Usted está aquí: martes 25 de octubre de 2005 Economist Intelligence Unit Desordenado intento de unir a Sudamérica

Desordenado intento de unir a Sudamérica

La tercera parte de los jefes de Estado de la región, ausentes en la primera cumbre de la Comunidad de Naciones

Economist Intelligence Unit/The Economist

Planeada como demostración de unidad regional, la primera cumbre de la Comunidad de Naciones Sudamericanas (CNS), la cual se llevó a cabo en Brasilia el primero de octubre, estuvo definida por la ausencia de los jefes de Estado de la tercera parte de sus 12 miembros. Ni el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, quien al presente ocupa la presidencia rotatoria del Mercado Común de Naciones del Sur (Mercosur), ni el de Colombia, Alvaro Uribe, se presentaron a la reunión. Tampoco sus contrapartes de Surinam y Guyana. Néstor Kirchner, de Argentina, asistió a la cena previa a la cumbre, pero se brincó la reunión formal del día siguiente. La reunión misma careció de cohesión y dirección.

Kirchner parecía menos interesado en el futuro de la CNS que en la firma de un acuerdo de cooperación para el sector energético con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Cuando los restantes siete participantes se sentaron a la misma mesa, Chávez estuvo a punto dar al traste con el propósito diplomático del encuentro al anunciar su renuencia a firmar el comunicado final. Al cabo cedió, después de que su normalmente afable anfitrión, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, demostró su irritación de manera visible.

En una nota más constructiva, Chávez y Vázquez presentaron en forma previa una carta que sugería la creación de una Comisión del Sur, con el encargo de diseñar un plan regional estratégico para 2005-10. Pero los demás participantes rechazaron la idea. La propuesta de Chile fue que el grupo se enfocara a la creación, para 2010, de una menos politizada zona de libre comercio sudamericana. Su propuesta también fue rechazada.

Plan ambicioso

La CNS se creó en diciembre de 2004 para promover la integración de los dos bloques más grandes de intercambio comercial de Sudamérica: el Mercosur (Argentina, Brasil Uruguay y Paraguay) y la Comunidad Andina. Entre los objetivos están: diálogo político, integración de infraestructuras, cooperación en la protección del medio, integración energética, mejor integración financiera de telecomunicaciones y promoción del desarrollo social. La CNS se creó también como un vehículo para fomentar las aspiraciones del presidente Lula de llevar más agua al molino de Brasil, tanto regional como internacionalmente.

Sin embargo, otros pactos regionales económicos y de comercio no han vivido más allá de su promesa inicial, y esta última repetición está destinada más a ser una exposición de ideales que un medio para una verdadera integración. En el momento de su creación, algunos jefes de Estado incluso la criticaron porque según ellos era un modelo de integración afín a Estados Unidos, tanto, que al final se tendría una misma moneda y un pasaporte común. Sin embargo, antes de que siquiera se aproximara al modelo europeo, la CNS tendría que superar miles de obstáculos para la unidad sudamericana, como son barreras diplomáticas, políticas, económicas y sociales.

De manera realista, la nueva agrupación no puede prometer beneficios tangibles e inmediatos para la región, ni puede marcar una fecha para alcanzar sus objetivos a más largo plazo. Los presidentes esperan, claro, que el bloque sirva para dar a Sudamérica más autoridad en las negociaciones del comercio global y en foros políticos. En particular esperan que se reduzca el papel de Estados Unidos como repartidor de poderes en el hemisferio. El tamaño del bloque mismo es impresionante: 360 millones de habitantes, con un PIB combinado de más de 900 mil mdd y exportaciones por 188 mil mdd.

Sin embargo, las fuerzas centrífugas que operan en esos países son tan poderosas como las centrípetas, y han impedido que otros bloques comerciales, más antiguos, hayan fructificado. Mercosur y la Comunidad Andina han luchado ambas por alcanzar sus metas de tarifas comunes y libre comercio.

Desequilibrios comerciales entre los miembros del Mercosur y las disputas entre Brasil y Argentina, continúan exponiendo las limitaciones de la unión de aduanas en los 10 años que lleva de existencia. En el caso de la Comunidad Andina, 35 años después de su formación el grupo todavía tiene que convenir tarifas externas comunes. Aún más, varios países andinos (Perú, Colombia y Ecuador) se han separado del paquete para buscar acuerdos bilaterales de comercio con EU. Lo hacen en parte por la imposibilidad de concluir un tratado amplio de comercio para el hemisferio, el Area de Libre Comercio de las Américas, cuya fecha de arranque original, enero de 2005, no se cumplió.

La incapacidad del Mercosur y de la Comunidad Andina para llevar adelante sus propósitos pone de relieve las brechas que existen entre la retórica generosa y el estado actual de los asuntos que se refieren a la integración latinoamericana. Mientras el sueño de la integración sigue vivo y seguirá en los discursos, es probable que los países continúen vacilando entre los esfuerzos conjuntos y las acciones independientes, lo cual dependerá de sus propios intereses.

FUENTE: EIU

Traducción de textos: Jorge Anaya

 
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