La estampa de los toros
Los toros lidiados en la plaza de toros de Zaragoza en ocasión de su fiesta patronal, el Día de la Raza y transmitida por la TVE, recordaban las estampas taurinas de los astados de antaño. Bien presentados con un trapío interesante, testis barriendo el ruedo y 600 kilos y medio de peso, cornamentas que quitaban el hipo. Lástima que igual aquí, allá fueran mansos, descastados y al acometer algunos, tercero y cuarto, tenían la bobería de los bueyes del arado.
Con estos bureles el torero malagueño Salvador Vega se estiró en tres verónicas y el remate con dos medias de pincel yendo del burladero a los medios. Pero... ante la bobería del animal no tuvieron la emoción que da la casta y deja inmóviles a los aficionados mudos de asombro. No se diga con la muleta en que el burel iba a su aire y el matador simplemente lo acompañaba.
A sus enemigos Enrique Ponce, sobrado, dominador y frío, literalmente los hizo pasar para realizar dos faenas de las suyas que obvia el decirlo, volvieron a carecer de emoción, a pesar de que en su intento por calentar a los aragoneses se puso hasta encimista.
Naturalmente que a toros mansos y descastados después de faenas interminables a pinchar. En el recuerdo, esos toros de presentación como los de antaño y las notas de las jotas aragonesas que mantienen viva la tradición.