque como dicen los caciques ,"nos donaron nuestras propias tierras".
Con el acuerdo de la administración de Parques Nacionales y el gobierno salteño, se les entregará el título comunitario sobre más de 800 hectáreas, podrán utilizar otras 2 mil 500 y la nación comprará otras 6 mil hectáreas que rodean la reserva para integrar una zona de conservación mixta que garantizaría la biodiversidad en más de 27 mil hectáreas.
La lucha tuvo apoyos muy valiosos, incluyendo al futbolista Diego Armando Maradona, pero debió intervenir la justicia que reconoció "todos los derechos que les caben sobre esas tierras por ser de uso histórico de la comunidad", señaló Greenpeace.
El 27 de junio de 2004 -después de más de tres meses de demandas que caían en el vacío- la organización Greenpeace lanzó una campaña para detener la venta de estas tierras y solicitó al gobierno nacional que se movilizara para impedirlo. En realidad la reacción fue muy lenta y desde el punto de vista de varias organizaciones ecologistas, se debió impedir el parcelamiento de tierras y aún falta por detener la acción depredadora que sigue avanzando en diversos lugares del país.
"El caso de la Reserva de Pizarro es el más aberrante de todos: su venta sienta un pésimo precedente para las demás áreas protegidas del país. Ya ni siquiera están a salvo aquellos sitios que gozan de protección legal. La anarquía de las topadoras arrasa todo a su paso, eliminando el monte y desalojando pobladores locales ante la mirada pasiva del gobierno nacional", se denunciaba en aquel momento, cuando comenzaron a recogerse miles de firmas para detener los desmontes.
Pero aunque allí las familias festejaban el derrumbe de las alambradas que les quitaban su propio territorio, en otros lugares del país "la nueva conquista" como le llaman las comunidades continúa, especialmente ahora que ha llegado el turno de la instalación de mineras, que pueden contaminar lugares históricamente protegidos.
En el Chaco hay zonas convertidas en desiertos y en Misiones la selva muestra grandes espacios abiertos, mientras las comunidades guaraníes, tobas y otras sobreviven en la más despiadada indigencia. En el sur los mapuches resisten cada día. "No dejaremos que maten nuestra última semilla", dicen. "Ahora sólo nos queda resistir hasta el último de nuestros hijos".