Usted está aquí: lunes 17 de octubre de 2005 Sociedad y Justicia Aparato mexicano palia las crisis epilépticas

Egresados del IPN desarrollan dispositivo al alcance de la mayoría de los enfermos

Aparato mexicano palia las crisis epilépticas

ELIZABETH VELASCO C.

Egresados del Instituto Politécnico Nacional (IPN) elaboraron un dispositivo con tecnología mexicana para disminuir la frecuencia e intensidad de las crisis epilépticas de casi medio millón de personas que padecen esa enfermedad en el país.

Abril Muñoz Cruz y Eloy Acosta Hernández, ex alumnos de ingeniería biónica e integrantes del Programa Institucional de Formación de Emprendedores del IPN, explicaron que el dispositivo, denominado Saceryd, disminuye la frecuencia e intensidad de las crisis epilépticas mediante estimulación eléctrica.

El artefacto consta de un electroestimulador, que se implanta en el pectoral mayor mediante un proceso quirúrgico, y de un electrodo, que se introduce en el cuello y se pone en contacto con el décimo nervio craneal, llamado vago, para hacer llegar los estímulos a la corteza cerebral.

Muñoz detalló que con el apoyo de Jorge Pacheco Rosado, investigador de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, se probó la eficacia del dispositivo en un modelo animal al que se provocó la enfermedad mediante la inyección de una sustancia especial.

''Experimentamos con dos grupos de ratas; el primero no fue electroestimulado y la mayoría de los animales presentaron los síntomas de la última fase de la enfermedad y murieron, mientras los roedores que fueron estimulados en forma intermitente mediante pulsos cuadrados de corriente no padecieron una sintomatología tan avanzada y sobrevivieron", explicó Muñoz Cruz.

En Estados Unidos existe un sistema similar al desarrollado por los ingenieros biónicos mexicanos, pero se comercializa a un costo elevado.

''Creamos este dispositivo con tecnología mexicana precisamente para ponerlo al alcance de unos 400 mil enfermos de epilepsia, y especialmente para 36 por ciento de ese total que, por padecer epilepsia refractaria, deben tomar por lo menos tres fármacos para tener un mejor nivel de vida", comentó Abril Muñoz.

Según datos de la Secretaría de Salud, más de un millón de mexicanos padecen esta afección que en la mayoría de los casos (76 por ciento) se manifiesta desde la infancia.

De acuerdo con el plan de negocios que también elaboraron, el Saceryd sólo costará la tercera parte del sistema fabricado en Estados Unidos, el cual tiene un precio mayor a 170 dólares, mas se requiere financiamiento para concretar el nivel de excelencia de esta nueva tecnología.

Acosta comentó que han analizado diversos materiales biocompatibles que recubran el electroestimulador para evitar el rechazo por el organismo.

De acuerdo con los resultados, explicó, "la cubierta puede elaborarse con algún polímero o con titanio, pero el problema es que ambos son costosos, por lo que veremos la posibilidad de conseguir financiamiento con alguna institución o empresa interesada, a fin de hacer las pruebas y posteriormente establecer una microempresa".

Los especialistas precisaron que el dispositivo está diseñado para operar de manera ininterrumpida por cinco años, al término de los cuales sería necesario hacer nuevamente una incisión en el pectoral mayor para sustituir la pila con la que opera Saceryd.

Ante ello, expresaron su interés por mejorar el prototipo y posteriormente sustituir la pila que proporciona la corriente por un mecanismo que se pueda retroalimentar por medio de radiofrecuencia o por transductores mecánicos de presión, que recargarían el sistema de manera continua con la energía mecánica generada con el ritmo de la respiración.

Precisamente para profundizar sus estudios y mejorar el dispositivo referido, Muñoz Cruz y Acosta Hernández prestan actualmente su servicio social en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de la Secretaría de Salud, donde se da atención de alto nivel a quienes padecen epilepsia, entre otras enfermedades.

La epilepsia es una enfermedad multifactorial que puede ser causada por alteraciones genéticas y hormonales, traumatismos, tumores y enfermedades infecciosas. Una de las principales causas de infección en países en desarrollo es la cisticercosis, padecimiento transmitido por la carne de cerdo o fresas contaminadas.

 
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