Se define como consumista enfermo y habla de ello en Crimen ferpecto, en cartelera
Adoro la comedia blanca, pero en estos tiempos no puedo hacerla: De la Iglesia
Me gusta la tragedia grotesca, porque no da cabida a la indiferencia, expresa el realizador vasco
Los distribuidores no están acostumbrados a promover cine en español, asegura en entrevista
Ampliar la imagen El realizador (con gafas en la imagen) explica a sus actores una escena de la pel�la
El pasado viernes se estrenó Crimen ferpecto, reciente cinta del director-productor vasco Alex de la Iglesia. Se trata de otra historia de humor negro y sátira crítica que el bilbaíno presenta (porque "no sé cómo hacer una comedia blanca en estos tiempos", dice en entrevista), luego de que sus anteriores, La comunidad y 800 balas, no encontraran distribuidor en nuestro país, pese a que el realizador haya "vagado por los pasillos del hotel semidesnudo en busca de distribución" en el Festival Internacional en Guadalajara de hace dos versiones. "No había tenido suerte en México, pero por fin hemos sembrado un poco. Es un problema con los distribuidores, los cuales no están acostumbrados a promover el cine en idioma español".
Ahora De la iglesia, creador de películas como Acción mutante (producida por Pedro Almodóvar), El día de la bestia (1995), Perdita Durango (1997) y Muertos de risa, se introduce en ese mundo de las tiendas departamentales, en las que todo tiene que ser "ferpecto" (sic), para hablar sobre un vendedor seductor que se tira a todas las empleadas, pero que en una discusión asesina sin querer a su jefe de piso. La única testigo del crimen es una compañera de trabajo, que aprovecha la circunstancia para chantajearlo.
Autodefinido como un "enfermo" de los centros comerciales, De la Iglesia afirma: "Hay una nueva religión: la del consumo, impuesta desde ese mundo anglosajón en la que hay ganadores y perdedores, y en la que los últimos no pueden acceder a los centros comerciales y los ganadores sí; éstos se gastan todo su sueldo los fines de semana montados en un vehículo 4 x 4; gastan en objetos que no sirven para nada. Luego descubren que ya no hay comunicación, que no salen a la calle. Esos centros están matando la cultura latina, la cultura de la calle. El occidente está en plena decadencia."
"Lo único que hacen es uniformarnos"
Y agrega: "Es horroroso, ya no tiene sentido viajar, porque vas a México, Madrid o Bruselas, y encuentras las mismas tiendas con los mismos objetos, que lo único que hacen es uniformarnos".
De la Iglesia, licenciado en filosofía, dibujante de cómics y quien sólo ha dirigido un cortometraje (Mirindas asesinas), plantea: "Hablo de lo que me preocupa, aunque descubra que yo soy un enfermo más; consumo de una manera absurda para olvidar los problemas: voy a un centro comercial y me compro 20 discos o 15 libros por ansiedad, claro que no tendré oportunidad de escucharlos o de leerlos. Los compro sólo porque me llama la atención el título. Yo voy a ese ritmo. Y lo terrible de la cinta es que no hay solución, que lo único que puedes hacer es volverte loco o ser un payaso más".
El realizador dice que busca que el público se vea reflejado en la pantalla. "Hay que gritar para que la gente se dé cuenta de que se habla de ella. Me gusta la tragedia grotesca, esa comedia trágica que no tiene posibilidades, en la que no hay manera de sentirse indiferente ante lo que se habla."
Y asegura que no puede hacer otra cosa diferente a una una comedia negra: "¿Crees que se puede mantener con dignidad una comedia light como están las cosas? Todos en España hemos apoyado tácitamente la guerra de Irak o apoyamos una política de migración que nos hubiera asustado hace 20, cuando nosotros mismos éramos inmigrantes; hay tal nivel de injusticias no sólo a nivel social o internacional o casero, que todos los días nos descubrimos en una lucha por ambición, por tener el carro más grande o la mujer más guapa. Yo no puedo hacer comedia blanca, pero la adoro, aunque no sé cómo hacerla en estos tiempos; me cuesta hacer un chiste blanco, me cuesta reírme, que es la mejor arma contra el dolor. Hay que echarse una carcajada ante el verdugo que te lastima, y hay que hacerlo de manera cínica, al menos".
Respecto del tema de la poca distribución del cine en español, comenta: "No sé si es un asunto de prejuicios o de que exista un mercado, pero lo que debe haber es confianza en el producto, porque las cintas en español funcionan y hay una tradición de ver una cinta de un país a otro. En España con el cine argentino ha sido una explosión, se ven muchas cintas argentinas y también algunas mexicanas, espero que sea recíproco".
Momento de hacer frente común ante el cine de Hollywood
-¿Habría que hacer un frente común ante el cine de Hollywood?
-Claro, ya va siendo hora de que nos organicemos. Lo que es el cine en habla castellana debe organizarse y ayudarse los unos a los otros, sobre todo a la hora de encontrar distribución. Tendríamos millones de espectadores. De hecho, lo que sería maravilloso es entrar a Estados Unidos y llegar directamente al mercado de habla hispana de allá. Es algo que está naciendo. He hablado con muchos productores que están interesados en que alguien haga material para esa gente, porque hay un mercado potencial que no se usa.
"Si nosotros no hacemos el cine para esa gente lo van a hacer ellos y lo más terrorífico es que van a vender su cultura anglosajona como lo han hecho con nosotros, pero ahora lo harán con los que viven en su propio país".
Sin embargo, los cineastas poco pueden hacer, ya que "lo hemos hablado, pero son los productores y los exhibidores los que deberían unirse a esta lucha. Ellos saben que el negocio está en el cine estadunidense, entonces les cuesta mucho apostar por un material autóctono, tanto en España como en el resto de los países de habla española".
En cuanto a sus planes, De la Iglesia afirma que por lo pronto tiene el proyecto de "sobrevivir, que ya es duro, porque no sé cómo te trata el banco, pero a mí me tiene de la mierda, cogido por los huevos". No obstante prepara un thriller: Los crímenes de Oxford, basada en novela del argentino Guillermo Martínez.