Usted está aquí: martes 18 de octubre de 2005 Sociedad y Justicia Exponen en el Senado indefensión de víctimas de trata de personas en el país

ONG relatan casos de gente traída desde China, Africa y Centroamérica

Exponen en el Senado indefensión de víctimas de trata de personas en el país

Analizan en una audiencia el proyecto de ley para prevenir y sancionar ese delito

VICTOR BALLINAS

Niñas y niños, mujeres y hombres procedentes de China, Africa, Europa y países centroamericanos son traídos y explotados sexualmente en bares y tugurios de las fronteras norte y sur de México, denunció en el Senado de la República, ante expertos, académicos, defensores de derechos humanos y legisladores, Fabienne Venet, dirigente de la organización no gubernamental Sin Fronteras, reconocida internacionalmente.

Al asistir a la audiencia que organizó el Senado de la República para analizar el proyecto de ley para prevenir y sancionar la trata de personas, que se dictamina en comisiones de la cámara alta, Venet mostró en su ponencia la terrible realidad de migrantes nacionales y extranjeros que son explotados sexual y laboralmente.

La activista comenzó narrando el caso de dos mujeres chinas: Xia y Peng (los nombres fueron cambiados). "Son los casos de dos mujeres jóvenes, una viuda y la otra madre soltera, que en su país, China, trabajaban en la industria textil; se les hizo una oferta de venir a México a una empresa de ese ramo.

"Era una oportunidad para ellas. Pensaban ahorrar para enviar dinero a sus familias y poder tener mejor oportunidad de vida. Todo era legal, tenían contrato firmado, visa de trabajo mexicana entregada en el consulado de México en Pekín. Todo parecía perfecto; sin embargo, al llegar a México su situación cambió radicalmente:

"Sus documentos de identidad y su visa fueron retenidos por el empleador. Tenían que vivir ahí mismo, donde trabajaban. Sólo podían salir de la fábrica acompañadas por alguien de confianza del patrón. Les cambiaron sus condiciones de trabajo. Las engañaron. Su jornada era de 16 horas al día, eran obligadas a trabajar horas extras sin pago, sin descanso de fin de semana ni días feriados.

"Las mujeres no tenían acceso a prestaciones de ley, fueron amenazadas y se les manejó que tenían una deuda. El empresario les quitó sus documentos, retenía el sueldo y les mentía diciendo que una parte se iba a enviar a sus familias en China. Como tienda de raya ahí compraban su comida y sus utensilios de limpieza personal. Se les aplicaban multas y sanciones por platicar en horas de trabajo, tenían prohibido conversar con mexicanos y estaban amenazadas con la deportación."

Venet dijo ante expertos y legisladores que las dos mujeres chinas lograron escapar. El empleador las denunció y el Instituto Nacional de Migración las detuvo en la estación migratoria de Iztapalapa. En ese sitio Sin Fronteras inició su defensa, la cual se ha visto obstaculizada por vacíos y lagunas legales.

Otra historia

Emily fue traída de Africa. La joven, de 22 años de edad, escapó de su casa porque la iban a casar contra su voluntad; huyó del matrimonio forzado cuando conoció en su país a una señora mexicana que dijo que la ayudaría si aceptaba trabajar en el servicio doméstico de su casa en México; le prometió albergue, salario y permiso para estudiar.

A Fabienne Venet le ganó el coraje, la impotencia al describir este caso. "Apenas llegó a México, la joven africana fue obligada a posar desnuda, le tomaron fotos y la vendieron. La violaron. La obligaron a beber alcohol y a prostituirse... a sostener 30 relaciones sexuales diarias.

"Para evitar el dolor de las violaciones, Emily aceptó cooperar, pero después de un tiempo escapó. Y su caso es un trauma", comentó.

La voz se le cortó a Venet. Las emociones, su indignación y coraje fueron evidentes. "Con Emily hemos tenido un fracaso. Estamos traumados -dijo a manera de explicación-: Emily nunca pudo denunciar, tenía miedo. Su estado de salud mental no se lo permitió, a eso contribuyó el sistema de justicia mexicano, la falta de protección. Se pidió a Emily que denunciara el robo de sus documentos, pero ella se negó, no quería repetir su historia. Después de un año de ayuda y ante los obstáculos... la semana pasada se fue. Hoy nuevamente está en riesgo."

En este foro Mohamed Mattar -experto en la trata de personas, académico y con doctorado en Estados Unidos, colaborador en la redacción de la ley para combatir este problema en Rusia- resaltó que la ley que se discute en México es buena, porque "la iniciativa no exige que el uso de la violencia sea un medio para la comisión del delito. Tampoco exige la comisión dentro de un grupo criminal organizado, y esto es bueno, a diferencia de la ley en Estados Unidos".

Mattar aplaudió que en la iniciativa que se discute en el Senado de la República sea considerada agravante la trata de personas cometida por un funcionario público, lo cual es una medida importante de combate a la corrupción.

El jefe de Misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Juan Artola, también expuso seis casos de trata de personas.

Uno fue el caso de la familia Paulett, que se llevó a Nueva York a sordomundos, como ellos, y los obligaban a vender mercancías en el Metro. Eran 17 sordomudos explotados; vivían en condiciones infrahumanas y cuando se denunció esta situación se descubrió que la familia contaba con cuentas bastante abultadas en dólares.

La historia de menores de edad mexicanas explotadas sexualmente es la más emblemática, dijo Artola. Las víctimas contratan los servicios de un pollero para que las lleve a la frontera norte, y al llegar éste las entrega para su explotación a prostíbulos, donde son violadas y obligadas a trabajar sexualmente. Son campesinas y menores de edad.

Otro de los casos que denunció es el de una mujer guatemalteca de entre 22 y 23 años de edad explotada sexualmente en Chiapas. Buscaba trabajo y llegó a la frontera sur; ahí le quitaron sus documentos, la obligaron a trabajar y le cobraban por todo. Una y otra noche y la siguiente también la joven era explotada. Fue rescatada por el Grupo Beta, una organización no gubernamental, y por apoyo religioso.

Artola continuó con sus denuncias en el Senado de la República: "Una joven recepcionista venezolana fue invitada a trabajar a México; al llegar fue golpeada y violada; le dijeron que debía atender a 20 clientes por noche. Estaba amenazada de muerte, pero logró escapar de sus explotadores y fue a la estación migratoria; de ahí la pusieron en contacto con OIM y llevamos su defensa".

Esto es apenas una muestra de los miles y miles de casos que existen en el país. Tan sólo el último informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) señala que hay 16 mil niñas y niños mexicanos y centroamericanos que son prostituidos, explotados sexualmente y/o que realizan trabajos forzados.

Los expertos, académicos y legisladores coincidieron en que México figura en el mapa del crimen organizado, no sólo por ser origen, sino tránsito y destino de la trata de personas.

 
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