El compositor y director lamenta que el arte pierda espacio en los programas educativos
Tributan homenaje a los 60 años de carrera musical de Manuel de Elías
Guanajuato, Gto., 23 de octubre. Manuel de Elías, compositor y director musical que a lo largo de seis décadas ha hilvanado sonidos y silencios, fue homenajeado en el Festival Internacional Cervantino con un concierto ofrecido por el pianista Edison Quintana y el chelista estadunidense Michael Severens.
De Elías, quien tiene la fortuna de disfrutar de las dos disciplinas, al respecto señala: "cuando soy intérprete me valgo de Manuel de Elías, compositor porque él tiene la capacidad de análisis y de penetración en la obra de los demás; y cuando estoy componiendo me sirvo de Manuel de Elías director de orquesta, porque conozco los instrumentos, el manejo de cada uno y por supuesto el uso de la voz humana que es el mejor instrumento que pueda existir".
En opinión del compositor, la música además de brindar placer es intensa, pero deplora que el arte musical todavía en algunos países no sea plenamente entendido.
"El gran problema de México es la educación, pero necesita crecer de manera homogénea para que no existan disciplinas marginadas, así desde la infan- cia estaremos preparados para elegir una profesión", explica el compositor.
De Elías considera que las manifestaciones artísticas como la música y la danza han perdido espacio en los programas educativos, situación que lamentó porque estas disciplinas "ayudan a contrarrestar la invasión del mundo comercial que está intoxicando a los mexicanos.
"El público no necesita muchas veces ninguna explicación, necesita verdades y en las acciones artísticas ya no se dan."
Durante el concierto, De Elías se mostró entusiasmado y agradeció que reconocieran su trayectoria como compositor y director musical en el contexto del Cervantino. Asimismo, comentó que su tarea fundamental durante estos 60 años ha sido hilvanar sonidos y silencios.
La música nació en él como un don y la calidad de sus más de 170 obras reflejan la intensa búsqueda de sonoridades. Por sus composiciones y afanes solidarios con la música latinoamericana ha sido distinguido con diferentes premios, como la Medalla Mozart 1991 y el Premio Nacional de Ciencias y Artes (1992).
El concierto se llevó a cabo en el Salón del Consejo Universitario con la participación del chelista estadunidense Michael Severens, quien interpretó el tríptico Homenaje a D. Shosthak. Posteriormente, el pianista uruguayo Edison Quintana, con gran calidad interpretativa, logró que del piano brotaran los sentimientos del compositor.
Fue una exquisitez escuchar la Sonata breve, ejemplo de austeridad y economía de medios, que mostró las influencias musicales de su creador.
El público que asistió al homenaje fue testigo del dominio interpretativo de Quintana y de todas las sensaciones que provocan las notas que brotaban del piano. La sutileza e intensidad de las piezas unió a los melómanos con el pianista. El homenaje fue una belleza musical que produjo un verdadero diálogo espiritual entre los asistentes.
A la Sonata breve le siguieron Aforismos fugaces, Microestructuras, propuestas aleatorias escritas por De Elías en 1966, y el Sonante I, punto de partida de una larga serie de obras así denominadas.