Usted está aquí: lunes 17 de octubre de 2005 Espectáculos Mi música es una especie de fusión sin etiquetas, dice Vicente Amigo

Estará en concierto hoy en el Palacio de Bellas Artes y el miércoles en Guanajuato

Mi música es una especie de fusión sin etiquetas, dice Vicente Amigo

Con Un momento en el sonido "traté de hacer un disco que buceara en la tradición del flamenco para lograr que la guitarra fuera más allá de los estilos", afirma; se considera heredero de Paco de Lucía

MARICRUZ JIMENEZ FLORES ESPECIAL

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Vicente Amigo es uno de los más destacados concertistas de guitarra, y aunque es flamenco por educación, no está atado al género; así, afirma que su "música es como una especie de fusión sin etiquetas".

Así lo demuestran sus trabajos como intérprete y productor al lado de artistas como Manolo Sanlúcar -con quien perfeccionó su toque-, Stanley Jordan, John McLaughlin, Al Di Meola, Milton Nascimento, Pelé, Camarón de la Isla, José Mercé, Remedios Amaya, Miguel Bosé, Carmen Linares, Wagner Tiso, Rosario, Nacho Cano, Alejandro Sanz y Sting. Su consagración fue en Sevilla en 1992, cuando participó en Leyendas de la guitarra junto con Bob Dylan, Paco de Lucía, Keith Richards, Phil Manzanera, Joe Cocker, Jack Bruce y Richard Thompson. Con su disco Ciudad de las ideas (2000) obtuvo el Grammy Latino al mejor disco de flamenco en 2001.

Este año vio la luz Un momento en el sonido, disco en el que Vicente Amigo vuelve a grabar en solitario después de cinco años de no hacerlo. Presentará esta noche ese material en un concierto en el Palacio de Bellas Artes, y el miércoles 19 de octubre en el teatro Juárez de Guanajuato, en el marco del 33 Festival Internacional Cervantino.

El duende es la esencia

En Un momento en el sonido al lado de la guitarra se escuchan batería, bajo, teclados, percusión y hasta la sonoridad del bandoneón, con un solo objetivo: "Para hacer este disco busqué la pureza no el marketing de los nombres. Quise hacer un disco que buceara por la tradición del flamenco para lograr que la guitarra fuera más allá de los estilos".

Sevillano de nacimiento y cordobés por elección, Vicente Amigo nació en 1967, y si parece que es sólo en los ámbitos de la música popular en los que se mueve, basta decir que en 1992 compuso y grabó, junto con Leo Brouwer, el Concierto para un marinero en tierra, en homenaje a Rafael Alberti, quien más tarde recogió en su álbum Poeta (1997).

-¿Qué es Un momento en el sonido?

-Creo que es el momento de la esencia que buscamos los artistas, y no lo buscas solamente en un tema, sino en cada trozo que vas tocando, en cada pasaje. Yo creo que en este disco hay mucho del sonido que yo buscaba, momentos en los que he llegado a eso que entiendo por esencia.

-¿El duende?

-Supongo que tendrá que ver con él, pero el duende yo siempre lo he concebido como el medio que un artista tiene para llegar a lo que entiende por esencia. Y al mismo tiempo, el duende es la esencia. Y eso lo entiendo porque en el escenario es donde trato de buscarlo, de que no me afecte ni un solo factor externo, para llegar a eso que entiendo por esencia, que es dar lo mejor de mi.

-De Ciudad de las ideas a Un momento en el sonido, ¿hay semejanzas?

-Sí, porque creo que es muy difícil desprenderme de lo que he querido ir forjando como mi personalidad. Y no sólo es difícil, sino que realmente, ahora mismo, no quiero desprenderme de eso y quiero que esté muy claro en mis discos, y sin querer sale ese sonido que es mío. Luego trato de contar otras historias por medio de la farruca, la soleá, la bulería, continuar buscando aunque eso y el escenario me dejen sin dormir.

-¿Es miedo?

-Claro, esto siempre es un escaparate donde vas a ponerte para que te oigan y juzguen, dentro del entendimiento de cada uno. Eso me merece un gran respeto.

Lo sagrado es cuando uno se siente libre en el escenario

-¿Tiene que ver con lo sagrado en el escenario?

-Creo que lo sagrado es cuando llegas a ese momento en el que te sientes libre en el escenario. Quizá también lo que pasa antes lo sea, porque es como enfrentarte a algo que a veces temes, que por lo menos te produce un grandísimo respeto, y te enfrentas ahí a todo, en esa especie de desnudez que es la del individuo solo en el escenario.

-Habla de contar historias nuevas, ¿en qué medida abre formas? y ¿cuál ha sido su apuesta al hacerlo?

--Abrir un camino alternativo para demostrarme y demostrar que mientras las mujeres sigan dando a luz nacerán ideas. Entonces, no nos podemos encerrar en lo que ya han hecho los demás, si no, sería cavar nuestra propia tumba. Cuando miras para atrás y ves que hay una fila de gente que te sigue, compruebas que, como todo en el arte, cuando se crea una escuela es porque hay gente que trata de ir en ese lado. Y eso no se puede parar. Uno sigue buscando, algunas veces te equivocas, otras resulta que aciertas, o sin darte cuenta vas marcando una forma, un estilo.

-Pertenece a una generación de creadores que comparten esta búsqueda. ¿A quiénes considera sus compañeros de ruta? Y ¿de qué tradición es heredero?

-Entre la gente de mi quinta está Gerardo Núñez, Cañizares; en el cante Arcángel y Estrella Morente. Pero creo que a las generaciones no las hacen los años, se consolidan por medio del arte, cuando hay cosas realmente importantes que decir, el arte mismo es el que pone en claro las generaciones. En mi caso, soy heredero de Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar, que han sido mis maestros más directos. A ellos me une algo muy grande, muy especial. Y yo estoy en el camino y de por vida agradecido a eso que he aprendido de ellos; trato de llevarlo adelante de la forma más digna posible.

Se tiene el deber de dar lo máximo de uno mismo

-La dimensión escénica del flamenco cambia desde el cante, el toque, la danza, están construyendo el flamenco de este tiempo. ¿Pesa esa responsabilidad?

-Por supuesto. En guitarra es un poco diferente, porque el argumento es la propia música, tratas de contar algo con este pedazo de madera con cuerdas. Ese es el medio que nosotros los guitarristas tenemos para expresar lo que sentimos y pensamos, lo que buscamos, pero es un peso importante, porque si eres consciente de la historia sabes que hay gente que sabe lo que está escuchando y entonces tienes el deber de dar lo máximo de ti. Y cuando hablamos de flamenco como música de raíces no te lo puedes sacar de la manga, aunque como músico tires para otros lados, como es mi caso. Para el flamenco que yo he aprendido hay que profundizar en el género y en uno mismo.

-La crítica admira su talento, comenta que baila y canta también, que en usted hay fusión y ruptura.

-Bueno, sé que seguiré buscando, día a día, con mi grabadora, que me la llevo a todos lados, por si sale una idea que me interese. Bailar, cuando estoy de fiesta; cantar es algo que me gusta mucho. Siempre pienso en escribir letras para que alguien las cante. De hecho he cantado en algunos de mis discos, por matar ese gusanillo, pero cuando canto no es por querer demostrar que lo hago, sino por dar el mensaje como lo he parido, sin filtrarlo por el sentimiento de nadie.

 
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