Con daños, hoteles, una gasolinería y un banco
Miles de cubanos perdieron sus bienes por el huracán
Varios tramos del malecón de La Habana quedaron destruidos
Ampliar la imagen En La Habana, habitantes se dan a la tarea de limpiar sus departamentos. Hasta este martes, autoridades no hab� dado a conocer informes sobre los perjuicios FOTO Reuters Foto: Reuters
La Habana, 25 de octubre. Miles de familias de los barrios costeros de La Habana perdieron bienes y sufrieron daños de diversa cuantía en sus casas, por el impacto de la inundación que causó a su paso el huracán Wilma la madrugada del lunes.
Aunque salvaron la vida en albergues públicos o en casas de familiares y amigos, los habitantes de las zonas bajas del norte de la ciudad hacían hoy el dramático recuento de los daños, reflejado en viviendas anegadas y enseres domésticos inservibles, apilados en las banquetas.
María Luisa, una mujer que vive en la calle Quinta del céntrico barrio del Vedado, explicó que abandonó a tiempo su casa, junto con sus dos hijos, para guarecerse en el departamento de un vecino, en un cuarto piso.
"Cuando vi lo que era aquella agua me quise morir. Y cuando abrimos la casa todo estaba perdido. Todo, todo. Los colchones, las mesitas de noche, el juego de sala, el televisor."
Como todos sus vecinos de esa calle, y los de varias manzanas a la redonda, la mujer barría esta tarde el agua de su vivienda, que está en planta baja.
En la misma situación quedaron familias de los barrios de Santa Fe y Miramar, en el oeste de la capital, y de los municipios Centro Habana y La Habana Vieja, en el este.
Hasta hoy no se conocía un informe oficial de daños por Wilma y la tormenta tropical Alfa, que coincidieron al empezar la semana y afectaron los extremos oriental y occidental de la isla.
Sin embargo, no se habían reportado víctimas fatales ni heridos graves.
El hotel Riviera, muy frecuentado por turistas latinoamericanos, perdió parte de su cristalería norte y sufrió daños en el vestíbulo.
Frente al hotel, una gasolinería quedó totalmente destruida. Las bombas fueron arrancadas por la fuerza de la tormenta, que además vació la estantería de una tienda anexa. En Galerías Paseo, centro comercial cercano, se rompieron todos los cristales de la planta baja. En la misma zona el mar reventó el restaurante de mariscos Dimar.
La sucursal del Banco Financiero Internacional, en ese barrio, que estaba protegida por tablones de madera, quedó completamente al descubierto. Desde la calle sólo se ve ahora la estructura de las cajas y los muebles arrastrados por la corriente.
El hotel Deauville, en Centro Habana, también perdió su cristalería. En una franja de un kilómetro, desde ese lugar hacia el este, donde empieza La Habana Vieja, numerosas construcciones resultaron con fuertes daños. Hoy se veían los huecos de puertas y ventanas desgajadas y el mobiliario destrozado.
En varios tramos del malecón, el muro que resiste el choque del mar quedó destruido. Esa vía rápida, que bordea el litoral norte de la ciudad, sigue intransitable por encharcamientos causados por el oleaje y una nutrida cauda de rocas y desperdicios.
El mar cedió el martes y volvió a su nivel. Parte de la zona damnificada de La Habana se abrió al tránsito, pero sigue sin energía eléctrica, aunque con un fuerte resguardo policial.