Planean la próxima salida en 2007; quieren instalar una estación permanente
Anuncian chinos más vuelos espaciales tripulados, tras el regreso de Shenzhu
Los astronautas Fei Junlong y Mie Haisheng fueron homenajeados como auténticos héroes por su misión de cinco días
Realizaron experimentos sobre la estancia de humanos
Ampliar la imagen Realizaron revisiones a la c�ula de la nave FOTO Ap Foto: Ap
Pekín, 17 de octubre. China ha confirmado sus aspiraciones en el ámbito de la conquista espacial al anunciar el lunes su intención de realizar a partir de 2007 nuevas salidas de taikonautas a la órbita terrestre, cuando acaba de regresar a la Tierra la misión Shenzhu VI.
"Puedo decirles que la próxima etapa será una salida al espacio hacia 2007", declaró Tang Xianming, uno de los principales responsables del programa chino de vuelo tripulado, durante una conferencia de prensa en Pekín, unas horas después de que aterrizaron los dos astronautas.
Mientras hacía el anuncio, Fei Junlong y Mie Haisheng, que pasaron cinco días en el espacio, desfilaban en un coche descubierto por una base militar del oeste de Pekín, aclamados como auténticos héroes en medio de un ambiente festivo, animado por una fanfarria militar. Estos dos astronautas realizaron experimentos para ayudar a China a encontrar la forma de ubicar personas en un potencial laboratorio para viajes largos.
China mencionó la posibilidad de usar un laboratorio de dichas características o una estación espacial como "plataforma para investigaciones más profundas".
Anuncian posibilidad de mujeres taikonautas
Entre 2009 y 2012 se llevarán a cabo diversas operaciones, porque el objetivo de China es disponer de una estación espacial permanente, explicó Tang Xiangming, quien añadió que "en un futuro próximo, entre los equipos de taikonautas habrá seguramente mujeres".
Según los expertos, el acoplamiento de dos naves Shenzhu, que despegaran con unos meses de intervalo, anticiparía esa estación permanente.
El principal artífice del programa de vuelo tripulado, Wang Yongzhi, expresó su satisfacción por el éxito de la misión Shenzhu VI y estimó que China ya controla los aspectos tecnológicos necesarios para efectuar vuelos tripulados por varios astronautas durante más tiempo.
Es "de gran importancia" para la continuación del programa, agregó.
En octubre de 2003, el primer taikonauta, Yang Liwei, permaneció 21 horas en el espacio y sus sucesores aguantaron 115 horas y 32 minutos.
Con Shenzhu VI, que costó 110 millones de dólares, Pekín concluyó la primera etapa del programa de vuelo tripulado y la próxima consistirá en "dar un paso más y controlar la tecnología para realizar actividades extravehiculares (conocidas también como EVA), una misión con acoplamiento y experiencias espaciales científicas de valor".
El experto estadunidense James Oberg considera que el principal desafío tecnológico será la puesta en marcha de un cohete tres veces más potente que el utilizado el pasado miércoles para lanzar Shenzhu VI.
"Será la llave para su estación espacial, para los lanzamientos comerciales rentables de satélites de comunicaciones y, si quieren, para hacer volar Senzhu aún más alto", afirmó.
Los ingenieros chinos ya trabajan en ello, pero el nuevo cohete no estará disponible antes de, por lo menos, cinco años porque implica la construcción de un nuevo centro de lanzamiento.
"Los chinos no tienen prisa. Dependerá de cuestiones de seguridad y presupuestarias. Será un programa muy progresivo", comentó Joan Johnson-Freese, especialista estadunidense del programa espacial chino.
Ante los temores de los occidentales de que China utilice el espacio con fines militares, Tang Xianming repitió el lunes que el objetivo es dirigir experiencias pacíficas y están dispuestos a colaborar con otros países.
Pero, poco después del regreso de los taikonautas, el presidente del Parlamento, Wu Bangguo, dio una versión distinta: "Este éxito es eminentemente importante para el prestigio de China en la escena mundial, la promoción de su economía, de la ciencia y de sus capacidades de defensa nacional", lo que no sorprende a los expertos, puesto que, efectivamente, cualquier programa espacial tiene aplicaciones militares potenciales.