Usted está aquí: viernes 21 de octubre de 2005 Opinión Crimen desorganizado

Leonardo García Tsao

Crimen desorganizado

A juzgar por la cantidad de estrenos nacionales en cartelera, el cine mexicano da la impresión de haber vuelto -otra vez- de entre los muertos. Ese nuevo brote da para todo: desde la genuina emotividad de El mago, de Jaime Aparicio, hasta la autocensurada pose de Batalla en el cielo, de Carlos Reygadas. En medio, están películas que juegan la carta del "cine de calidad" dentro de una fórmula de asumida vocación comercial. Tanto American visa como 7 días han iniciado su exhibición con buenos resultados en taquilla .

La primera es el segundo largometraje de Juan Carlos Valdivia, de origen boliviano, cuyo anterior Jonás y la ballena rosada (1995) ya daba cuenta de sus limitaciones. En American visa, el realizador sitúa la acción en La Paz para describir cómo el profesor Mario Alvarez (Demián Bichir) trata de conseguir el documento epónimo que le permitirá viajar a Miami y reunirse con su hijo. Por supuesto, el proceso estará lleno de vicisitudes que incluirá una relación amorosa con Blanca (Kate del Castillo), enjundiosa bailarina de table dance.

La película parece padecer esa aflicción psicológica llamada ADD por los gringos, o sea desorden de atención deficiente. Una vez planteado el conflicto, a Valdivia se le olvida la urgencia de su protagonista tornándola en turgencia. A la mitad del disperso relato, Mario se convierte en un contumaz mujeriego que hace pensar en un cambio de título a American Viagra. Hay otras desviaciones conducentes a un fallido acto criminal y su inevitable retribución, en medio de incontables tomas pintorescas del paisaje de La Paz y hartas canciones pop en la banda sonora. A fin de cuentas, la razón del drama no se atribuye a carencias sociales o económicas sino a la profunda estupidez del personaje.

Ahora que el cine mexicano se ha profesionalizado en un nivel técnico, Valdivia todavía acusa una impericia formal que lo lleva a filmar cada escena desde todos los ángulos posibles, con una preferencia por el contrapicado con lente gran angular. La dirección de actores es también deficiente. Bichir devanea entre un acento chilango y otro andino mientras adopta un aire de constante distracción. Sólo Del Castillo le echa ganas a su trabajo, con un acento más convincente y una vigorosa rutina en el tubo, aunque no trasciende el cliché de la teibolera con corazón de oro.

7 días plantea el mismo esquema del hombre que se propone conseguir algo. En este caso, es el dilema de un novel empresario (Eduardo Arroyuelo) que, tras perder una apuesta de fútbol, -¿a quién se le ocurre apostar contra el América en una película distribuida por Videocine?- se ve obligado a conseguir un concierto de U2 en Monterrey. Para ello es ayudado por un ex socio (Julio Bracho) de su hermano legendario y, sobre todo, del gángster júnior (Jaime Camil) que, no obstante pertenecer al bando antagonista, es el primer entusiasta en lograr el concierto.

El poco promisorio debut de Fernando Kalife no es otra cosa que una sucesión de juntas de negocios con varios millonarios caracterizados por sus debilidades: uno es mujeriego; otra sufre de una temible tensión premenstrual; uno más es muy indeciso. Eso puede ser interesante para los regiomontanos, que saben de eso, pero como entretenimiento es demasiado pobre.

Se ha elogiado la actuación de Camil por el simple hecho de que encarna al único personaje con signos vitales. Mientras Arroyuelo manifiesta todo el magnetismo de medio kilo de queso panela, Camil se interpreta a sí mismo como un júnior desmadroso y dicharachero. Una vuelta de tuerca le da al asunto un gratuito elemento melodramático que, dadas las condiciones del país, se antoja moralmente discutible. La película concluye con la elegía sentimental a la capacidad de entrega de un gángster, hijo de papá narco.

Sin querer, 7 días es el retrato cabal de los factores -el poderío del crimen organizado, el tráfico de influencias, la negociación con capital inexistente, el depender de decisiones extranjeras- que han signado a la economía nacional. ¿Sabrá Bono a que clase de proyecto le ha prestado su mesiánica imagen?

AMERICAN VISA

D: Juan Carlos Valdivia/ G: Juan Carlos Valdivia, basado en la novela de Juan de Recacochea/ F. En C: Ernesto Fernández Tellería/ M: Pepe Stephens, canciones varias/ Ed: Horacio Quiroz/ Con: Demián Bichir, Kate del Castillo, Alberto Echeverri, Roberto Barberi, Alejandro Lanza/ P: Bola Ocho Producciones, X Marca, Decine, Oscar Quintela, Consejo Nacional de Cine de Bolivia, Fidecine. México-Bolivia, 2005.

7 DIAS

D y G: Fernando Kalife/ F. En C: Gonzalo Amat/ M: Jeff Cardoni/ Ed: Hernán Aguilar/ I: Eduardo Arroyuelo, Jaime Camil, Martha Higareda, Julio Bracho, Roberto D'Amico/ P: IMCINE, Moliere Films. México, 2005.

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