Usted está aquí: lunes 17 de octubre de 2005 Opinión La estampa de los toros

José Cueli

La estampa de los toros

Los toros lidiados en la plaza de toros de Zaragoza en ocasión de su fiesta patronal, el Día de la Raza y transmitida por la TVE, recordaban las estampas taurinas de los astados de antaño. Bien presentados con un trapío interesante, testis barriendo el ruedo y 600 kilos y medio de peso, cornamentas que quitaban el hipo. Lástima que igual aquí, allá fueran mansos, descastados y al acometer algunos, tercero y cuarto, tenían la bobería de los bueyes del arado.

Con estos bureles el torero malagueño Salvador Vega se estiró en tres verónicas y el remate con dos medias de pincel yendo del burladero a los medios. Pero... ante la bobería del animal no tuvieron la emoción que da la casta y deja inmóviles a los aficionados mudos de asombro. No se diga con la muleta en que el burel iba a su aire y el matador simplemente lo acompañaba.

A sus enemigos Enrique Ponce, sobrado, dominador y frío, literalmente los hizo pasar para realizar dos faenas de las suyas que obvia el decirlo, volvieron a carecer de emoción, a pesar de que en su intento por calentar a los aragoneses se puso hasta encimista.

Naturalmente que a toros mansos y descastados después de faenas interminables a pinchar. En el recuerdo, esos toros de presentación como los de antaño y las notas de las jotas aragonesas que mantienen viva la tradición.

 
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